Por Ramiro Macías Ortiz

Con el enfoque psicosocial se identifica que otras personas han vivido lo que yo viví.

El tratamiento psicosocial a las víctimas de violencia y a la vulneración o menoscabo de sus derechos fundamentales representa un enfoque que permite atenderlas desde diferentes ámbitos de acción, a saber: personal, social y comunitario.

El Enfoque Psicosocial radica en procesos de Acompañamiento Psicosocial, en los cuales se prioriza el estar con las víctimas, ponerse al lado de ellas, y colocarlas en el centro de la atención desde una perspectiva no asistencialista que coadyuve a su fortalecimiento para confrontar el proceso de búsqueda de justicia. Dicho acompañamiento debe ser personal, familiar y comunitario para restablecer a las víctimas en su integridad, identidad, dignidad y tejido social, así como en la reparación de los derechos vulnerados.

Este enfoque no depende de la buena intención o disposición de las autoridades: de los equipos jurídicos, policiales, ministeriales o de aquellos denominados de atención a víctimas; ni se trata de repetir continuamente la historia vivida en los eventos delictivos, para fragmentar la vivencia desde una perspectiva jurídica, psicológica, social, médica; fragmentación que implica revictimización. Como lo indica Carlos Marín Beristaín, cuando la atención a las víctimas se centra, por ejemplo, en lo jurídico, se pierden de vista sus necesidades, con lo cual se gana un caso, pero se pierde un proceso.

La atención psicosocial consiste en un replanteamiento de conceptualizaciones y teorías desde las cuales se explicaban los padecimientos emocionales que se generan en las victimas, y que, por lo general, se restringían a una clasificación de trastornos de acuerdo con determinados signos y síntomas estandarizados. En este enfoque se requiere identificar los recursos que tienen las víctimas para afrontar las situaciones de las que fueron objeto y aquellos mecanismos que ponen en marcha a partir del evento delictivo.

Asimismo, es necesario focalizar los recursos y mecanismos con los que ya contaban antes de que el hecho delictivo sucediera, es decir, la construcción de su historia de vida y de sus características contextuales, ya que a partir de ellas se observa, con plena claridad, que el impacto del delito deja huella no sólo en la víctima y en sus familiares, sino que afecta a lo comunitario y a los entornos en donde se origina: transforma su modo de vida, dando paso a otras formas de adaptación y regulación. Cualquier hecho delictivo, deja secuelas en lo colectivo, su organización, las maneras de vivir, la cultura de la legalidad y la impartición de la justicia.

Se busca el empoderamiento y autonomía de la víctima, no su sustitución en la búsqueda de la justicia, sino su papel protagónico en la acción. No se trata de una labor exclusiva de los policías, Ministerios públicos, psicólogos, y demás

profesionales; es un trabajo multidisciplinario transversal en donde las Instituciones, las víctimas y sus comunidades tienen un papel fundamental y que debe operar de manera coordinada.

De este modo, proponer acciones de acompañamiento desde un enfoque psicosocial, implica la comprensión de los diferentes ámbitos que se vieron afectados por el delito, en las personas, las familias y las comunidades; cuya comprensión contextualizada permite un abordaje integral de la situación, que dé respuesta a las necesidades de acompañamiento y propenda por la transformación de las situaciones y contextos que posibilitaron su victimización.

Por lo tanto, el abordaje psicosocial permite la deconstrucción de la víctima como ser pasivo ante el evento delictivo y su resignificación como ser activo, sujeto y no objeto de la acción.

Por otro lado, el temor a la no revictimización que tienen las autoridades en la atención a las víctimas paraliza a los equipos de atención. Por ello es importante la creación de un sistema de gestión de la información que permita a los diferentes actores institucionales, a través de fichas o registros y la comunicación interinstitucional, el conocimiento de los eventos delictivos.

Asimismo, el enfoque psicosocial debe incorporarse de manera transversal a diferentes niveles, desde actitudes y comportamientos, herramientas teóricas y prácticas para el trabajo con las víctimas, hasta el involucramiento directo de las Instituciones, mejora o implementación de medidas organizativas que posibiliten el trabajo multidisciplinario, análisis del conjunto de los casos, acciones de seguimiento y estrategias de acompañamiento integral a las personas vulneradas y a sus comunidades.

El Observatorio Nacional Ciudadano brinda atención a las víctimas de delito en los tres niveles comunitario, familiar y personal lo que permite un mejor acercamiento al fenómeno.

Director de Atención a Víctimas

Observatorio Nacional Ciudadano

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