Desde el inicio de la pandemia, el transporte público ha sido visto como uno de los principales focos de contagio y el temor de la gente que debe tomarlo para ir a trabajar ha sido constante y se ha incrementado después de las últimas semanas. Pero también la inconsciencia, que se ha convertido en otra pandemia.
De ahí, y también midiendo los problemas que hubo en el metro de la Ciudad de México tras el incendio en el Centro de Control de la calle Delicias, las cifras se van a disparar aún más, lamentablemente.
En un análisis, producto de una encuesta dada a conocer por parte de las autoridades de la Ciudad de México y que comprende los contagios registrados del 24 al 1 de enero, un 26 por ciento de la gente consultada aseguró que se pudo contagiar en alguna reunión familiar (como Navidad o Año Nuevo), 6 % al salir de vacaciones, 12 % en el trabajo y 36 % no tenía certeza al respecto.
Por supuesto que resulta alarmante ese porcentaje de contagios por reuniones familiares cuando se pidió que no se hicieran. Resulta que a la gente no le importó romper la sana distancia y ahora muchas familias pagan las consecuencias.
Incluso ayer uno de los especialistas de la Organización Mundial de Salud, el doctor Michael Ryan, dio una conferencia de prensa en la que aseguró que los repuntes que se han presentado en esta pandemia tienen que ver más por la conducta humana que por cualquier otra situación y eso se refleja en los contagios por las fiestas de fin de año y las que se siguen haciendo.
Los seres humanos, los mexicanos, no estamos respondiendo a lo que se necesita hacer en esta pandemia y eso se paga con vidas.
Por otra parte, estas cifras que nos presentaron, que son una muestra de todo lo que hemos padecido en estos meses de pandemia, dejan al transporte público con un bajo porcentaje de contagios, pero en ese 36% que no tienen claro en dónde se contagiaron bien puede entrar el transporte, también en el 12 % que piensa que contrajo el virus en el trabajo, al que muchos de ellos seguro llegaron en transporte.
A qué voy con esto: sigue siendo claro que como sociedad no estamos colaborando y también lo mucho que hace falta que las autoridades ataquen mejor los reales focos de contagio (desde la misma manera de establecerlos) y ajusten sus políticas. Porque por una parte están dejando morir industrias como la restaurantera y la de gimnasios a las que permitirán abrir bajo condiciones que parecen más un placebo que un verdadero remedio para que sobrevivan, pero en cuestión del transporte público falta mucho y se ven pocas acciones que realmente impacten en reducir los riesgos que es vital en estos momentos.
Profesor