La madrugada del 14 de abril de 1976, la candidata a diputada federal y líder de los billeteros de la Lotería Nacional, Sara Ornelas, murió a manos de su esposo Julio Ramón Campos. Según declaraciones de conocidos y familiares, el éxito de Ornelas en la política “generó” celos incontrolables en su pareja.
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La dirigente de los billeteros duró décadas en el puesto, aunque tuvo denuncias por agresiones a trabajadores. Su esposo también enfrentó acusaciones por actos violentos dentro del sindicato, pero nada de eso motivó su salida de la Lotería Nacional.
En el 76, Ornelas obtuvo la candidatura para diputada
Uno de los momentos que más se recuerdan de la representante del Sindicato Único de Vendedores Ambulantes de la Lotería Nacional fue en septiembre de 1975, ante la expectación sobre el “destape” del candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Apenas unos minutos después del anuncio “extraoficial” sobre la candidatura, Ornelas llegó a la Secretaría de Hacienda para felicitar a José López Portillo. La lideresa llevó a varios trabajadores con chamarras que decían “JLP”, como una de sus características muestras de respaldo al partido tricolor.
A muchos les sorprendió que Ornelas conociera con tanta anticipación sobre la candidatura de López Portillo. Después se supo que la lideresa pidió cientos de atuendos con las iniciales de los tres posibles “presidenciables”, para no fallar y actuar rápido en cuanto saliera el “destapado”.
Para febrero de 1976, el PRI designó a Sara Ornelas como candidata a la diputación por el XXV distrito electoral. Muchos vendedores de la Lotería Nacional quedaron complacidos con la postulación de su representante, “conscientes de los valores y merecimientos que tiene para ocupar ese puesto”.
Pero, para otro sector de los billeteros, la candidatura de Ornelas era “pésima”, pues “cuenta con antecedentes muy bajos”. Se conocieron denuncias contra la lideresa y su esposo, Julio Ramón Campos, por agresiones contra sus adversarios dentro del sindicato.
“[En cuanto sea diputada] hará lo que sea para desaparecernos”, comentó Luis Loera, quien fuera billetero y opositor de Ornelas. En varias ocasiones se acusó al matrimonio de chantajear, golpear y hasta disparar contra los trabajadores, pero nunca se comprobó.
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Su esposo la asesinó “por un sentimiento de inferioridad”
El matrimonio de Sara Ornelas y Ramón Campos duró poco más de una década; para la líder de los billeteros era su segunda unión conyugal.
Familiares y cercanos a la pareja comentaron a EL UNIVERSAL sobre la constante violencia que su esposo ejercía contra Ornelas en la relación, con golpes y amenazas persistentes. Ella le solicitó el divorcio a inicios de 1976, pero él se negó.
Campos resintió el ascenso de Ornelas en el ámbito político y su cercanía con los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo, pues la candidata solía acompañar a los mandatarios en eventos oficiales. La frustración de su esposo aumentó con la postulación para diputada federal y por la petición de divorcio.
El reporte de EL UNIVERSAL para abril del 76 indicó que “por su sentimiento de inferioridad ante su esposa, Julio Ramón Campos mató a Sara Ornelas y se suicidó”.
El asesinato ocurrió en la colonia Jardín Balbuena, pasadas las 2 de la mañana del 14 de abril de 1976. Campos entró en el domicilio y de inmediato se dirigió a la alcoba principal, donde dormían Sara Ornelas y su secretaria personal, Irma López.
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Ramón acorraló a las mujeres y cerró la habitación con llave. Según la declaración de López, mientras el esposo apuntaba con una pistola a Ornelas, la candidata a la diputación federal pidió clemencia y prometió “olvidar todo [su carrera]”, pero él disparó.
La secretaria de Sara Ornelas intentó tomar la pistola, pero no lo logró. El hombre descargó otro disparo contra el cuerpo inmóvil de la lideresa, un par contra Irma López y de inmediato se suicidó con un impacto en la cabeza.
Los servicios médicos trasladaron a las mujeres al Sanatorio Mocel, pero sólo Irma López sobrevivió; Sara Ornelas falleció a las 4 de la madrugada. Los dos hijos que la lideresa tuvo en su primer matrimonio – Sara y Jorge – quedaron bajo la tutela de sus hermanas.
Muchos miembros del Sindicato de Vendedores de la Lotería Nacional se dieron cita en el Panteón Dolores para despedir a su representante. También asistieron figuras públicas, como el entonces presidente de la República, José López Portillo.
De todas las opiniones que abordaron la muerte de Sara Ornelas, ninguna reprobó la agresión de su esposo. El comentario de Rubén Salazar, del 17 de abril del 76, consideró que el asesinato de la lideresa “no alteró el pulso de la vida colectiva, pues [su candidatura y presencia política] se sustituyó con rapidez”.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL