Del movimiento estudiantil de 1968 en la Ciudad de México recordamos los eventos en Tlateloco, la condena de las instituciones educativas y la fuerte convicción de los escolares de terminar con los golpes del gobierno. Pero, ¿cómo se dio ese grito de “¡Basta a la represión!”?

Su punto de inflexión comenzó hace 55 años, con una rivalidad entre tres escuelas de nivel medio superior y la incapacidad de las fuerzas del orden público para detener las trifulcas de manera correcta.

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La riña del 22 de julio dejó varios estudiantes heridos. La opinión pública, incluido este diario, reprobó a los “rebeldes” y “revoltosos”, aunque la cobertura de esa confrontación y del deficiente actuar policiaco fue sencilla. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
La riña del 22 de julio dejó varios estudiantes heridos. La opinión pública, incluido este diario, reprobó a los “rebeldes” y “revoltosos”, aunque la cobertura de esa confrontación y del deficiente actuar policiaco fue sencilla. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

Las manifestaciones estudiantiles no eran únicas del DF

De acuerdo con una investigación de los profesores Judit Bokser Misses-Liwerant y Federico Saracho, el fenómeno de 1968 "simboliza a una nueva generación que emerge como actor social protagónico, con nuevos códigos culturales que definen y confrontan lo existente como opción agotada".

En diversos países, las manifestaciones político-ideológicas de la época inestabilizaron a regímenes poco tolerantes. En el caso de México, desde 1964 se suscitaron algunas protestas estudiantiles en Puebla, Michoacán, Tabasco y Sonora, con tendencias comunistas y progresistas. , entonces presidente, reprimió los levantamientos.

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Para 1968, en la capital, escolares de las dos instituciones educativas más importantes de la región –la UNAM y el IPN– gestionaron reclamos focalizados, como el secuestro de 64 camiones de transporte concesionado por parte de alumnos de Ciudad Universitaria y Preparatoria 5 por dos casos de atropellamiento no indemnizados, durante las primeras semanas de julio de ese año.

La crisis con los camiones comenzó el 9 de julio de 1968. La concesionaria ignoró las lesiones de una profesora y de un alumno que fueron atropellados por sus unidades. El alumnado quemó dos vehículos y realizó destrozos en 62 restantes; en la fotografía se nota una quemadura en una unidad y un parabrisas roto en otra. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
La crisis con los camiones comenzó el 9 de julio de 1968. La concesionaria ignoró las lesiones de una profesora y de un alumno que fueron atropellados por sus unidades. El alumnado quemó dos vehículos y realizó destrozos en 62 restantes; en la fotografía se nota una quemadura en una unidad y un parabrisas roto en otra. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

El actuar del gobierno frente al alumnado parecía “insuficiente”, según la opinión de Luis Garrido para EL UNIVERSAL. En su columna del 19 de julio del 68, el ex rector de la UNAM consideró que, “estudiante o no, todo el que delinque debe responder ante el poder social”.

“El celo con que se defiende la autonomía universitaria ha llevado a la autoridad a ser muy cuidadosa en el comportamiento de sus agentes cuando se trata de estudiantes”, escribió Garrido. Meses después, la respuesta gubernamental alcanzó niveles extremos de represión.

Las trifulcas y rivalidades entre escolares de diferentes instituciones también aumentaron el calor de la situación. Para mediados del 68, cayó la primera pieza del dominó que devino en un imborrable periodo de inestabilidad social.

“Alto a los cafres del volante” fue una de las leyendas pintadas en los camiones secuestrados. Varios se guardaron en la Preparatoria 5 de la UNAM y otros en estacionamientos de las facultades de Ciudad Universitaria. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.
“Alto a los cafres del volante” fue una de las leyendas pintadas en los camiones secuestrados. Varios se guardaron en la Preparatoria 5 de la UNAM y otros en estacionamientos de las facultades de Ciudad Universitaria. Foto: Archivo EL UNIVERSAL.

Granaderos excedieron sus medidas para detener la riña

La tarde del lunes 22 de julio de 1968, alumnos de la secundaria y preparatoria Isaac Ochoterena –entonces incorporada a la UNAM– y miembros de las Vocacionales 2 y 5 del IPN, comenzaron una riña con rocas y ladrillos en la Plaza de la Ciudadela, para después trasladar el pelito a las afueras de la Isaac Ochoterena, todo a causa de un partido de tochito.

Según algunas declaraciones recabadas por EL UNIVERSAL, el conflicto entre las escuelas tenía casi un año gestándose y la trifulca de aquel lunes se desató por la aparente provocación de “Los Arañas” y “Los Ciudadelos”, pandillas de pseudoestudiantes que alteraron a los escolares.

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Las autoridades no actuaron para terminar la pelea estudiantil. El entonces comandante de los granaderos, el teniente Alfonso Frías, dijo que el alumnado “no llamó a tiempo para detener la agresión”. Algunos jóvenes lo refutaron, argumentando que solicitaron la llegada de vigilancia durante los primeros minutos de la trifulca, que se extendió algunas horas.

Para las 10 horas del martes 23 de julio, miembros de la Isaac Ochoterena vandalizaron el exterior de la Vocacional 2 y para cuando los estudiantes del IPN trataron de contraatacar, un cuerpo de granaderos los agredió.

Granaderos y policías después del enfrentamiento con estudiantes en la Plaza de la Ciudadela en el centro del entonces Distrito Federal; su acción fue mínima, pero en la siguiente trifulca todo cambiaría. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Tomada del libro 1968, un archivo inédito.
Granaderos y policías después del enfrentamiento con estudiantes en la Plaza de la Ciudadela en el centro del entonces Distrito Federal; su acción fue mínima, pero en la siguiente trifulca todo cambiaría. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Tomada del libro 1968, un archivo inédito.

De regreso a la zona centro de la capital, entre la Ciudadela y calles aledañas, agentes públicos recibieron a preparatorianos y politécnicos con gas lacrimógeno y garrotazos. La confrontación se prolongó hasta las 13 horas.

Este diario tituló el evento como una “torpe jornada policiaca”, pues los granaderos golpearon sin límites a varios estudiantes, hasta que profesores y vecinos intervinieron para controlar los atropellos de los oficiales. El alumnado respondió con rocas y gritos, pero quedó rebasado.

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“Prácticamente eran emboscadas las que tendían a los estudiantes. […] Parece que los granaderos inauguraron una táctica de ‘guerra de guerrilla’”, se leyó en el reporte de EL UNIVERSAL, publicado el miércoles 24 de julio. Se estimó un total de 3 mil alumnos involucrados y 200 policías.

Gran parte del estudiantado huyó a sus planteles, pero los granaderos ingresaron a la Vocacional 5 para golpear alumnos y profesorado. El Teniente Frías aseguró que esa no era la orden y prometió un castigo para los responsables de la intrusión en las instalaciones educativas.

La jornada escolar del 24 de julio se suspendió en los tres planteles y los directivos de la Vocacional 5 declararon que “los granaderos violaron los derechos humanos. […] Fue una nueva ofensa al IPN”, según menciona la cronología de 1968 realizada por la Dirección General de Bibliotecas de la UNAM.

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Entre las instituciones de educación se extendió el rechazo rotundo al actuar de las fuerzas de orden público. De estudiante en estudiante se formó un contingente masivo, enfocado en la desaparición de los granaderos y de la represión del gobierno. Así inició el movimiento.

El 24 de julio de 1968, algunos estudiantes observan el reporte de EL UNIVERSAL sobre los enfrentamientos. Los directivos de la Vocacional 2 negaron la participación de algún miembro de la institución en los altercados; días después, comenzaron las manifestaciones y se creó el Consejo Nacional de Huelga. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Tomada del libro 1968, un archivo inédito.
El 24 de julio de 1968, algunos estudiantes observan el reporte de EL UNIVERSAL sobre los enfrentamientos. Los directivos de la Vocacional 2 negaron la participación de algún miembro de la institución en los altercados; días después, comenzaron las manifestaciones y se creó el Consejo Nacional de Huelga. Foto: Archivo EL UNIVERSAL/Tomada del libro 1968, un archivo inédito.




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