Históricamente, en el mundo se ha vivido el grave problema del racismo, algo que ha vuelto a explotar en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd después de ser sometido por cuatro policías de Minneapolis.
Ahora que tratamos de entender el mundo con semáforos, hay que decir que el semáforo estadounidense del racismo se mantiene, desgraciadamente, en rojo intenso.
Este es un mal que no han podido erradicar, a pesar de las constantes protestas y movimientos que han surgido en busca de la igualdad.
En una perspectiva positiva, parecía que esta tendencia en contra de la gente de raza negra podía haber bajado cuando Barack Obama fue presidente de los Estados Unidos, pero la verdad es que esa terrible enfermedad no parece tener cura, y sigue cobrando víctimas.
Lo que acaba de pasar en Minneapolis es una desgracia porque la sociedad se vuelve a separar por la discriminación, por un odio que no tiene razón de ser.
El o los culpables (estos expolicías) merecen ser castigados; ojalá que en esta ocasión se imponga todo el peso de la ley.
Esta situación no es exclusiva de Estados Unidos, desafortunadamente se da en muchas partes del mundo y en México.
Algo tan terrible como el racismo, nos evita vivir con ese sentimiento de unión que hemos manifestado en otras ocasiones, en las grandes tragedias o hasta en los eventos deportivos.
Si trasladamos esto justo a los eventos deportivos, no me cabe en la cabeza cómo hay personas que cuando hay unos Juegos Olímpicos o finales de NFL, NBA, MLB, futbol, etc., están al pendiente y celebran triunfos de atletas o equipos en donde hay gente de raza negra.
Esa incongruencia del ser humano ha hecho que importantes representantes del deporte (por ejemplo ahora Lebron James o Colin Kaepernick, pero antes Tommie Smith y John Carlos en México 1968), se involucren en esta lucha que debe ser de todos.
Porque no es posible que sean amados cuando son héroes deportivos o ídolos de la música, el cine, etc., y despreciados por cualquier equivocación.
Todos somos seres humanos y debemos respetarnos, mantener unión para hacer que este semáforo del racismo deje de estar en rojo.
Profesor