Veo con alegría el anuncio que el pasado viernes hizo la jefa de gobierno de la Ciudad de México con el que se oficializó el cambio a semáforo amarillo. Y digo con mucha alegría porque la sociedad mexicana ha logrado llegar a este punto, luego de que la mayoría ha seguido las medidas que nos han dado las autoridades para enfrentar la pandemia.
Me da gusto que en la CDMX y en el Estado de México se permita reactivar todavía más la economía en diferentes sectores que faltaban por volver a abrir y los que ya estaban de regreso, se ha incrementado sus posibilidades.
Por supuesto que esto se transforma también en una gran responsabilidad, ya que hay que estar conscientes de que con los cambios también pueden presentarse consecuencias si no se mantienen las debidas precauciones. Es decir, estar en amarillo no significa ser malportados u olvidarnos de las medidas que nos han llevado a estar en este color del semáforo epidemiológico. Se puede regresar a las actividades, se ve más gente en las calles, en las plazas, pero no olvidemos que esto no ha terminado.
Sobre todo cuando existen algunos espacios que podríamos considerar que preocupan si no se hacen las cosas conforme el protocolo: Se trata de los estadios, plazas, tianguis y transporte, lugares en los que se debe exigir mantener los cuidados porque son en los que se pueden presentar aglomeraciones. Debemos seguir usando el cubrebocas, seguir con el lavado de manos o el uso de gel antibacterial, cumplir con la sana distancia, todo con el fin de evitar regresar a una ola de contagios que por supuesto ninguno de nosotros queremos.
Sé que hay confianza con la vacunación, pero no puede existir un exceso de la misma ya que aunque vamos en el camino correcto, que algunos estén vacunados no quiere decir que todos estemos a salvo o sin riesgo de contagio.
En medio de todo esto, me gustaría recordar que todos los centros deportivos, albercas o lugares fitness son centros de salud. Es algo que debe entender la sociedad y las autoridades. Hacer ejercicio te da más resistencia a cualquier virus, son actividades esenciales que quizá pudieron no suspenderse durante la pandemia con los debidos cuidados, pero que fueron sentenciadas por algunos científicos hasta cerrar las unidades deportivas y llevar a la industria del fitness a casi quebrar. Lo mismo las escuelas de natación, cuando hay estudios que comprueban que era bajo el contagio en las albercas.
Qué bueno que se van abriendo más cosas, espero que los dueños de gimnasios y entidades deportivas estén abiertos y logren recuperarse. Espero también que los deportivos de las alcaldías o municipios estén pronto al cien por ciento ya que se les descuidó al no darles mantenimiento en el encierro, mientras que los privados estuvieron pendientes de los protocolos, mantenimiento, etc.
Ahora hay que seguir así, con la guardia arriba y no promover cosas inadecuadas, seguir con las medidas para confirmar que los lugares donde se hace ejercicio son centros de salud y deben tomarse entre las actividades esenciales para el ser humano en esta nueva normalidad.
Profesor