Por: Erik McDonald

Dentro de la sabiduría convencional existe un paradigma que relaciona la actividad delictiva con los problemas sociales. Bajo este concepto la delincuencia es resultado de la combinación de factores como: la desigualdad, la marginación, la falta de oportunidades y otros retos que enfrenta la sociedad. Asimismo, se llega a la conclusión de que las grandes ciudades tienen zonas donde se concentran estos problemas de manera desproporcionada, convirtiéndolas en zonas de riesgo.

Es un discurso que se ha repetido durante muchos años y hoy en día se ha vuelto relevante en México al momento de repensar las estrategias de seguridad. Al estudiar el doctorado en Yale, esto también fue de los mensajes principales que escuchaba el criminólogo David Weissburd.

Pero unos años después Weissburd dijo una afirmación que se volvería celebre en la materia: “Todo lo que necesitaba saber acerca del crimen, lo aprendí durante un año acompañando a los policías del recinto 72 de Nueva York”. Esto porque en su experiencia en las calles de Nueva York, Weissburd observó un fenómeno totalmente ajeno a lo que había aprendido durante su preparación como criminólogo.

Si bien el recinto 72 de Nueva York era una zona de alta marginación, la actividad delictiva no se distribuía de forma uniforme, sino se concentraba en cuadras, calles y segmentos de calle específicos. Al observar esta concentración inesperada, Weissburd llegó a preguntar a los policías, “Si los delitos casi siempre ocurren en los mismos lugares y sabemos qué lugares son ¿para qué hacer el esfuerzo de patrullar la totalidad del recinto?”. Lo que Weissburd observó fue que no existen zonas o colonias peligrosas sino cuadras, esquinas y segmentos de calle peligrosos, o “hotspots”.

Posteriormente, Weissburd estudió este mismo fenómeno en Minneapolis, Boston, Seattle, Dallas y Tel Aviv y descubrió lo que ahora se conoce como la ley de concentración criminal: En una zona urbana, la mitad de la actividad delictiva se concentrará en tan solo 3-6% de los segmentos de calle.

Ahora la pregunta es ¿Ocurre igual en Ciudad de México? Siete de los delitos de mayor impacto e incidencia en la ciudad son el homicidio doloso, la extorsión, el robo a transeúnte, el robo de vehículo, el robo a negocio, y otros robos.

De acuerdo con los datos de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México publicados por la Agencia Digital de Innovación Pública, en 2020 se abrieron 68,156 carpetas de investigación de los delitos mencionados que contaban con georreferencia del lugar donde ocurrió el delito.

Ciudad de México cuenta con 66,789 manzanas en sus 16 alcaldías, en promedio es casi un delito por manzana, pero un análisis profundo presenta una narrativa muy diferente y mucho más reveladora.

Al cruzar los datos de ubicación de las carpetas de investigación con las 66,789 manzanas, la ley de concentración criminal demuestra su invariabilidad, pues en 2020 la mitad de los 68,156 incidentes mencionados ocurrieron en tan solo 6.6% de las manzanas de Ciudad de México.

Entonces ¿qué se hará con esta información? La estrategia de proximidad por cuadrantes implementada por la Secretaría de Seguridad Ciudadana es un excelente paso en la dirección correcta, los objetivos de mejor distribución de los elementos y de procurar un acercamiento con la ciudadanía, ciertamente ayudarán a la policía a ser más eficaz en su trabajo.

Bajo la estrategia actual la ciudad se divide en 847 cuadrantes que pueden ser clasificados como de alto, mediano o bajo riesgo. En promedio un cuadrante abarca 79 manzanas, pero la ley de concentración criminal implica que la mayoría de actividad delictiva ocurrirá en zonas mucho más pequeñas.

¿Habrá una mejor manera de clasificar los cuadrantes y de distribuir a los elementos? ¿Se deberían ajustar los límites de los cuadrantes o rutas de patrullaje para vigilar mejor las manzanas que conforman los hotpots? Como nunca antes contamos con información detallada que permite responder estas preguntas y tomar decisiones informadas al diseñar o evaluar políticas públicas. Ha llegado el momento de basarnos en la evidencia disponible al implementar estrategias de seguridad para la ciudadanía.

Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano.
@CdmxCrime

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