Durante los últimos días del mes de agosto, el nerviosismo en Google y en Alphabet eran evidentes. La inminente celebración del vigésimo séptimo aniversario de la compañía -Google fue fundada el 4 de septiembre de 1998- podría haberles resultado sumamente amargo.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos y los fiscales de varios Estados no solo demandaron a Google por ejercer un monopolio ilegal en el mercado de las búsquedas digitales; además, no dudaron en proponer la desinversión forzosa de activos clave de la compañía.
La sentencia del juez federal Amit Mehta podría resultar desfavorable a Google, el cual podría ser obligado a desprenderse del navegador Chrome. Para colmo, el referido magistrado parecía tener a Google en la mira.
En 2023, en otro juicio contra Google, Mehta determinó que Google había infringido la ley antimonopolio de Estados Unidos al establecer y mantener un monopolio en el negocio de búsquedas en línea. “Google es un monopolista y ha actuado como tal”, señaló en la sentencia.
Durante su mandato (2021-2025), el presidente Joe Biden impulsó una cruzada contra las prácticas monopólicas de las grandes compañías tecnológicas. Google recibió varias demandas. Los demandantes señalaron que incurría en prácticas contrarias a un sistema de competencia efectivamente abierto.
El martes 2 de septiembre, el juez Amit Mehta determinó que Google no tendrá que vender el buscador Chrome. Open AI y Perplexity -entre otras firmas de tecnología- se quedaron con las ganas de poder despojar a Google de Chrome.
El fallo emitido por el referido juez, el cual comprende 230 páginas, obliga a Google a compartir los datos de búsquedas con los competidores.
El juez Mehta además prohibió a Google celebrar contratos de exclusividad que obliguen a los usuarios a utilizar Chrome, así como Google Search, Google Assistant y Gemini -la aplicación basada en inteligencia artificial-.
En resumen, Google conserva Chrome y podrá seguir pagando a Apple y a otros socios por el tráfico de búsqueda. Sin embargo, tendrá que compartir datos con la competencia.
El veredicto del juez Mehta representa una importante victoria para Google en el caso antimonopolio que el Departamento de Justicia de Estados Unidos interpuso contra la compañía en 2020.
El veredicto del juez Mehta no contribuye a contener la vocación monopolista de Google, y diluye la posibilidad de establecer indispensables equilibrios en el ecosistema digital. Google gana y prácticamente todo sigue igual.
La victoria de Google también representa un triunfo para todas aquellas firmas de tecnología que enfrentan juicios por prácticas monopólicas, como Amazon, Apple, Meta y Microsoft, entre otras.
Para justificar el sentido de su veredicto, el juez Mehta señaló que el panorama del mercado de las búsquedas digitales ha cambiado con la introducción de la inteligencia artificial general (IAG).
El magistrado considera que la IAG se proyecta como un factor clave que desafía el dominio de Google en el mercado de las búsquedas digitales.
Tras conocer el veredicto, Google publicó el siguiente comunicado en algunas redes virtuales:
“La decisión de hoy reconoce lo mucho que ha cambiado el sector con la llegada de la IA, que ofrece a los usuarios muchas más formas de encontrar información. Esto subraya lo que hemos estado diciendo desde que se presentó este caso en 2020: la competencia es intensa y las personas pueden elegir fácilmente los servicios que desean (…)
“Ahora, el tribunal ha impuesto límites a la forma en que distribuimos los servicios de Google y nos obligará a compartir los datos de búsqueda con nuestros competidores. Nos preocupa cómo estos requisitos afectarán a nuestros usuarios y a su privacidad, y estamos revisando la decisión detenidamente. El Tribunal reconoció que la desinversión de Chrome y Android habría ido más allá del enfoque del caso en la distribución de búsquedas y habría perjudicado a los consumidores y a nuestros socios. Como siempre, seguimos centrándonos en lo que importa: crear productos innovadores que la gente elija y adore”,
Durante la campaña de Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos, el candidato republicano prometió proteger los intereses de las grandes empresas de tecnología, las cuales realizaron considerables aportaciones a su campaña.
Con los dueños de las grandes firmas de tecnología, Trump se comprometió a desactivar la ofensiva antimonopolista desplegada por el presidente Joe Biden.
Trump comprende que, ante el formidable despliegue de la industria tecnológica de China, las grandes firmas de tecnología estadounidense observan un rol estratégico.
Todo parece indicar que, efectivamente el presidente Trump pretende liberar el camino de las grandes firmas tecnológicas, manteniendo, claro, un efectivo control sobre éstas.
Razonar que la IAG podría contribuir a la autorregulación de mercados -como si se tratara de una varita mágica-, evita a Google el tener que asumir responsabilidades y responder a incómodos cuestionamientos por prácticas monopólicas.
Google incluso puede apelar el veredicto del juez Mehta ante la Corte Suprema de los Estados Unidos. Seguramente lo hará. Google parece haber relegado al olvido aquel legendario lema que representaba un motivo de orgullo en sus orígenes: “don't be mean”.






