Por: Marco A. Zamarripa

En los primeros intentos por medir el fenómeno delictivo en las zonas más golpeadas por la delincuencia, era complejo identificar todas sus formas de manifestación. Algunas las conocía la autoridad por las denuncias presentadas por las víctimas, pero había otro universo del que la autoridad no tomaba conocimiento.

La medición de la delincuencia tiene varias vertientes, pero el punto de partida es conocer su magnitud. Cuántos delitos se cometen, cuántas personas son víctimas de un hecho criminal, en dónde ocurren, etc. En estos ensayos, de medir las afectaciones, se desarrollaron metodologías para ordenar, simplificar y sistematizar los procesos de acopio y análisis de información, tarea que hacen los observatorios ciudadanos.

Hasta el día de hoy, es posible encontrar información en el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que publica mes con mes el número de carpetas de investigación y de víctimas de los delitos del fuero común y federal. Sin embargo, no es la única fuente de información, aunque algunas son difíciles de conseguir o muy caras de generar.

Se ha señalado, que solo medir el fenómeno delictivo a través de las carpetas de investigación es limitado, ciertamente. Por ello, es importante que se integren otras fuentes de información, como lo son, las encuestas de percepción, las encuestas de victimización, los reportes a los números de emergencia 911, a los C4, C5, los reportes que generan directamente las corporaciones policiales, e incluso análisis cualitativos focalizados.

Entonces, basar la medición, en una sola fuente de información resulta limitado, pues solo se estaría evaluando una pequeña parte del problema. Recién se presentó el Informe de Gobierno en el municipio de Torreón, Coahuila, en el que se dieron a conocer algunos datos sobre los resultados en materia de seguridad.

En un análisis de lo ahí expuesto, encontramos que reportaron una disminución de hasta un 64% en robos con violencia, una baja de 11% en los robos a casa habitación, una caída del 30% en robos a negocio y hasta una baja de 77% en los robos a transeúntes.

Esta información, resulta halagadora y no la desestimamos, pero provienen de los reportes que recibe la propia corporación. Paradójicamente, los datos que publica el SESNSP contrasta significativamente con los datos del Informe de Gobierno. Los datos del SESNSP, que provienen de las Fiscalía local, advierten que los robos con violencia subieron 102%, los robos a casa habitación aumentaron 36%, los robos a negocio incrementaron 105% y los robos a transeúnte subieron 69%.

No se trata de ver quien está bien o quien está mal, o quien tiene la razón. Tenemos que analizar los distintos ángulos de la manifestación de los fenómenos de delincuencia y violencia, complementarlos con los debidos cuidados metodológicos, entenderlos, reconocerlos, y no basar el éxito o fracaso con una sola fuente de información.

De lo contrario sería como tratar una fiebre solo con paracetamol, lo cual está bien para atender el síntoma, pero ignoramos quizá lo que provoca la infección, y no suministramos un antibiótico para esto. Es decir, no podemos tener una visión limitada al momento de analizar los fenómenos delictivos y de violencia.

No podemos desestimar la percepción de inseguridad de los ciudadanos, el número de víctimas que no denunciaron el hecho delictivo, los reportes ciudadanos, encuestas y otros registros. Este país requiere de un monitoreo social permanente de las políticas y acciones de gobierno, hacer uso de las diversas fuentes de información y exigir que los diferentes órdenes de gobierno generen datos de calidad que permitan una verdadera rendición de cuentas en materia de Seguridad y Justicia.

Director del Consejo Cívico de las Instituciones, A.C.
@CCILAGUNAAC
@zamarripa_marco

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