La actual colonia Militar Marte surgió en la década de 1950, como parte del proyecto de expansión urbana de la Ciudad de México y de otras obras de infraestructura que dieron el soporte a este proceso, como la red de drenaje, dotación de agua y la ampliación de vías principales que incluyó el entubamiento de varios ríos.
Sus registros comienzan en la primera mitad de la década y, gracias a las fotografías de la época, sabemos que la mayor parte de las viviendas comenzaron a edificarse y habitarse en 1956. En ese marco, esta colonia fue parte de la oferta habitacional para los sectores medios que formaban parte del Ejército.
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El nombre original era Colonia Urbana Marte. Se encuentra en la alcaldía Iztacalco de la capital y colinda con las colonias Reforma Iztaccíhuatl, Barrio Santiago, Nativitas, Villa de Cortés, Apatlaco y el Triunfo, entre otras. La atraviesan varias importantes arterias como avenida Plutarco Elías Calles, Andrés Molina Enríquez, Playa Villa del Mar y Calzada de la Viga.
Marte hace alusión al dios romano de las victorias en tiempo de Guerra y que en esas décadas era un importante símbolo para el Ejército Mexicano.
Al caminar por sus calles, vemos que en sus construcciones predomina el estilo arquitectónico funcionalista, por lo que en las viviendas se implementaron líneas rectas y pocos decorados agregados en las fachadas, en su lugar se tenían marcos de concreto que sobresalían como volumen sobre ventanas y puertas.
En entrevista con Mochilazo en el Tiempo, Ana Paulina Matamoros Vences, historiadora especialista en temas urbanos, arquitectónicos, de la construcción y temas sociales por la UNAM, afirma que la colonia Marte se planeó para las familias de clase media.
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Señala que la vivienda de las clases medias se va a distinguir por su versatilidad de producción, aunque sería la apropiación de las familias lo que permitiría cambios progresivos como un piso extra, agregar decorados como cerámicas en los muros o pisos, así como la procuración de jardineras en las banquetas. Símbolos que facilitarían el arraigo a la colonia.
Todas estas obras, en conjunto con la ampliación de la oferta laboral, fueron los componentes que brindaron el potencial de transformación de todo el Distrito Federal. En ese marco, esta colonia fue parte de la oferta habitacional para los sectores medios que formaban parte del Ejército.
Se planeó en Iztacalco para familias militares
Nuestra entrevistada dice que se hicieron para quienes pudieran adquirir o construir una vivienda con las características que tiene la colonia Militar Marte (en promedio dos a cuatro habitaciones, dos plantas, jardín y cochera). Eran casas para ser habitadas por sus propietarios y, al igual que el día de hoy, la oferta de renta era mínima.
“Tomemos en consideración que para el trámite de un crédito tenían que demostrar, en aquel entonces, un sueldo mínimo de 3 mil pesos y no más de 9 mil, lo que reducía el espectro de quienes se podían considerar como parte de los sectores medios”, dice la especialista.
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La especialista Matamoros Vences comparte que una particularidad que ha encontrado de las colonias que surgieron con un respaldo institucional, es que los primeros propietarios, o sea, los beneficiarios directos, vendían los lotes y los segundos propietarios eran quienes edificaban las viviendas.
Hoy al recorrer la colonia se reconoce un estado de conservación de la arquitectura habitacional, con pocas alteraciones. Esto permite saber que el cambio de los propietarios ha sido gradual entre familias y que los nuevos no someten a la vivienda a cambios drásticos.
Los terrenos de la colonia eran parte de la dotación de tierras para el ejido de Iztacalco, fue hasta septiembre de 1951 que se dicta y publica el Decreto de Expropiación a favor de la Secretaría de la Defensa para la apertura de esta colonia.
Ana Paulina nos comenta que en esos años 50 y 60, la Ciudad de México registraba estabilidad económica y crecimiento social, lo que permitió a muchas familias mejorar sus ingresos y su situación habitacional.
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Además de que los presidentes Miguel Alemán, Adolfo Ruíz Cortines y Adolfo López Mateos siempre tuvieron una preocupación por invertir en viviendas; ejemplo de estas construcciones son el Centro Urbano Presidente Miguel Alemán y el conjunto habitacional de Nonoalco - Tlatelolco.
Ese mismo periodo coincide con la administración de 14 años del regente capitalino Ernesto P. Uruchurtu, figura determinante en el crecimiento urbano y de infraestructura de la Ciudad de México, quien implementó cambios sustanciales en la actualización del catastro y usó la colecta del predial para aumentar el presupuesto del Departamento del Distrito Federal y así no depender de las asignaciones presidenciales.
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La propuesta inicial de la colonia Militar Marte incluía una escuela primaria, un parque, canchas de juego, zona comercial, un cine y una iglesia; es importante decir que, a diferencia de otras colonias, la Marte no tuvo que gestionar el lote para edificar su iglesia. También resalta la morfología de su parque central, en semicírculo, y que marca el eje rector de la composición de sus manzanas.
¿Por qué sus calles no hacen alusión a la milicia?
En el proyecto original esta colonia llevaba el nombre de Colonia Urbana Marte; sin embargo, según varias versiones y notas periodísticas, por polémicas del uso de suelo y por la repartición de varios lotes a civiles y no a militares como estaba estipulado, a fines de los años 50 cambió de nombre a colonia Militar Marte y lo mismo pasó con sus calles, las cuales actualmente llevan nombres de playas de Guerrero, Quintana Roo, Baja California Sur, Colima, Sinaloa y Veracruz, ya no hacen alusión a sitios, escuelas o instituciones militares como en un principio.
La nomenclatura de famosas playas mexicanas, la comparte con sus colonias vecinas Iztaccíhuatl norte y sur y en menor grado también con la Barrio Santiago.
Ana Paulina narra que la compañía encargada de dicho complejo habitacional fue la fraccionadora Aburto, la cual llegó a un acuerdo con el Ejército Mexicano y entre sus obligaciones estaba el hacer las gestiones necesarias para asesorar a la sociedad civil acerca de la naciente colonia, así como el otorgamiento del financiamiento.
También quedó como mediadora ante las instituciones de crédito para la compra de terrenos. Así fue como se otorgaron 625 mil metros cuadrados de terrenos ejidales que se transformaron en urbanos.
La historiadora cita a Francisco Gómez Jara, autor del libro Acapulco: despojo y turismo. Problemas del desarrollo, donde se afirma que la misma fraccionadora Aburto se encargó en 1950 del desarrollo del complejo hotelero Las Brisas en el puerto de Acapulco, Guerrero, donde años más tarde el propietario de la compañía llegaría a la gubernatura.
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Otros proyectos similares que surgieron en aquellas décadas
Ana Paulina dice que esa etapa de crecimiento y estabilidad económica de los años 50 a los 70, a nivel federal y de la capital tuvo como impacto el aumento de la construcción de viviendas.
Por ello, se deben mencionar los programas habitacionales de instituciones como el IMSS que construyeron la Unidad Independencia (1959) o el Centro Urbano Presidente Adolfo López Mateos (1964), mejor conocido como Tlatelolco, donde la oferta de los departamentos llegó hasta 203 metros cuadrados con tres habitaciones.
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Aunque también instancias federales como la Dirección de Pensiones Civiles (hoy ISSSTE) otorgó créditos para la construcción de vivienda. Esta oferta y sus condicionantes también se podían encontrar en la banca privada.
La historiadora explica que la condición de crecimiento urbano en cualquier capital es un problema complejo; la industria atrae el crecimiento económico, pero también una alta afluencia de migración interna, tanto así que, gran parte de quienes habitamos la Ciudad de México somos hijos o nietos de una generación que migró a la capital por las oportunidades que ofrecía.
Los créditos son un buen ejemplo de eso, solo se dieron para ciudades en vías de crecimiento industrial. Este desarrollo urbano fue el resultado de la oferta habitacional que se construyó y modificó el panorama capitalino, ya sea para arrendamiento o de propiedad. Las décadas del periodo 1950 a 1970 cambiaron el tejido urbano y el perfil de los alrededores de la ciudad.
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Ana Paulina afirma que en 1933 se llevaron a cabo importantes pláticas donde los arquitectos expresaron su preocupación por las condiciones habitacionales fuera del margen de la vivienda residencial, lo cual detonó en el impulso de proyectos como la vivienda obrera.
En el caso de la arquitectura y el urbanismo estudiar las colonias permite comprender las tendencias arquitectónicas habitacionales, así como los espacios públicos como parques y plazas.
Hablar de procesos de desplazamiento y cambios en el mercado inmobiliario ha sido un tema recurrente para las ciencias sociales como la sociología urbana, el derecho urbano y la economía urbana. En el caso de la formación de los arquitectos y urbanistas se trata de buscar una conciencia sobre las consecuencias del fenómeno.
“El que los alumnos se cuestionen este tipo de fenómeno les permite preguntarse a los futuros profesionistas cómo plantear soluciones y ponerlas en acción. Esto último, suele ser el reto más grande”, considera la también docente de la Universidad Iberoamericana y de UAM Azcapotzalco.
Explica que el enfoque que ha tomado en las clases que imparte sobre la ciudad es que, como arquitectos, “debemos comprender el entramado de los actores que son causa y efecto en la forma de los espacios urbanos arquitectónicos”.
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Por ejemplo, al hablar de la inauguración de una colonia “nos centramos en ver qué pasa antes de que se den los permisos, cómo llegan los habitantes, cómo construyen y cuánto tiempo tarda en poblarse en su totalidad”.
Vista reciente de Militar Marte. A pesar de las mejoras en construcciones, la presentación de la colonia mantiene el ambiente habitacional, lejos todavía de las obras de gentrificación. Fuente: YouTube.
Lo anterior permite a los alumnos entender que el crecimiento de la ciudad responde a tiempos políticos, estabilidad o crisis económicas, más que a estilos de arquitectura, situación que se comparte con otros ejemplos en México y América Latina.
Para finalizar, Ana Paulina nos recomienda dos lecturas acerca de estos temas que salieron este año y que son fundamentales para comprender a fondo este periodo:
La primera se trata del Dossier publicado por la Revista Meyibo de la UABC, que recopiló varios textos del periodo, entre ellos, el caso de los cambios en la colonia Guerrero, por la ampliación de Paseo de la Reforma o sobre la construcción de la unidad San Juán de Aragón y Santa Cruz Meyehualco.
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La segunda es el libro Uruchurtu. El regente de Hierro, escrito por Manuel Perlo, quien se dedicó a analizar la huella urbana que dejó el regente. Fueron catorce años que Uruchurtu se mantuvo en la administración de la ciudad, mismo periodo en que el Distrito Federal se extendió al Área Metropolitana.
Así que, si llegas a visitar la colonia Marte, ya sabes por qué surgió el proyecto, el contexto histórico en el cual se construyó y por qué cambiaron los nombres de sus calles.
- Fuentes:
- Entrevista a Ana Paulina Matamoros Vences, candidata a Doctora dentro del Programa de Doctorado en Urbanismo de la UNAM, es miembro cofundador de la Red de Investigadoras en Historia Urbana e imparte clases en la licenciatura de Arquitectura en la Universidad Iberoamericana y la UAM Azcapotzalco. Sus líneas de trabajo son la historia urbana, historia de la arquitectura, la historia de la industria de la construcción y la historia social que explora en los artículos.
- Gómez Jara, Francisco. Acapulco: despojo y turismo. Problemas del desarrollo.
- Perlò Cohen, M. (2023) Uruchurtu: el regente de Hierro. Tomo 1: Orígenes y primera regencia. México: IIS - FA, UNAM.
- Perlò Cohen, M. (2023) Uruchurtu: el regente de Hierro. Tomo 2: Auge, caída y exilio. México: IIS - FA, UNAM.
- Revista Meyibo. Núm. 25, Nueva Época, Enero-Junio de 2023.
- Matamoros Vences, A. P. (2022). El sueño de ser propietario: La publicidad de la vivienda para las clases medias en el Distrito Federal de México (1952-1966). Registros. Revista De Investigación Histórica, 18(2), 6–25.
- Matamoros Vences, A. P. (2023) La industria de la construcción, la iniciativa privada y los prototipos de vivienda del Estado mexicano entre 1950 y 1970.
- En Historia de la construcción. Edificación de obras de los siglos XIX al XX. México : Universidad Veracruzana. DOI: 10.25009/uv.2906.1731