Llegaron las vacaciones escolares y con ellas una gran responsabilidad para los padres de familia. Aunque muchos aún trabajan, el tiempo libre de los hijos debe ser bien aprovechado, no desperdiciado entre pantallas y ocio. Hoy quisiera hacer una recomendación sincera, basada en años de experiencia con jóvenes y familias: organicen vacaciones productivas para sus hijos.
Es común ver a los niños y adolescentes pasar horas frente al celular, aislados y desconectados de la realidad frente a una pantalla de televisión. Esta situación no solo es improductiva, sino dañina para su desarrollo físico, mental y social. Por ello, es fundamental que los padres tomen la iniciativa y planifiquen actividades que impulsen el crecimiento de sus hijos en estas semanas libres.
Sé que muchas veces los tiempos y los recursos no son tantos para conseguirlo, pero siempre hay algo que podamos hacer con ellos, es decir: tener tiempo de calidad.
Una excelente opción son los cursos de verano. En México, tanto en la capital como en los estados, existen muchas alternativas accesibles, incluso organizadas por alcaldías o gobiernos locales. Estas actividades no sólo entretienen, también enseñan, integran y forman valores. Desde campamentos deportivos hasta talleres artísticos y culturales, hay opciones para todas las edades y condiciones económicas.
El deporte, en particular, es una herramienta extraordinaria para el desarrollo de los jóvenes. Aporta disciplina, fortalece el cuerpo y la mente, y fomenta la convivencia. Inscribir a los hijos en un curso deportivo no es un gasto, es una inversión en su salud, autoestima y bienestar futuro. Además, se convierten en espacios donde pueden descubrir talentos, hacer amistades y aprender a trabajar en equipo.
Pero no todo tiene que ser un curso formal. También hay valor en fomentar el sentido de responsabilidad. Que los jóvenes ayuden en casa, en la oficina familiar o incluso encuentren alguna actividad laboral sencilla es una manera de formar ciudadanos útiles, empáticos y conscientes del esfuerzo que requiere la vida diaria.
Lo peor que puede pasar en estas semanas es que los niños estén sin rumbo, sin motivación ni metas. Las vacaciones deben disfrutarse, sí, pero no deben significar estancamiento. Son una oportunidad para crecer en otras áreas que la escuela no siempre cubre.
Padres: no dejen a sus hijos solos frente a una pantalla o solamente con juegos de video. Ayúdenlos a moverse, a explorar, a convivir, a ser parte activa de la sociedad desde ahora. Que estas vacaciones sean productivas, sanas y, sobre todo, memorables.
Profesor