Aún en medio de la vorágine tecnológica que hoy día nos resuelve muchas cosas, hay muchas razones por las cuales sigue siendo importante leer. Simple y sencillamente, la lectura nos hace más humanos. Sin libros, no habría progreso ni esperanza. Los libros nos ayudan a crecer, a madurar, nos hacen mejores. El problema es que cada vez se lee menos, sobre todo las nuevas generaciones. Pero el mundo no será un lugar mejor para vivir si mantenemos esa tendencia. Es importante reivindicar la lectura en la educación (tanto en la familia como en la escuela), y profundizar en el cómo y especialmente, qué se lee. En la universidad, por ejemplo, los estudiantes acostumbran a leer pocos libros, más bien leen artículos (papers) o antologías y capítulos de libros, pero quedan muy pocas asignaturas en las que se estudie a fondo una obra, una única obra, durante todo un semestre académico. Aunado a ello la nueva realidad tecnológica desincentiva la lectura, se promueve la búsqueda de información. La información ha sustituido a la lectura, a la escritura y, sobre todo, al estudio. Es necesaria una educación que deje de estar obsesionada por el uso –y el abuso– de las nuevas tecnologías, y empiece a pensar en los libros.
He ahí la relevancia de las ferias de libros universitarias. Son la mejor estrategia de intervención cultural que pueden hacer las universidades. Son su mejor oportunidad para motivar y arraigar el hábito de la lectura en las nuevas generaciones. Mientras muchos estudiantes asocian la lectura con el "deber" y la "obligación" académica, la Feria ayuda a romper este prejuicio. Al rodear el evento de música, arte, presentaciones y un ambiente social, la Feria convierte el libro en parte de una experiencia cultural atractiva y divertida. Es el único espacio universitario donde el libro se exhibe masivamente en su totalidad (no solo textos académicos), permitiendo que el estudiante descubra literatura de interés personal (ciencia ficción, thrillers, poesía), que puede reavivar el gusto por la lectura. El estudiante es expuesto de forma visual y física al universo editorial mientras camina por el campus. Ofrece la oportunidad para interactuar con autores, investigadores y figuras públicas a través de conversatorios, debates y talleres. Escuchar la pasión detrás de una obra, o discutir ideas de un texto, puede ser mucho más inspirador para un joven que leerlo en solitario. Además, la Feria puede ofrecer libros a precios especiales y descuentos.
El principal referente en México, es la exitosa Feria Internacional del Libro (FIL) de la Universidad de Guadalajara, la cual se ha convertido en uno de los eventos literarios más importantes del mundo y el más grande en español. A partir de su inicio en 1987, gracias al ingenio y pasión cultural del Dr. Padilla, no ha dejado de crecer en tamaño y prestigio. Anualmente reúne a más de 800,000 visitantes, más de 2,000 editoriales de la mayoría de los países del mundo, y ofrece múltiples presentaciones de libros, conferencias, talleres, conciertos, exposiciones de arte y proyecciones de cine. Pero otras universidades también han sido exitosas con iniciativas de esta naturaleza, como la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FIL Minería) organizada por la UNAM, la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI), organizada por la UNAM, la Feria Universitaria del Libro (FUL) organizada por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la Feria Nacional del Libro BUAP (FENALI) organizada por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, o la Feria Universitaria del Libro (UANLeer) organizada por la Universidad Autónoma de Nuevo León. En el sur del país, hay que destacar a la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas que celebró hace unas semanas con éxito la XII edición de su Feria Internacional del Libro (FIL-UNACH), teniendo como invitada a la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, en la se rindió tributo a Rosario Castellanos en su centenario, y en la que se desarrollaron más de 400 actividades, entre presentaciones de libros, conferencias, conversatorios, un encuentro Internacional de Editores Académicos, exposiciones y proyecciones de cine.
Al promover las Ferias de libros, las universidades reafirman su responsabilidad social como garantes y difusoras de la cultura, la ciencia y el pensamiento humanista. Son una declaración de fe en el poder transformador de la lectura. Su permanencia es vital para asegurar que las futuras generaciones encuentren en los campus no solo aulas, sino un universo de papel y tinta que les recuerde que todo gran cambio comienza con la curiosidad de una página. Hay que cuidarlas, promoverlas y aprovecharlas. ¡Que vivan las ferias universitarias de libros!
Presidente de la Asociación Mexicana de Educación Continua y a Distancia, AC.

