Por Ángel Serrano Gálvez

Cuando empiezas a estudiar sobre políticas públicas en materia de seguridad pública en México, sin importar desde qué ángulo lo hagas, o si lo haces desde la academia, sociedad civil o gobierno, eventualmente llega a ti la anécdota de cierto alcalde, en cierto municipio, de cierto partido que cuando recibió cierto recurso para reducir la incidencia delictiva en su localidad, la intuición lo llevó a usar ese recurso para comprar lentes a los niños de la comunidad, y de acuerdo con su criterio así evitar que estos se convirtieran en futuros delincuentes.

De lejos, esta anécdota suele ser tomada con ironía, ya que se ve lejana que ésta sea la forma en la que se piensan las acciones que tienen como objetivo reducir la incidencia delictiva, el problema viene cuando uno comienza a observar distintas acciones realizadas por parte de la autoridad y empiezas a identificar que el caso de los lentes más que un caso aislado es la norma, y que la mayoría de las acciones que se venden como políticas públicas, tienen su origen en ocurrencias y rara vez en la evidencia.

La alcaldesa de Iztapalapa en colaboración con la jefa de gobierno presentó una serie de acciones, a manera de programa, con el objetivo de colocar luminarias distribuidas en la alcaldía, en la calzada Ermita Iztapalapa, que es una de las principales arterias en ser intervenidas.

Aunque me da gusto que después de muchos años al fin se utilicen recursos para mejorar la alcaldía en donde nací, también me preocupa mucho la forma en la que se presentan y se pensaron este tipo de acciones, más aún al considerar que falta relativamente poco para la jornada electoral.

Otro de los proyecto similares es Camino Mujeres Libres y Seguras, que a través del cual se han realizado estas intervenciones y que tienen entre sus objetivos reducir la incidencia delictiva en la demarcación, particularmente los delitos cometidos contra las mujeres, de acuerdo con declaraciones de la autoridad, y si bien es loable la intención, es de preocupar que se considere este tipo de acciones como receta o remedio mágico para atender estos delitos, aún más preocupante resulta buscar información sobre los diagnósticos a partir de los cuales se determinó que ésta era una de las soluciones ante las problemáticas presentadas. No he encontrado un solo documento que avale estas acciones.

Como lo mencione anteriormente, me da gusto saber que -al fin- se han destinado recursos para mejorar la infraestructura de la alcaldía, pero, no deja de preocupar que solo se considera este tipo de acciones como elemento para atender la incidencia delictiva en la ciudad, y preocupa más que éstas se hagan sin un análisis de las causas, sobretodo si consideramos que uno de los estandartes de la presente administración en la ciudad es lo que se ha vendido como el gobierno transparente que rinde cuentas, cuando en la práctica no lo son.

Es al ver este tipo de acciones, donde vale la pena preguntarse, sobre la utilidad de abrir la información, ¿De qué sirven 217 conjuntos de datos de 17 dependencias si la autoridad no los utiliza para diseñar política pública? peor aún, ¿Cuál es el objetivo de esta información, si cuando la ciudadanía se apropia de esta, y evalúa a la autoridad, es la propia autoridad la que desconoce esta información y decide retirarla, como sucedió con los datos de defunciones? no me malentiendan, soy un fiel creyente de la apertura de información, y me parece sumamente relevante lo que sucede en la ciudad, pero esa misma fe me hace defender la necesidad de aperturar la información, pero en especial usarla para crear mejores políticas.

Mientras sigamos sin usar y exigir el uso de la información en la toma de decisiones, anécdotas como la de los lentes, seguirán presentes en el día a día con las implicaciones y consecuencias que esto conlleva, por mi parte y estoy seguro que, de parte de muchos, no queda más que hacer un llamado a la autoridad a escuchar las voces desde la sociedad civil y a reconocer su propia información y a contrastar con la forma en la que otros la analizan, por el bien de nuestra ciudad.

Subdirector de Ciencia de Datos del Observatorio Nacional Ciudadano
@datero_mexa

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