Ayer se celebró algo más que un aniversario: se celebró el reconocimiento a una vida de entrega, pasión y compromiso. Luis Niño de Rivera y su esposa, Hortensia Mesta, cumplieron 50 años de matrimonio. Medio siglo de unión sólida, de ejemplo familiar y de amor, de una pareja que es, sin duda, un modelo a seguir en la sociedad mexicana.

Luis Niño de Rivera es un personaje de época que sigue vigente por su trayectoria inigualable y su pasión por lo que hace. Deportista de élite, fue clavadista olímpico y dejó huella en los Juegos Olímpicos de México 1968, donde logró un histórico cuarto lugar. Además, fue protagonista en los Juegos Centroamericanos y Panamericanos, donde aportó medallas a México y fortaleció el prestigio de nuestro deporte.

Pero su vínculo con el alto rendimiento fue más allá de la fosa. Estudió en la Universidad de Indianápolis, bajo la tutela del legendario Dr. James Counsilman. Desde ahí, tuvo un papel clave al influir en la llegada del entrenador Ronald Johnson al equipo mexicano antes de los Juegos de 1968. Esa gestión, junto con su tío —Josué, Sainz, presidente del Comité Olímpico Mexicano—, resultó decisiva: México obtuvo una medalla de oro con Felipe “El Tibio” Muñoz y una de bronce con Mary Tere Ramírez. Su visión cambió la historia.

Luis también incursionó en el mundo taurino, tomando la alternativa como torero hace más de 60 años. Otra muestra de su valentía y pasión por los retos, que seguirían en su faceta como hombre de negocios.

Como profesional del mundo financiero, tuvo gran éxito como alto directivo en diferentes grupos, e incluso presidió la Asociación de Banqueros de México, siempre en busca de impulsar el desarrollo del país con liderazgo y ética.

Además, se convirtió en un gran comentarista de televisión, especialmente en clavados. Fue una voz esperada y respetada durante más de ocho Juegos Olímpicos. Su análisis técnico y su estilo sobrio convertían cada transmisión en una clase magistral, ganándose el cariño del público.

Ahora, junto a su esposa Hortensia, celebra no solo 50 años de matrimonio, sino una vida de logros personales, deportivos, profesionales y familiares. Sus hijos son profesionistas de gran calidad humana, reflejo del ejemplo recibido en casa. Luis Niño de Rivera merece el reconocimiento de todos: por su historia, por su entrega y porque sigue demostrando que la excelencia es posible cuando se vive con pasión y compromiso.

Profesor

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