A comienzos de la semana en curso, Mark Zuckerberg, principal propietario de Meta Platforms, a través de la plataforma digital Instagram anunció la eliminación de su verificador de datos y la redefinición de las políticas comunitarias en Meta “para garantizar la libertad de expresión”.
Zuckerberg también informó sobre la alianza que ha establecido con Donald Trump para “rechazar a los gobiernos alrededor del mundo que están persiguiendo a empresas americanas y empujando a que se censure más”.
Para justificar el viraje en las políticas de Meta Platforms, Zuckerberg afirmó que pretende “regresar a las raíces de libertad de expresión en Facebook e Instagram”.
Zuckerberg pretende invadir un territorio político que Elon Musk pretendía reservar para sí: ser reconocido en el círculo íntimo de Donald Trump como un soldado incondicional del hoy presidente electo.
Mark Zuckerberg y Elon Musk no precisamente simpatizan. Sus diferencias parecen profundas. Incluso llegaron al extremo de agendar una fecha para sostener un combate en jaula: el 26 de agosto de 2023.
De acuerdo con lo asentado en una nota de Wes Davis publicada en "The Verge”:
Todo comenzó en junio debido a una grabación de una reunión interna de Meta que escuchó “The Verge”, en la que el director de producto de Meta, Chris Cox, dijo que Threads, el competidor de Meta en Twitter, sería "dirigido con sensatez" en un claro golpe al reinado de Musk en Twitter. Cuando un usuario de Twitter advirtió a Musk sobre el entrenamiento de jiu-jitsu de Zuckerberg, Musk respondió que estaba "preparado para una pelea en jaula si es así". Zuckerberg aparentemente aceptó en una publicación de Instagram el mismo día.
Los grandes barones de las redes sociodigitales efectivamente parecían dispuestos a ofrecer al respetable público una función VIP del “Club de la pelea de los supermillonarios” —ambos forman parte del ‘top ten’ de los hombres más ricos del mundo, según Forbes—. Sin embargo, el esperado combate no se concretó.
La estrecha relación que ha conseguido articular Elon Musk con Donald Trump, resultado de un detallado, cuidadoso y costoso cabildeo, definitivamente debe resultar particularmente incómoda para Zuckerberg, quien oportunamente advirtió la necesidad de implementar algunas medidas precautorias.
En julio de 2024, por ejemplo, Meta anunció que había eliminado las condiciones especiales que había impuesto a las cuentas de Donald Trump en Instagram y en Facebook. La referida sanción fue determinada por Mark Zuckerberg en 2021, cuando agonizaba el mandato de Trump.
Trump, todavía presidente en funciones, fue expulsado de las referidas plataformas digitales debido a los mensajes y comentarios que publicó, denunciando como fraudulentas las elecciones presidenciales celebradas en Estados Unidos el 3 de noviembre de 2020.
El desenfrenado activismo desplegado por Donald Trump en las referidas plataformas digitales, en gran medida detonó el furioso asalto al Capitolio, registrado el 6 de enero de 2021.
Twitter, hoy X, propiedad de Elon Musk, por razones similares también decidió desactivar la cuenta de Trump. En respuesta a las sanciones impuestas por Meta Platforms y Twitter, Trump decidió centrar su proselitismo en su red sociodigital: Truth Social.
En los años recientes Trump se ha dedicado a incrementar su extensa colección de escándalos y demandas.
El viernes 10 de enero, a 10 días de asumir formalmente la presidencia de Estados Unidos ha sido condenado a "libertad incondicional" por un tribunal de Nueva York, por el caso de soborno a la exactriz porno Stephanie Clifford, conocida como 'Stormy Daniels'.
Sin embargo, el capital político del personaje naranja fue suficiente para asegurarle el triunfo sobre Kamala Harris, la candidata del Partido Demócrata, en las recientes elecciones presidenciales celebradas el martes 5 de noviembre.
Si bien la diferencia por votos electorales pareció un triunfo contundente para Trump, quien ganó 312 votos electorales y Kamala 226, al considerar el número de votos ciudadanos (77.303.573 votos para Trump y 75,019,257 para Harris) la diferencia no precisamente resulta abrumadora: 2,284,316 sufragios.
El cortejo a Trump resultará caro para Zuckerberg. Él lo sabe y no escatimará recursos. Por ejemplo, anunció que desplazará su equipo de moderación de California —un estado demócrata—, a Texas —estado republicano.
La abrupta decisión de Zuckerberg, quien hoy se revela como un entusiasta defensor de la libertad de expresión, tendrá repercusiones muy negativas para los usuarios.
Bajo las nuevas políticas de moderación relajadas de Meta, las mujeres —afirma Axios— “pueden ser comparadas con objetos domésticos, los grupos étnicos pueden ser llamados "inmundicia", los usuarios pueden pedir la exclusión de los homosexuales de ciertas profesiones y las personas pueden referirse a una persona transgénero o no binaria como un "él."
Las nuevas políticas no solo podrían propiciar la proliferación de discursos de odio en las redes sociodigitales; peor aún, podrían contribuir a que los discursos de odio trasciendan el mundo digital, y deriven en el mundo real en conductas de odio, actos de violencia a mujeres, la población transgénero, homosexuales, e inmigrantes.
Todo parece no importar a Mark Zuckerberg. Él es pragmático y resolutivo. Hoy solo pretende ser reconocido como “un soldado del presidente”.