A lo largo de la historia humana, siempre ha habido personajes que realizan fraudes a escala mayor o menor. Desde la venta de boletos falsos hasta crearse toda una identidad, son delitos que no son novedad, pero que tampoco dejan de asombrar.
Un caso que quizá afectó a más gente que ningún otro fue el de Gregor MacGregor, quien llevó las estafas a un nuevo nivel cuando convenció a miles de europeos de haber fundado todo un país en Centroamérica.
En esta ocasión, Mochilazo en el Tiempo hace un breve recuento de los engaños que orquestó Gregor MacGregor para presentarse en Europa como el autoproclamado “príncipe de Poyais”.

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Se casó con la prima de Simón Bolívar
MacGregor nació en 1786 en Escocia y desde su juventud se enlistó en el ejército del Reino Unido y trabajó como oficial de 1803 a 1810, lo que lo llevó a servir durante la Guerra de Independencia Española, entre su patria y Portugal contra España y Francia.
En esa época estuvo casado con Maria Bowater, lo que le dio un estatus social privilegiado porque su familia política tenía una considerable fortuna económica.
El periodista David Sinclair, autor de la biografía “La tierra que nunca fue”, señala en su libro que a lo largo de la primera década del siglo XIX, MacGregor se hizo conocido por el afecto que le guardaba a la vida de lujos y pompa, que lo llevó a fingir posiciones aristocráticas y parentescos, sin que le pusieran un alto.

Su situación cambió con la muerte de su esposa en 1811, porque los Bowater cortaron su fuente principal de ingresos. Sin embargo, se cree que un año antes pudo haber conocido a Simón Bolívar o al general venezolano Francisco de Miranda cuando visitaron Inglaterra.
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Para inicios del año siguiente, Gregor MacGregor ya había vendido los terrenos que heredó de su padre y zarpó a Venezuela, donde ofreció sus “servicios” al general de Miranda para la causa independentista.

De Miranda se encontraba en un momento complicado y desconocía que la reputación de MacGregor como militar era una farsa, por lo que de inmediato le concedió al escocés el rango de coronel.
Para mediados de 1812, ya tenía una nueva vida al lado de Josefa Aristeguieta y Lovera, prima del revolucionario Simón Bolívar. Al término de aquella década, irónicamente, contaba con méritos reales (aunque no extraordinarios) en el campo de batalla.
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Su mayor “éxito” fue engañar a miles
El fraude del “Principado de Poyais” no fue un incidente aislado que se pueda marcar en una fecha del calendario. Los expertos concuerdan en que fue una estafa recurrente que inició en 1820 y cuyos últimos intentos se registraron hasta 1837.

De acuerdo con el diario The Economist, la década de 1820 era una época en que invertir en gobiernos emergentes era por demás atractivo. El colapso del Imperio Español con los movimientos de independencia en Latinoamérica fue clave para esto.
Además de las ganancias por bonos extranjeros para los inversionistas británicos, la clase obrera también ganaba más que nunca gracias al aumento salarial. En cierto modo, pareciera que las circunstancias le sirvieron una oportunidad “en bandeja de plata” a un timador como MacGregor.
Gregor MacGregor les comunicó a los inversionistas británicos que había sido nombrado cacique de “Poyais”, en la actual Honduras y que, a nombre de su gobierno, les solicitaba préstamos en libras esterlinas.

Los expertos en finanzas de The Economist estiman que a lo largo de aquella década, el fraude de MacGregor a nombre de “Poyais” escaló hasta 1 millón 300 mil libras, que luego de una conversión equivalen a más de 3 mil 600 millones de libras del año 2012.
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En su momento, los acaudalados cayeron porque, a pesar de que en la zona de Poyais no había ni un sistema de recolección de impuestos, él argumentó que los recursos naturales eran tan abundantes que las exportaciones pagarían los préstamos a ritmos acelerados.

Se apoyó de mapas, planos y toda clase de proyectos en papel que engatusaron a los inversionistas, al grado de existir papel moneda del país ficticio: el dólar poyaisiano.
De parte del sector popular, cientos de ciudadanos escoceses dejaron todo atrás y hasta le dieron a MacGregor sus ahorros de toda la vida con la promesa de recibir empleos y tierras en extremo prósperos en el Nuevo Mundo.

Fue hasta 1823 que comenzó a descubrirse la verdad entre los estafados británicos, pero MacGregor actuó rápido y decidió radicar en Francia, donde intentó repetir el fraude.
Los franceses, sin embargo, sospecharon pronto y para finales de 1825 lo encarcelaron en París para enjuiciarlo, pero tanto esa ocasión como en su eventual arresto en Londres, sus contactos lo libraron de enfrentar el proceso legal.
El tiempo pasó, las estafas en nombre de Poyais se hicieron cada vez a menor escala y “pasaron de moda”, con un último intento en 1837.
Mientras MacGregor murió en Venezuela en 1845, pensionado como pionero de la independencia, la economía mundial resintió durante años las pérdidas por el “Pánico de 1825”, cuando la banca inglesa colapsó, en buena medida por el charlatán de Escocia.
- Fuentes consultadas:
- “An interview with David Sinclair”, en Bookbrowse: your guide to exceptional books.
- Annuaire anecdotique, ou Souvenirs contemporains. París, Chez-Ponthieu, Palais-Royal, 1826.
- Sinclair, David. The land that never was: Sir Gregor MacGregor and the Most Audacious Fraud in History. DaCapo Press, 2004.
- The anual register, or a view of the history, politics, and literature, of the year 1824. Londres: Baldwin, Cradock and Joy, 1825.
- The Edinburgh Magazine, and literary miscellany; a new series of the Scots Magazine. Julio-diciembre 1823, Vol XIII. Edimburgo: Archibald Constable and Company.
- “The king of con-men”, en The Economist, 22 de diciembre 2012.
- The Modern Traveler. A popular description, geographical. historical and topographical, of the various countries of the globe. Vol. VII. Mexico and Guatimala. Vol. 2. Boston: Wells & Lilly, 1830.