“Ya estamos acostumbrados a que rompan, pero hay que proteger las ventanas”. Esa fue la respuesta de un mesero al preguntarle respecto a cómo se preparan para los días en que hay manifestaciones como la del pasado 26 de septiembre (por el quinto aniversario de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa) o la del 2 de octubre. Y en verdad que no reflejan miedo sino hartazgo. Saben que no será un buen día en el trabajo y no por ellos, ni por los clientes.

Cada que hay una marcha, sobre todo en la zona Centro-Juárez, Reforma-Insurgentes, las pérdidas que registran los negocios que se ubican en estas avenidas son millonarias. Entre que tienen que cerrar y más aún si hay destrozos y les llega a tocar ser víctimas de esos encapuchados que van impunes por la vida.

Según datos de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México, tras la marcha denominada “Ayotzinapa” hubo pérdidas cercanas a los 50 millones de pesos, mientras que por la del 2 de octubre, se estimaron en los 30 mdp. Serían 80 mdp en dos días en los que comercios, restaurantes, bancos, no pudieron laborar con normalidad y cuyos dueños y trabajadores sufrieron por la incertidumbre de tener que presentarse sin saber “si les tocará”.

Se imaginan trabajar en un banco y tener que, literalmente, esconderse en la bóveda de la sucursal mientras escuchan cómo rompen los vidrios y se llevan las cosas de valor que están a la vista… Bueno, pues eso han vivido algunos empleados. Lo mismo en restaurantes, tiendas, farmacias.

Y los propietarios de todos estos negocios parecen desamparados. Dirán por ahí: “para eso tienen seguro”… o deberían tenerlo, pero lo que no tienen es la necesidad de pasar por esos trámites y pérdidas monetarias y de tiempo cuando son las personas que arriesgan su patrimonio para sacar a México adelante, con la creación de empleos. A ellos quién los apoya, quién les da una respuesta y la seguridad de poder abrir al día siguiente.

Creo firmemente que la gente tiene el derecho a manifestarse en busca de la justicia que siente, no le han otorgado, pero lo que no es justo, es que algunos utilicen estas marchas para organizar desorden y tratar de sembrar terror, para robar y quedar impunes. En verdad que algo tienen que hacer las autoridades para regular estas movilizaciones, porque queda claro que aquellos que están manifestándose por un ideal (sea cual sea), los que verdaderamente saben por qué están en la calle gritando y luchando, no tienen nada que ver con aquellos que escondidos en el anonimato queman, destruyen, roban y hacen muchas de las cosas que se supone, los demás se están manifestando en contra.

Esperemos que así como se apoya a la libre expresión y manifestación de la ciudadanía, también se haga algo para ayudar a aquellos que pierden mucho con cada marcha, y no solamente hablo de los empresarios, sino de la gente de a pie, la que trabaja en la ruta de estas movilizaciones y sufre al tener que esconderse en las bodegas o hasta al tener que defender el local cuando lo intentan quemar… Ellos son los grandes perdedores y nadie se preocupa por ellos.

Profesor

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