A Patricia, Pía y Omar con salvaje amor lepidóptero
Les invito lectores a leer la crónica después de ver este videoclip.
La monarca de las migraciones
La mariposa monarca se originó hace dos millones de años en el norte de México o el sur de Estados Unidos. Se dispersó al sur (Belice, Costa Rica y América del Sur) y mar adentro, desde Florida hasta las Bermudas y Puerto Rico; hacia el oeste, a Hawái, Samoa, Fiyi, Australia y Nueva Zelanda; y por el Atlántico, hasta Portugal, España y Marruecos. Hay poblaciones no migratorias en esos lugares y en Nueva Guinea, India, Arabia Saudita, las Azores, las Islas Canarias y las Islas Británicas.
Sin embargo, la mayor parte de la especie se distribuye en dos poblaciones migratorias reproductoras en Norteamérica. Una muy pequeña (no más de dos millones de mariposas) que recorre 500 km, desde las Montañas Rocosas hasta la costa de California y Baja California. La otra está formada por centenares de millones de mariposas que vuelan más de 4000 km, desde Canadá y Estados Unidos hasta los lugares de hibernación en México. Es la segunda migración más larga del millón de especies de insectos conocidas.
Las mariposas que hibernan en México emigran al norte y se reproducen en Texas y estados del norte y el este. Sus crías se desplazan a la mitad oriental de Estados Unidos y sur de Canadá, donde producen dos o tres generaciones más. La mayoría de los adultos que emergen en agosto migran a México, y permanecen allí en primavera. En febrero y marzo se aparean y vuelan a Estados Unidos para recolonizar sus zonas de reproducción. Las hembras ovipositan en los algodoncillos mientras migran, desde finales de febrero hasta abril.
La población migratoria ha disminuido drásticamente a causa del glifosato (que mata los algodoncillos de los que sus larvas se alimentan en EE. UU. y Canadá), la tala ilegal en México y el cambio climático global. El año pasado se registró el segundo nivel más bajo de los últimos 30 años en los sitios de hibernación –las mariposas ocuparon en total menos de una hectárea de bosque. El gobierno de Estados Unidos acaba de recomendar que esta mariposa sea declarada amenazada de extinción; México y Canadá deben hacer lo mismo. Y los tres países deben trabajar juntos para que la monarca se recupere.
Esta es la crónica de la transformación de 43 huevecillos de mariposas monarca mexicanas.
La terraza
La terraza es un ecosistema familiar en la Ciudad de México, a 2440 metros de altura sobre el nivel del mar, en donde los algodoncillos conviven rodeados por pinos, encinos y oyameles nacidos en la región de la mariposa monarca, y por otras 69 especies de plantas* que hemos sembrado o que hasta aquí han llegado. Los algodoncillos descienden de una planta madre de las Cañadas de Nanchititla que nos regaló el abuelo hace una década.
Los 43 huevecillos
El 18 de septiembre de 2024, dos mariposas monarca depositaron 43 huevecillos en las hojas y flores de los algodoncillos de la terraza. Durante 81 días observé y tomé notas de su asombrosa transformación, incluyendo más de 4000 fotografías y 220 videos cortos obtenidos con un teléfono celular, que apenas estoy empezando a analizar. Antes de marcharse, las mariposas se alimentaron del néctar de las flores. Ignoro de dónde llegaron y a dónde se fueron, aunque sospecho que no pertenecen a la población migratoria de Norteamérica.
Las voraces orugas
El 30 de septiembre nacieron las primeras orugas –como tornillos tricolores de menos de 1 cm que comían sin parar, defecaban pequeños polígonos rugosos color caoba y se contoneaban constantemente por los algodoncillos. Por lo menos 15 especies de mariposas y polillas** las acompañaron durante su desarrollo en la terraza, pues el algodoncillo es una fuente rica de néctar para muchos polinizadores.
Esta planta contiene sustancias tóxicas (glucósidos cardíacos) que las orugas de la mariposa monarca acumulan para evitar ser comidas, y su coloración llamativa se lo advierte a los depredadores. De hecho, ninguna de las 51 especies de aves*** que visitaron la terraza y sus alrededores las atacó.
Las orugas comen día y noche, crecen con rapidez hasta alcanzar 3-4 cm (dos mil veces más grandes que los huevecillos), sus patrones de coloración cambian y sus bandas amarillas, blancas y negras se marcan más. Con base en registros fotográficos, el 25 de octubre identifiqué 43 orugas diferentes.
Estoy trabajando con un software para intentar identificarlas individualmente durante su desarrollo. Todas tienen patas y cabeza negra con franjas amarillas (o sin ellas), excepto una de otra especie de mariposa que se coló en territorio monarca y las tiene completamente amarillas.
La competencia por alimento se torna cada vez más agresiva y mis esfuerzos para distribuir a las orugas más "equitativamente" son infructuosos, pues siempre regresan a los dos algodoncillos más viejos y frondosos –hasta 18 orugas se podían encontrar en cada una de esas plantas en un momento dado. De noche o al amanecer se desplazan de una planta a otra, dejando, poco a poco, pelones a los algodoncillos con su voraz apetito.
Durante 31 días, las orugas –solas o en grupos de 2-4– devoraron hojas, folículos (frutos fusiformes que contienen las semillas), tallos, flores y racimos de cimas de las que nacen las flores.
Las más pequeñas se comen principalmente las hojas, aunque a medida que crecen terminan por comerse todo. Sólo escapan las blancas y peludas semillas aéreas que, impulsadas por el viento, vuelan dispersándose como paracaídas y abandonan la terraza.
Diez orugas murieron (dos probablemente pisoteadas por alguna de las muchas ardillas que merodean por aquí y las otras por causas desconocidas), otras se transformaron en crisálidas en la terraza o cerca de ella, y las demás seguramente lo hicieron en el bosque cercano, aunque desconozco cuantas sobrevivieron.
Las sobrevivientes
Entre el 31 de octubre y el 4 de diciembre localicé 14 crisálidas diferentes; el 19 de diciembre descubrí una más.
Hasta el 22 de diciembre nueve de las 15 murieron, por lo menos tres infectadas por moscas parásitas de la familia Tachinidae, que matan muchas larvas de esta mariposa y que después de completar su desarrollo emergen por zarcillos gelatinosos blancos.
Las demás probablemente fueron infectadas por virus, bacterias o por un protozoario (Ophryocystis elektroscirrha) que ataca sólo a la monarca y a su prima, la mariposa reina.
Sobrevivieron en total 7 mariposas (incluyendo una que encontré ya desarrollada) –4 hembras y 3 machos– que volaron libres entre finales de noviembre y principios de diciembre.
Una fría mañana de diciembre la última mariposa (una hembra) remonto el vuelo desde la terraza. No sé de dónde vinieron sus progenitoras ni a dónde se fueron sus descendientes, pero sospecho que no pertenecen a la población migrante norteamericana y que se reproducen todo el año en México. Por dos razones: arribaron a la terraza más de tres meses y medio antes que las migratorias que nos visitan en diciembre-enero y su metamorfosis duró más de 60 días, mientras que en las migratorias tarda 40 días.
De hecho, hay poblaciones no migratorias de mariposas monarca en la Ciudad de México, Estado de México, Michoacán, Hidalgo, Morelos, San Luis Potosí, Guerrero, Oaxaca, Veracruz y Chiapas, pero se desconoce su grado de cruzamiento con las mariposas migratorias, y qué tan distintas son genéticamente.
Pero hoy no tengo tiempo para preocuparme por eso. Debo prepararme (por ejemplo, desinfectar los algodoncillos y así tratar de evitar los parásitos) para recibir a las mariposas migratorias que en cualquier momento llegarán a la guardería de lepidópteros reales en que parece haberse convertido esta terraza familiar. Llegarán como sólo podría haberlo imaginado Ray Bradbury (Crónicas Marcianas 1950): “A la luz de las lunas, como pétalos metálicos de flor antigua, como silenciosas mariposas de cobalto, las viejas naves se deslizaron y las máscaras brillaron hasta que el último reflejo se perdió entre las colinas”.
Videoclip. Imágenes ©Omar Vidal; producción, Omar Vidal Cendón; música, Sergio Vallín (“Historias de una Nena”, guitarra acústica y eléctrica), acompañado por Abraham Laboriel (batería), Jr. y Tony Levin (bajo).
*Vela del viento, orquídea barco, garra de león, falsa aralia, helecho despeinado, crisantemo de otoño, árbol dragón, buganvilla, higuera, hierba del cáncer, piñon, rosa de Siria, rosal de Banksia, gloria de Texas, orquídea mariposa, orquídea barco, orquídea asiática de tallo suave, medinilla, , oreja de burro, poto, planta del dinero, echeveria peluda, escila, aloe diente de tigre, crotón de jardín, camelia, hoja de bruja, hierba doncella, níspero de Japón, azalea, convalaria, acanto, rosa china, pata de elefante, hiedra, cheflera, tibuchina, enebro, azalea, bonetero, cactus estrella, crocosmia, árbol de cepillo, árbol de jade, cafeto arábico, jacaranda, begonia ala de ángel, mango, bonetero, tagete, cerezo de Jerusalén, clerodendro chino, cerraja, guajillo, capuchina, flor de Pascua, palán palán, iris africana, cruceta, tomate, agerato celestino, aguacate, lengua de vaca, cenizo, oreja de ratón, yaca, amor de hombre, espinazo del diablo y flor de princesa.
**Mariposas cometa tigre de Baja California, papilio no identificado, organillo clara, organito mexicana, parche carmesí, saltarina de cola larga común, saltarina azul de cola larga, sedosa verde, pasionaria, pasionaria de alas largas, polilla esfinge, polilla manchada de la remolacha, polilla eusarca confundida, polilla del geómetra del agracejo, gusano falso medidor del maíz (polilla), chicharra de pantano, abejas melíferas europeas y moscas domésticas.
***Chipe rabadilla amarilla, chipe oliváceo, chipe corona negra, chipe cabeza gris, chipe de Towsend, chipe lores negro, reyezuelo matraquita, vireo reyezuelo, saltapared cola larga, saltapared común norteño, salta pared barranqueño, carpintero mexicano, huilota común, carpintero albinegro mayor, carpintero albinegro menor, sastrecillo, picogordo degollado, picogordo tigrillo, mirlo dorso canela, mirlo garganta blanca, mirlo primavera, cardenal rojo, gorrión cantor, gorrión doméstico, maullador gris, mosquero del Pacífico, colorín azul, pinzón mexicano, tirano chiblú, colibrí garganta azul, colibrí pico ancho norteño, sastrecillo, piranga capucha roja, piranga roja, mosquerito chillón, centzontle norteño, zorzal moteado americano, zorzal cola canela, zaral piconaranja, clarín jilguero, papamoscas negro, papamoscas chico, papamoscas José María, papamoscas de Hammond, tortolita cola larga, rascador moteado, tapacaminos cuerporuín mexicano, vireo de Cassin, junco ojos negros, garcita verde y zumbador canelo.