“Una tarde me fui, hacia extraña nación, pues lo quiso el destino, pero mi corazón se quedó frente al mar” escribió Noel Estrada hace casi 80 años a su hermano, quien había sido obligado a trasladarse de Puerto Rico a Panamá durante la Segunda Guerra Mundial. El espacio vivido solo adquiere sentido cuando nos alejamos, cuando partimos -por voluntad o fuerza-, cuando migramos.
México atraviesa por una crisis migratoria que se ha intensificado durante los últimos años en sus fronteras, a causa de la violencia y la pobreza que asola a los países centroamericanos y caribeños, y ante la presión económica debido a los Acuerdos de Washington[
], los cuales implicaron desplegar a la Guardia Nacional, y con ello, cesar la amenaza de un posible aumento arancelario.
Intensificado por la pandemia, el crecimiento del flujo migratorio aumentó drásticamente, en contraste con otros años, y contabilizó su mayor en 2021. De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, de enero del 2013 a noviembre de 2021 se han presentado 294,378 solicitudes de refugio. Sobresale que solo en 2021 esta cifra sumó 123 187 (41,9%).
Asimismo, la Unidad de Política Migratoria informó de un incremento este año en el número de adolescentes (11 a 17 años) e infantes (menores de 11 años) que viajaban acompañados o solos rumbo a los Estados Unidos, lo cual resulta particularmente peligroso si consideramos las existentes de inseguridad y violencia en nuestro país.
La misma Unidad indicó que entre enero y octubre del 2021, al menos 747 personas extranjeras en situación migratoria manifestaron haber sido víctimas de algún delito en su tránsito por México. El Instituto Nacional de Migración dio a conocer que atendió entre enero y agosto de 2021 requerimientos por delincuencia organizada, trata de personas y tráfico de órganos por parte de autoridades judiciales para la integración de carpetas de investigación[
], apenas un ejemplo de los delitos a los que se enfrentan los migrantes en su trayecto.
La política migratoria mexicana optó por el despliegue de las fuerzas armadas en las fronteras sureñas, situación que ha conllevado un cambio en las rutas de los migrantes, quienes se internan por senderos más inseguros como manglares y zonas selváticas, o bien, optan por viajar en condiciones inhumanas de movilidad.
Muestra de ello son los 55 migrantes que perdieron la vida y los 115 que resultaron heridos, entre ellos 19 menores de edad provenientes de Guatemala y Honduras, tras el choque del tráiler en el que viajaban hacinados en una carretera chiapaneca el 10 de diciembre del 2021.
El tráfico de migrantes se ha vuelto un negocio fructífero para polleros que recurren a prácticas cada vez más arriesgadas en las que la integridad de las y los migrantes está en vilo. En este escenario no se puede descartar la posibilidad de que exista una participación importante por parte de las autoridades en las redes de contrabando de migrantes[
], principalmente porque los puntos de inspección están controlados por el INM.
Mientras que las vías y los tramos carreteros son patrullados por la Guardia Nacional, así como por policías estatales y municipales. Frente a este complejo panorama resulta necesario asegurar que las funciones asociadas con el control migratorio, así como su asistencia y atención, sean realizadas por cuerpos de seguridad que comprendan la importancia de proteger y garantizar los derechos humanos de las personas que se encuentran en movilidad, así como incluir enfoques diferenciados de protección a poblaciones vulnerables: mujeres, niñas, niños, adolescentes, personas con discapacidad, personas de la comunidad LGBTTI+, por mencionar solo algunas.
Hoy en día el país se encuentra en un escenario en el que el tema migratorio se ha colocado como una agenda pendiente en la que los éxodos se intensifican, en el que la distancia, la ausencia, la violencia, la desaparición y la muerte acompañan al migrante en su huida y en su búsqueda de la tierra prometida, citando a Noel Estrada “Me voy…pero un día volveré, a buscar mi querer, a soñar otra vez”.
@ant_amar
[1] Diversas negociaciones entre los presidentes Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador permitieron en los primeros días de junio de 2019 alcanzar un acuerdo migratorio a cambio de impedir la imposición de aranceles a todas las importaciones mexicanas y apresurar la ratificación del T-MEC. https://bit.ly/3q7vM0i
[2] Gamboa, V. (2021). “Atiende INM 431 requerimientos por delincuencia organizada, trata de personas y tráfico de órganos”. El Universal. https://bit.ly/31Z1wwg
[3] Se puede consultar Izcara, S. (2014) “La contracción de las redes de contrabando de migrantes en México” Revista de Estudios Sociales (48). https://bit.ly/3yv2lsA