Hace un año, México estaba detenido por un confinamiento casi absoluto que buscaba evitar la propagación del virus causante de la covid19. Hoy seguimos sin tener un medicamento específico y exitoso para la covid19, la gran mayoría de los medicamentos con los que se experimentó fueron finalmente descartados.

Pero el evento que realmente ha venido a mejorar las expectativas del mundo respecto al futuro cercano ha sido la vacuna, o mejor dicho, las vacunas. Científicos de todo el mundo se abocaron a buscar la ansiada vacuna, y esta ha llegado de múltiples orígenes y tecnologías. Existen ya vacunas confiables de Estados Unidos, China, Rusia, Inglaterra, además de otras de las que aún se sabe poco en el país, como las provenientes de la India o Cuba.

Pero la creación de las vacunas no ha sido una solución mágica. Tras su invención, el siguiente reto ha sido la producción en las cantidades necesarias para inmunizar a toda la población mundial. Debido a que la producción no ha tenido la velocidad requerida, la distribución y aplicación también serán procesos que tomen algunos meses, si no es que años, en alcanzar a toda la población.

La vacuna, cualquiera de ellas, se ha vuelto un objeto sumamente deseado, de altísima demanda, que, sin embargo, es de difícil acceso porque los fabricantes han dado prioridad a sus propios países, y porque la comercialización se ha hecho casi exclusivamente con gobiernos nacionales.

El gobierno de México ha buscado comprar vacunas por todo el mundo, y ha iniciado el proceso de vacunación de las poblaciones más golpeadas por la enfermedad: el personal médico (del sector gubernamental) y los adultos mayores de 60 años.

Este mes, el Institute for Global Health Sciences publicó el estudio de caso “La respuesta de México al Covid-19”, duro documento que concluye que hubo “deficiencias en el modelo de manejo de la emergencia” e “incapacidad para reconocer errores y corregir las políticas una vez que los supuestos iniciales resultaron inválidos”. También critica la falta de comunicación clara, la política de pruebas “excesivamente restrictiva” o la subestimación por parte de la vigilancia epidemiológica, sólo por mencionar algunas conclusiones del estudio1.

Desafortunadamente, la situación actual de alta demanda y lenta oferta de vacunas en nuestro país favorece a los oportunistas que, aprovechándose de la desesperación de la gente, roba o falsifica vacunas para ofertarlas a altísimos precios en el mercado negro. La ventana de oportunidad se cerrará conforme avance la vacunación, pero mientras la gran mayoría de la población no haya sido vacunada, habrá quienes se arriesguen a adquirir vacunas de calidad y origen poco confiable.

Las autoridades sanitarias y de seguridad pública tienen una ventana idéntica que la recién mencionada, pero en sentido inverso. Deben apresurarse a identificar y sancionar a quienes se aprovechen de la urgencia de las personas y cometan delitos como robo o fraude.

Por último, la vacunación representa una ventana de oportunidad para que el gobierno mejore la percepción del manejo que ha dado a la pandemia desde sus inicios. El recibir la vacuna, o que la reciban nuestros seres queridos, es un gran alivio recibido de parte del gobierno, y aunque se pudiera acusar el uso político o incluso electoral de la vacuna, lo cierto es que sería mezquino pedir que se suspenda en tiempo de elecciones. Lo que sí se puede pedir es que se aplique con criterios transparentes y con el mayor avance posible.

Carlos Iván Martínez Medrano
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
@martinisivan


 


1 Institute for Global Health Sciences (2021). La respuesta de México al Covid-19: Estudio de caso. Consultado en https://globalhealthsciences.ucsf.edu/sites/globalhealthsciences.ucsf.edu/files/la_respuesta_de_mexico_al_covid_esp.pdf

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