Hace unos días, mi colega Gabriel Pérez Salazar, destacado investigador en la Universidad Autónoma de Coahuila, publicó en Internet el libro Uso del ChatGPT y otros LLMs en los entornos educativos.
El oportuno y valioso texto de Gabriel, sumamente didáctico, resulta muy recomendable para quienes, desde la academia, deseamos comprender mejor el impacto de la IA generativa en el complejo imaginario de la educación.
La popularidad de ChatGPT se ha convertido en motivo de gran preocupación entre algunos académicos.
Después de la penosa exhibición de los plagios que cometió la ministra Yasmín Esquivel Mosso en la elaboración de sus tesis de licenciatura y doctorado -quien entonces no pudo contar la IA generativa-, los profesores nos preguntamos qué podríamos esperar de cualquier estudiante dispuesto a valerse de ChatGPT para la realización de sus deberes, la elaboración de textos académicos o en su tesis de grado. La impunidad estimula la imaginación.
En un trabajo para Latinus, Guillermo Sheridan exhibió el plagio que cometió la ministra Yasmín Esquivel en la tesis de licenciatura que presentó en 1987 en la Facultad de Estudios Superiores de Aragón, para obtener la licenciatura en derecho.
La tesis original fue presentada un año antes, en 1986, por Edgar Ulises Báez Gutiérrez para titularse también por la Facultad de Derecho.
Los títulos de ambas tesis resultan sospechosamente similares. El título de la tesis original -la realizada por Báez Gutiérrez- es “Inoperancia del sindicato de los trabajadores de confianza del Artículo 123 constitucional apartado A”.
El título de la tesis que Esquivel Mosso presentó en 1987 es “Inoperancia de los sindicatos en los trabajadores de confianza del artículo 123 apartado A”.
Los contenidos, estilo, referencias y conclusiones en ambas tesis son idénticos.
A petición de la ministra, Martha Rodríguez Ortiz, la asesora de ambos tesistas, publicó una carta en la cual afirmó que el trabajo de Esquivel Mosso es original, y que no es un plagio como afirmó Sheridan.
Rodríguez Ortiz fue despedida de la UNAM.
Posteriormente, una investigación realizada por El País exhibió que la ministra Esquivel Mosso, quien entonces aspiraba ocupar la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, también había incurrido en evidentes plagios en la tesis doctoral que presentó en la Universidad Anáhuac.
José Antonio Núñez Ochoa, el asesor de la tesis doctoral de Esquivel Mosso, inclusive afirmó que, bajo coacción, la ministra Esquivel le pidió redactar una carta para afirmar que la tesis doctoral de Esquivel Mosso admitía ser considerada “sobresaliente”.
Núñez Ochoa omitió explicar si también fue objeto de algún tipo de coacción en el desarrollo de la tesis doctoral de Esquivel Mosso, para justificar el hecho de haber pasado por alto los evidentes plagios que presenta.
Núñez Ochoa corrió con mejor suerte que Martha Rodríguez. No fue despedido de la U. Anáhuac.
Gracias a la influencia que la ministra Esquivel Mosso ejerce en nuestro atribulado sistema de impartición de justicia, a la UNAM se ha impedido dar conocer los resultados de la investigación que realizó para constatar la originalidad de la tesis de licenciatura de Esquivel Mosso.
Por supuesto que la ministra Esquivel Mosso no recurrió ni a Bard ni a ChatGPT en la elaboración de las referidas tesis.
La necesidad de la alfabetización en materia de IA generativa
Mientras en México discutimos la pertinencia de los contenidos en los libros de texto gratuitos, en Estados Unidos, el tema del uso de ChatGPT en las actividades escolares ha estimulado el desarrollo de interesantes debates.
A un año del despegue de la IA generativa, la alarma inicial entre los educadores ha cedido el paso a posiciones menos radicales, pragmáticas.
Los estudiantes definitivamente han advertido las ventajas que abre la IA generativa para fabricar información.
Muchos jóvenes, con sincera naturalidad comprenden la IA generativa como una lógica extensión de Google. Un Google inteligente, sin anuncios inútiles.
La proliferación de plagios en la academia también abre oportunidades de negocio. Turnitin, el popular detector de plagio ha desarrollado una herramienta de detección de IA que permite identificar qué partes de un texto pueden haber sido generadas por una IA.
La mejor fórmula es mucho más sencilla. Para evitar que los alumnos limiten el empleo de la IA generativa a copiar textos, resulta indispensable enseñarles a utilizarla mejor.
El plagio, efectivamente representa una posibilidad en el empleo de la IA generativa; sin embargo, la adecuada capacitación abre las puertas a un uso muy productivo, susceptible de estimular el pensamiento crítico y la generación de nuevo conocimiento. Ello implica que los educadores comprendan la necesidad de comprender y utilizar IA generativa.
Si antes consideramos la alfabetización mediática como una necesidad, posteriormente la alfabetización digital como indispensable, hoy debemos reparar en la importancia que admite la alfabetización de IA generativa, la cual permitirá obtener los mejores dividendos posibles en una revolución educativa en puerta.
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