Qué difícil es, en verdad, saber que un hombre que es admirado a nivel mundial, multicampeón olímpico, el mejor en su disciplina —en este caso la natación— sufre de manera terrible el encierro por la cuarentena debido al coronavirus .
La historia de Michael Phelps (quien ganó 28 medallas olímpicas, 23 de oro, 3 de plata y 2 de bronce) realmente nos tiene que hacer pensar en lo frágiles que podemos ser. Hace unos días, este hombre escribió una carta para ESPN en la que narra sus últimos capítulos de un mal que lo aqueja desde hace tiempo y que parecía haber dejado atrás: la depresión.
Resulta desgarrador leer cómo se puede doblar un personaje que en la alberca fue el todopoderoso, que en muchos momentos de su vida ha disfrutado del éxito y ha mostrado una gran sonrisa y una enorme empatía a quienes le han conocido.
Y todo ha tenido que ver con el encierro, con el perder la posibilidad de hacer lo que más le gusta, porque aunque cuenta que hace gimnasio, no ha podido nadar, no ha podido estar en contacto con la alberca, con el agua, con el entorno que lo ha de liberar de muchas de las cosas que pudieran pasar por su cabeza.
Esto no es nuevo, ya que en 2018 sorprendió con la noticia de que sufría depresión, algo que parecía haber superado...
“Aquí está la realidad: nunca me curaré. Esto nunca desaparecerá. Es algo que he tenido que aceptarlo, aprender a lidiar con eso y convertirlo en una prioridad en mi vida. Y sí, es mucho más fácil decirlo que hacerlo”, es parte de la carta y es el párrafo que más trabajo nos cuesta entender.
Me consta que Michael es un hombre entregado a su familia y a su deporte. Que ha tenido errores, como todos, pero esto va más allá de un error, es un problema que lo ha tenido mal en los últimos tiempos y una situación que tiene un gran impacto entre la sociedad acuática del mundo.
Esto, además, nos hace pensar que a pesar de sus grandes éxitos, al final es un ser humano como todos nosotros, que también tiene problemas y que como también lo menciona en la carta, lo mejor es apoyarse con la gente que más quieres y que te quiere.
“No hay nada que esconder”, dice Phelps, quien manda un mensaje de esperanza a las personas que sufren como él, y es el de buscar ayuda para volver a ser un campeón, pero ahora de la vida.
Ojalá todo mejore para él, porque es un buen chico y tiene mucho por hacer.