Mi solidaridad con Acapulco, los acapulqueños y los guerrerenses en la tragedia y en estas horas sombrías.
Aztlán, Triángulo del Sol, Perla del Pacífico, Paraíso perdido encontrado en la Nueva España. Acapulco son playas de ensueño de los años 50s y 60s para mexicanos, latinoamericanos, estadounidenses. Ciudad de los Reyes, Acapulco de Barra Vieja y Pie de la Cuesta, Acapulco tradicional, dorado, diamante, diáfano, multicolor. Acapulco playa, Acapulco noche, Acapulco fiesta, Acapulco luna de miel.
Acapulco es música inolvidable, es voces, letras de amor. De Elvis Presley (Fun in Acapulco), de Neil Diamond (Acapulco) y de Luis Miguel (Acapulco amor). Y, cómo olvidar, el “Acuérdate de Acapulco de aquellas noches, María Bonita, María del Alma”de María Bonita de Agustín Lara. O, “Tú eres el amor del cual yo tengo el más triste recuerdo de Acapulco” de Amor eterno de Juan Gabriel. El Acapulco de Tito Puente.
Acapulco también son galeones españoles de Manila y esclavos negros y cimarrones. Acapulco sitiado, atacado por corsarios, desmantelado, desamparado. Acapulco es expropiación de tierras ejidales, supercarreteras y turismo de masas nacional y estadounidense favorecido por la Revolución Cubana. Paraíso o infierno nocturno, trasatlántico, nacional, hollywoodense.
Acapulco, o simplemente Aca. Cosmopolita, manos de colores disímiles que parten verdes carrizos. Puerto, bahía, costa sin límites, gente amable y solidaria. Primera Riviera mexicana paraíso del jet-set criollo e internacional. Acapulco fue Cancún antes de que Cancún existiera. Grandes y lujosos hoteles de los 1930s, la Segunda Guerra Mundial, el presidente Ávila Camacho y su “peso contra peso”.
Pero Acapulco es, sobre todo, oportunidades desperdiciadas por la avaricia, los malos gobiernos, la masificación mal planeada del turismo a expensas del medio ambiente. Paraíso casi perdido.
Acapulco de 28,000 habitantes en 1950 y de 1 millón de habitantes en 2023. Acapulco Hilton, Acapulco Hyatt, Acapulco Princess, Acapulco Western, Acapulco Sheraton, Acapulco Holiday Inn, Acapulco Fiesta Americana, Acapulco Marriott, Acapulco Meliá. Avance de la mancha urbana sin ton ni son, industrias que ensucian, aguas negras que enferman, basura que deprime y la deforestación y la erosión y la contaminación del mar. Acapulco violento, Acapulco tomado por el crimen organizado.
Acapulco casi ignorado…hasta 2023, el año más caliente registrado en el planeta. Hoy la destrucción y la tragedia azotan las costas del Océano Pacífico; parece que nos hemos acostumbrado a que azoten las del Mar Caribe.
El 25 de octubre llegó a Acapulco Otis, un huracán que velozmente alcanzó la categoría 5 –y superó en rapidez de intensificación y furia al huracán Patricia de 2015. Otis probablemente sea resultado de un mar más caliente y de El Niño, afirman los científicos. Y, con él llegó la pesadilla a Acapulco. Vidas perdidas, viviendas arrasadas, economías rotas, empleos y sueños truncados, miles de compatriotas en el desamparo, la desesperanza.
Acapulco y México no estaban preparados. Acapulco corazón de Guerrero, el estado con más pobreza en México. Acapulco de terremotos y huracanes desde que se tiene memoria. ¿Que no se esperaba? ¿Que nadie avisó? ¿Qué nadie se mueva? Atascado, caminando en el fango, desorientado en medio de la nada. Ocaso del poder, principio del fin.
En noviembre de 2020 me preguntaba en EL UNIVERSAL sobre las implicaciones de los famélicos recursos (1.1% del presupuesto) para atender el cambio climático aprobados por la Cámara de Diputados en el Presupuesto de egresos de la federación 2021. Y sobre el impacto de ese machetazo presupuestal legislativo en la Ley general de cambio climático y el bienestar de los mexicanos. Hoy no estamos mucho mejor. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad, los recursos para la mitigación y adaptación al cambio climático en México son sólo 2.6% (46 mil millones de pesos) de los 9.06 billones de pesos de gasto público en el 2024; mientras que se destinarán 120 mil millones de pesos al llamado Tren Maya, .
México es uno de los países más vulnerables al cambio climático. Entre 2000 y 2022, 6.2 millones de mexicanos fueron afectados por tormentas tropicales y huracanes, 2.5 millones fueron impactados por sequías y 3.6 millones fueron asediados por inundaciones, de acuerdo con el informe Panorama de los Desastres en América Latina y El Caribe 2000-2022, publicado en septiembre de 2023.
Se sabía.
Lo sabía el gobierno federal: el Consejo Nacional de la Evaluación de la Política de Desarrollo Social, la Secretaría de Gobernación, la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, la Comisión Nacional del Agua, el Instituto Nacional de Salud Pública y otras instituciones.
Lo sabía la Cámara de Diputados y lo sabía el Senado de la República.
En una encuesta publicada en septiembre pasado por el Banco Europeo de Inversiones, 93% de los mexicanos exigieron al gobierno medidas más estrictas para enfrentar el cambio climático y 75% de los encuestados cree que tendrán que migrar a otro país por la crisis ambiental –siete de cada 10 dijeron que sus ingresos se han reducido por el clima, 5 de cada 10 dijeron haber tenido restricciones de agua. Y 87% sostiene que México debe aumentar la inversión en energías renovables.
Acapulco puede y debe renacer entre las ruinas. Pero, esta vez, su desarrollo tiene que ser planeado, estratégico, justo y solidario, transparente y consensuado con los acapulqueños, respetando el medio ambiente y preparándose mucho mejor para enfrentar los impactos del próximo huracán que sin duda llegará, tarde o temprano.