Texto: Francisco Cuevas
Fotos: Cortesía
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Dos hermanas mexicanas organizan a ciudadanos para producir caretas gratuitas.Todo empezó cuando Maribel Diez vio un video en Facebook, en el que la enfermera Lourdes Rodríguez Santoyo, jefa de servicio en el Hospital General Tacuba del ISSSTE, hacía un llamado a que la gente recolectara envases de refresco. Con ellos, elaboraría caretas para que el personal de su lugar de trabajo pudiera realizar sus actividades de modo más seguro en plena contingencia por el Covid-19.
“En ese momento, supe que yo podía ayudar”, dice Maribel. Si se considera que ella es ama de casa y que la mayoría de sus “empleados” no recibieron ni un solo centavo por su trabajo, podría pensarse que tiene razones para celebrar: cuando empezaron a recabar donaciones, su meta era producir 5 mil caretas.
Dos semanas después, con un equipo de amigos, familiares y muchos voluntarios han producido casi 35 mil caretas. De hecho, dicen tener todo para llegar pronto a las 40 mil. “Pero no somos un caso de éxito”, dice Maribel. “Lo seremos cuando México le gane a este virus”.
Hasta ahora han entregado 21 mil 101 caretas en más de 85 centros de salud en 15 entidades del país.
Hasta ahora han entregado gratuitamente 21 mil 101 en más de 85 centros de salud. De ese total, han enviado 4 mil fuera del Estado de México y la Ciudad de México: específicamente a Baja California, Coahuila, Colima, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz. Su lista de espera para recibir caretas es de 150 centros de salud.
Pero lo extraordinario no son los números, sino lo que está detrás de ellos: un esquema de producción único que se basa en el trabajo en equipo y las ganas de ayudar.
Línea de producción sui generis
Frente a una casa en la colonia La Herradura, en el Estado de México, una fila de cuatro coches aguarda. El auto de adelante abre la cajuela automática; una mujer sale de la casa, mete una caja ahí. Cierra. Comenta algo con la conductora antes de que ésta arranque y deje el lugar al siguiente vehículo. Quienes acaban de realizar este intercambio no se conocen en persona. Podría verse sospechoso, pero son los tiempos del coronavirus. La normalidad no es tan “normal”. En este caso, se trata de la dinámica “a distancia” con la que una serie de voluntarios reclutados a través de redes sociales recogen los materiales para ayudar en la fabricación de las caretas.
Durante el tiempo que quieran o puedan dedicar, con ayuda de un video con indicaciones y muchas ganas, trabajan desde casa para elaborar tan solo uno de los pasos que conlleva su manufactura. El siguiente eslabón de la cadena lo realizará alguien más, en otra casa. De esta manera, poco a poco toma forma la esperanza de muchos: las caretas. Una vez que se tiene el producto terminado, se empacan en cajas donadas y otros voluntarios más serán los encargados de transportarlas a los centros de salud donde fueron solicitadas previamente.
Para cuidar a quienes nos cuidan
La doctora María José Robles está haciendo la residencia en Ginecología. Es sobrina de los hermanos Diez y desde que inició el proyecto los ayuda a llevar la relación con los centros de salud. “A nosotros nos buscan quienes tienen contacto directo con los pacientes, ya sean enfermeras, residentes o médicos. Es la gente que, pensamos, le dará el mejor uso a estos materiales”, dice. Y es que los modos poco ortodoxos de la organización implican una política muy clara: si se busca entrar en su lista de espera para las caretas, basta con que se los solicite alguien que pueda identificarse como trabajador de un centro de salud. Quien sea. No hay papeleo.
“Donemos Caretas se creó con la idea de ayudar a quienes trabajan en clínicas y hospitales: desde afanadoras, camilleros o enfermeras hasta doctores o directivos. Queremos cuidar a toda la gente que trabaja ahí”, dice Maribel.
“Cada vez que nos habla alguien de algún hospital, le pedimos que tome en cuenta a toda su gente antes de hacernos la solicitud de caretas. Y las primeras que nos llaman son las enfermeras, porque son las primeras que no tienen protección. Y, claro, también les pedimos que sean responsables con la cantidad que nos piden, puesto que queremos llegar a más hospitales”, agregó la creadora de Donemos Caretas.