El mapa de Santa Cruz o Uppsala, nombrado por la biblioteca sueca donde se encuentra, muestra a la actual Ciudad de México alrededor de 1550. En la parte media-superior derecha, sobre el ángulo formado por la laguna, se encuentra Coyoacán y arriba (oeste) se localiza el actual San Ángel. Fuente: Biblioteca Digital Mundial.
En el detalle se aprecia el barrio de Coyoacán y sus alrededores. Fuente: Proyecto “Map of Mexico 1550”, Aalto University.
En la época de la Colonia, Tenanitla, o “junto a los muros de piedra”, se volvió parte del naciente Coyoacán y, con ello, fue regido bajo normas y leyes del Viejo Mundo. Como elemento central, la evangelización franciscana y dominica llegó la zona durante el siglo XVI y, en el XVII, cedieron el terreno a los recién llegados carmelitas.
En 1595, don Felipe de Guzmán Iztlollinqui cedió una tercera parte de su huerta en Chimalistac para fundar la capellanía de San Sebastián, a cambio asegurar su alma después de la muerte, escribe Jaime Abundis en su tesis de doctorado La huella carmelita en San Ángel.
Para 1615, los lugareños habían donado extensiones de tierra vecinas, donde los carmelitas construyeron el Colegio de San Angelo Mártir y, casi una década después, la iglesia del mismo nombre, cuya arquitectura resaltó las cúpulas en mosaicos, la fuente y unos amplios jardines.
El Colegio de San Angelo Mártir y la parroquia cambiaron su nombre en honor a la virgen del Carmen; sin embargo, el poblado conserva aún el nombre de San Ángel. La imagen de archivo muestra su estado en 1930, después de ser restaurado y declarado museo. Fuente: Archivo Casasola de la Fototeca Nacional. La imagen actual fue tomada desde la Hostería Santo Domingo. Crédito: Erick Paz
Religiosos carmelitas, bien recibidos en San Ángel
A diferencia de los dominicos, los carmelitas tuvieron una gran aceptación entre la población. Jesús Hernández, encargado del proyecto sobre el huerto de El Carmen, cuenta en entrevista para EL UNIVERSAL que la presencia de la orden fue tan amplia que llegó a las cofradías y a los yermos.
Los primeros eran estructuras organizativas para diferentes actividades de la comunidad y, los segundos, terrenos desiertos donde comenzaron los extensos cultivos que les caracterizaron, principalmente de olivo.
Jesús señala el lugar donde se encontraría la antigua huerta, se ajusta el cubrebocas y su voz se vuelve fluida para fusionarse con la emoción de un camelita.
Esta aceptación, narra, se mantiene vigente hasta nuestros días: Tenanitla cambió su nombre a San Ángel, diferentes familias donaron cada vez más extensiones de tierra para ampliar los jardines, mismos que abastecieron a la ciudad y a otras regiones y, posteriormente, estas tierras conservaron características o nombres vinculados a la Orden, como el Olivar de los Padres.
Para 1865 se estableció la feria de las flores, hasta hoy, para celebrar a la Virgen del Carmen, la patrona de la orden, cuyo origen se remonta al monte Carmelo en Italia.
Como otra herencia, el Mercado de las flores, de carácter permanente, se levanta a pocos metros del Convento, rumbo al norte.
La Feria de las flores adquirió gran importancia en la Ciudad y conjuntaba a políticos y figuras de la vida pública. En la imagen se observa al entonces presidente Álvaro Obregón en un recorrido durante la segunda quincena de julio de 1921. Fuente: Archivo Culhuacán de la Fototeca Nacional.
El 16 de noviembre de 1917 y cuando el convento se encontraba en ruinas debido a las Leyes de Reforma, pero no así la iglesia ni la vida citadina, el periodista de este diario Rubén M. Capos describió a San Ángel como un paraíso perdido y, en él, El Carmen adquiría gran relevancia por las cúpulas que resaltaban en el horizonte, sobre árboles de “frutas sazonadas”: duraznos, peras, chabacanos, capulinas, ciruelas y manzanas verdes.
Junto a ello, pone atención en la tradición floral de la época cuando describe la fiesta del Jueves de Amapolas, celebración del encuentro de Jesús resucitado con María Magdalena. Para ello, desde las partes altas caían grandes cantidades de pétalos blancos hasta “quedar como mullido tapiz de diez pulgadas de espesor” para formar un tapete de amapolas, especie abundante en los huertos de la época. Actualmente el cultivo de esta flor se encuentra prohibido y el festejo, aunque menos rimbombante, se reemplaza con rosas.
Las huertas también pagaban diezmo
Los carmelitas crearon un sistema de acueductos para hacer llegar el agua a las huertas y jardines, así como a los poblados cercanos. En la primera imagen se aprecia el acueducto interior del claustro del Convento del Carmen en 1915. Fuente: Fototeca Nacional. En la segunda, se muestran acueductos de aproximadamente 1840. Foto: “Apuntes para la historia de San Ángel”
Para 1501, una cédula da cuenta del pago de diezmos que el Real Consejo de Indias demandaba a la actividad agrícola de diversas órdenes y que alcanzaron a los carmelitas en 1664 para luego iniciar un camino de negociaciones y pagos continuos entre los siglos XVIII y XIX.
Los diezmos no eran menores. En 1673 se contabilizaron 30 mil árboles frutales, la mayoría de pera y durazno, lo que demandaba altas tasas. Al mismo tiempo, la huerta necesitaba de 50 personas, en promedio, para su cuidado.
Una década después, los árboles sumaban 13 mil 750 en un perímetro de tres cuartos de legua, es decir, poco más de 3 mil 600 metros circundantes.
En 1856 se fraccionó y se vendió parte de la huerta y, poco a poco, inició la decadencia de los huertos y de la orden. En 1861, las Leyes de Reforma obligaron la clausura del convento, el reparto de tierras y la cesión del Colegio al Ayuntamiento de San Ángel.
Vista a la huerta de San Ángel alrededor del convento, años 20 aproximadamente. Fuente: Museo de El Carmen.
Las tierras desamortizadas se utilizaron para procesos de industrialización antes y durante el Porfiriato. Por ejemplo, se fundó la fábrica de papel de Nuestra Señora de Loreto, posteriormente de Loreto y Peña Pobre -hoy, centro comercial Plaza Loreto-, junto a una serie de viviendas para obreros.
En 1929, tras el asesinato de Álvaro Obregón el año anterior, se recuperó el convento y se fundó el Museo de El Carmen, posteriormente incorporado al naciente Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En la entrega de la próxima semana hablaremos de la producción de aceite de olivo en la zona, del santo patrono de las huertas y de cómo lucía San Ángel en los años 20.
- Fuentes:
- Débora Alejandra Araujo. Interacciones farmacológicas con alimentos, medicamentos, herbolarias y xenobióticos. GESACI.
- Francisco Fernández del Castillo. Apuntes para la Historia de San Ángel y sus alrededores. Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. 1913.
- Jaime Abundis Canales. La huella carmelita en San Ángel [tesis de doctorado en Arquitectura]. UNAM. 2002
- Map of Mexico 1550, Aalto University
- Mediateca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y su Fototeca Nacional
- Entrevistas:
- Jesús Hernández. Historiador y encargado del proyecto de la Huerta de El Carmen
- Daniela Alcalá Almeida. Jefa de Difusión Cultural del Museo de El Carmen
- Iván Olguín Ramírez. Difusión Cultural del Museo de El Carmen
- Oficinas del Panteón Jardín, Ciudad de México.
- Susana Salazar. Historiadora
- Agradecimiento a la Hostería Santo Domingo, San Ángel.