Por: Sandra Romandía

En 1940, Winston Churchill asumió el liderazgo del Reino Unido en medio de la más oscura de las tormentas: la guerra contra el nazismo. Su carácter, forjado en la adversidad y pulido por el peso de las decisiones, se convirtió en el ancla que mantuvo a flote a su nación. Hoy, en un escenario distinto -guardando proporciones- pero desafiante también, México enfrenta su propio abismo: el segundo mandato de Donald Trump. Con su arsenal de aranceles, deportaciones masivas y chantajes comerciales, el presidente estadounidense amenaza con golpear los cimientos económicos y sociales de nuestro país. Pero, ¿está Claudia Sheinbaum preparada para asumir el papel de líder en tiempos de crisis?

El carácter de un gobernante no se mide en los momentos de calma, sino en las tormentas. Como apuntó Aristóteles, la virtud no es un estado de reposo, sino una actividad deliberada. Sheinbaum, una académica de formación científica, enfrenta ahora el desafío de demostrar que su liderazgo no es sólo retórico, sino estratégico. ¿Será capaz de maniobrar entre la presión de un vecino impredecible y las expectativas de un pueblo que demanda soluciones concretas?

Donald Trump ha dejado claras sus prioridades: frenar el flujo de fentanilo, bloquear la influencia china y deportar a miles de migrantes. Frente a este panorama, México tiene herramientas limitadas, pero no inexistentes. Como señala Gema Kloppe-Santamaría, la interdependencia comercial con estados clave como Texas y California ofrece a nuestro país palancas de negociación. Sin embargo, estas deben usarse con precisión quirúrgica y una visión a largo plazo.

El desafío no es sólo político, sino profundamente humano. ¿Qué impacto tiene el desgaste emocional de enfrentar a un adversario como Trump en la salud mental de nuestros gobernantes? Estudios como los de Daniel Kahneman han demostrado cómo el estrés puede nublar el juicio incluso de las mentes más brillantes. En este contexto, es crucial que Sheinbaum no solo proyecte fortaleza, sino que también cuide su equilibrio interno para tomar decisiones que beneficien al país.

Mañana, realmente, comienza el mandato de Claudia Sheinbaum. No será suficiente con incautaciones récord de fentanilo o con acercamientos estratégicos a Canadá. Se necesitará carácter para negociar con firmeza, creatividad para encontrar soluciones y, sobre todo, valentía para enfrentar a un adversario que no se rige por reglas. El carácter de México y de su presidenta se forjará en las próximas semanas. ¿Será este el momento en que Sheinbaum demuestre que no solo es una presidenta de transición, sino una líder capaz de enfrentar la tormenta?

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