Portales: la colonia famosa por sus mercados

La Calzada de Tlalpan vista hacia el norte en la década de los cincuenta. Al centro se aprecia el cruce con Zapata y algunos trabajadores realizando labores de mantenimiento en los rieles del tranvía, que en los sesenta fue reemplazado por la línea 2 del Metro; del lado izquierdo, la iglesia de Cristo Rey, en la colonia Portales. Crédito: Col. Particular.

La estación actual del Metro Portales conserva la iconografía de los tres arcos que eran considerados característicos de la hacienda de Los Portales. Aquí una imagen de los años 70. Archivo EL UNIVERSAL. 
 

Las obras de instalación de las vías del tranvía sobre la Calzada de Tlalpan, a la altura del actual Metro Portales, con dirección al Centro, cerca de 1950. Del lado derecho se aprecia el antiguo cine Ajusco. Imagen: Col. particular.
 

Dice que en la calle Ajusco todavía se puede ver parte de las antiguas vías del tranvía que iba desde Xochimilco al centro de la ciudad. Entre los principales cambios que ella ha presenciado está la desaparición de vecindades para convertirse en negocios.

“Yo me acuerdo que cuando estaba chica hicieron el puente de Municipio Libre, con lo que ha aumentado el número de autos”, dice. También asegura que su bisabuelo Luis Sánchez y Sánchez tenía una sastrería, la cual contaba con el primer teléfono de la colonia; el negocio era conocido como la sastrería de don Luisito.

“Otro de los teléfonos que había estaba en una tlapalería, cerca de la casa, y mis tíos hacían bromas llamando a la tlapalería. Entonces sabían quiénes habían sido, así que los cachaban y los regañaban”, recuerda Sinsajo.

Ella vive a tan solo unas cuadras del Metro Portales de la Línea 2 y como parte de las transformaciones mencionadas, en fechas recientes ha resaltado la falta de agua, junto con el cambio en las construcciones.

Esto quiere decir que las casas antiguas comienzan a ser demolidas para sustituirse por edificios multifamiliares de 20 a 30 departamentos. Otro de los problemas cotidianos es el tránsito en calles que dan a vías principales, sobre todo en fin de semana.

“Si Portales se independizara sería un pequeño país”, ella asegura que en cuestión de movilidad tiene varias opciones de transporte como el Metro y combis; tiene el mercado, escuelas y vías de acceso. Además está entre dos vías importantes que son: Municipio Libre y Tlalpan.
 

 

En una plana de este diario, publicada en enero de 1921, se hacía referencia a un nuevo fraccionamiento llamado “Los Portales”, definido como “el mejor de México” en aquél entonces y se invitaba a la gente a conocerlo para comprar una parte e irla pagando en abonos.

“La Compañía de Terrenos Mexicanos, S.A., comprendiendo la inmensa necesidad de procurar a México una nueva colonia, escogió la antigua y bien situada ‘Hacienda de Los Portales’, en la Calzada de Tlalpan, en el sureste de la capital, y procedió a su fraccionamiento” (sic), era como iniciaba la descripción.

El texto indicaba que el perímetro podría albergar alrededor de 15 mil habitantes distribuidos en 111 metros cuadrados del terreno y elegir entre 295, que era como se había dividido la hacienda en aquél entonces.
 

 

El área se comparaba con los terrenos de Tacubaya, Mixcoac o San Ángel y se describía que en Portales se daría preferencia a los habitantes con fraccionamientos amplios para vivir cómodamente.

El texto enfatizaba que la zona de Portales estaba a tan solo 15 minutos del Zócalo de la ciudad, viajando en tranvía eléctrico y que al llegar ahí habría la oportunidad de surtirse de mercancías para los mercados de México.

“Es indudable que es un fraccionamiento de gran porvenir, como inversión de dinero, y de grandes comodidades para establecer en él un hogar rodeado de jardines; lleno de sol y aire puro; con bellos panoramas y lo suficientemente próximo y a la vez alejado de la capital”, continuaba.

En 1915 se vendió el primer lote de estos terrenos y seis años después ya se había ocupado el 50% de la mitad sureste del fraccionamiento, por lo que quedaba la parte que colindaba con Iztapalapa. Entre las comodidades que enlistaba tenían abarrotes, botica, carnicerías, colegios, puestos de frutas y verduras, entre otras.

 

También destacaba la abundancia de agua para la instalación de hortalizas aprovechando la fertilidad del terreno, o bien, para el riego de calles y jardines. Para beneficio de los habitantes y futuros vecinos se contaba con cableado eléctrico en todo el fraccionamiento.

El precio del metro cuadrado era de un peso con 25 centavos y de 25 pesos para el caso de un terreno completo, con la posibilidad de irlo pagando en abonos de hasta 144 mensualidades, pero con el beneficio de que a partir del primer pago, el comprador podía comenzar a construir su casa.

David Sánchez, también habitante de la colonia Portales, explica que la formación actual de Portales no está basada en la extensión total de la hacienda, sino que se fraccionó en varias colonias.

Todas ellas formaban parte de otras haciendas alrededor, pero que se conserva el nombre de Portales por su importancia económica y agrícola de aquél entonces. En aquella delegación existían otros pueblos como Santa Cruz Atoyac, San Simón y Xoco, por mencionar algunos; los cuales dieron nombre a colonias actuales.

 

Portales se convirtió en zona de comerciantes y negocios de variadísimos productos como materias primas, dulces, adornos para fiestas y claro alimentos. 

Hoy cuenta con un famoso mercado de precios accesibles. En calles como Rumanía es común encontrar los fines de semana un tianguis de antigüedades, en otras calles vemos productos de plomería o  electricidad y ni hablar de su variada y tradicional oferta gastronómica .

David lleva viviendo tres años en la colonia, desde julio de 2019, tan solo unos meses antes de la pandemia. “Es una colonia que tiene mucha vida, desde temprano hay gente yendo y viniendo. Quienes se dedican a la repostería o venta de dulces son las que llenan los negocios, pues Portales tiene esta vocación comercial muy característica”, asegura.

El mercado se fundó en el año de 1957 durante el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines, pero se trata del segundo porque antes hubo otro en las calles de Víctor Hugo, Antillas, Municipio Libre y Calzada de Tlalpan pero un incendio consumió la mayor parte.

En esa misma cuadra estaba el casco mencionado de la hacienda con los tres portales y todavía queda parte de lo que fue el primer mercado. La construcción del nuevo mercado se hizo unas cuadras más adelante, por lo que los vestigios del antiguo ahora forman parte de tiendas de materias primas.

En esa misma cuadra está la escuela Carlos A. Carrillo, que forma parte de las obras de Juan O´Gorman. David Sánchez considera que se trata de una zona muy bien conectada, en la cual se puede ir fácilmente de una colonia a otra, por eso no se siente el cambio.

El escritor y cronista Carlos Monsiváis es uno de los referentes de la colonia Portales y uno de los vecinos más queridos y recordados. Vivió en la calle de San Simón número 62, en los límites de Portales y la colonia San Simón; su casa es de fachada amarilla y portón rojo.

Hay varias anécdotas sobre él. Se dice que había gente esperando afuera de su domicilio porque querían verlo o que le hablaban por teléfono y él no atendía las llamadas, según relata David Sánchez.

A Monsiváis se le podía ver frecuentemente en el mercado de pulgas comprando antigüedades para llevarlas a casa donde vivía con sus 13 gatos. Era fiel cliente en busca de libros, fotografías, estampas, pinturas y demás objetos para sus colecciones. Este acervo forma parte de lo que hoy se exhibe en el Museo del Estanquillo en el Centro Histórico de la ciudad.

 

Los inicios de ese tianguis fue en 1944, como parte de un tiradero de desechos industriales a donde llegaban los ropavejeros a separar la basura. Estos personajes escarbaban entre los desechos en busca de algo para darle un segundo uso, fue por ello que también se vendió y así nació el espacio que hoy ocupa el mercado de pulgas, de acuerdo con Héctor De Mauleón.

Sobre la calzada de Tlalpan corría el tranvía, pero cuando ya no tuvo la capacidad de transportar a la gran cantidad de gente desde el centro hacia el sur de la ciudad, fue que se optó por el Metro conservando parte del trazo y las vías del tranvía. Esto se puede entender también como la llegada de la modernidad, según considera David Sánchez.

Después aumentó la conectividad al reducir las distancias junto con tiempo de trayecto, entre el centro y sur de la ciudad, beneficiando así no solo a vecinos, sino también a los habitantes de la metrópoli.
 

Fuentes: