El cruce de la Calzada San Antonio Abad y las calles de José T. Cuéllar y Juan de Dios Peza, en los límites de la colonia Obrera, en 1931. Se ven los rieles del tranvía en el lugar donde hoy pasa la línea 2 del Metro; a la izquierda está la pulquería El Campeonato, espacio que ahora es parte del Hotel Encanto. Imagen: Colección particular.
Texto: Carlos Villasana
Siempre es interesante conocer los orígenes de las colonias de la capital, pues la mayoría de las veces encierran historias fascinantes de sus inicios, delimitación y de su paulatino crecimiento hasta llegar a como hoy las conocemos.
En esta entrega de Mochilazo en el Tiempo hablaremos de la colonia Obrera , que antes llevó el nombre de Cuartelito y Bolívar. El cronista Rodrigo Hidalgo, uno de nuestros invitados más frecuentes, comparte interesantes datos sobre el origen de esta colonia.
De potrero a fraccionamiento
El área que ahora ocupa la colonia Obrera fue parte del potrero conocido como El Cuartelito, que comenzó a fraccionarse en los últimos años del siglo XIX. Sin embargo, esta urbanización inició de forma irregular.
La Calzada San Antonio Abad, vista hacia el norte desde el cruce con Fernando de Alva Ixtlilxóchitl en la década de los treinta. Del lado izquierdo aparece un edificio que funcionaba como hotel y continúa en pie; también se aprecia el antiguo depósito de tranvías, que fue reemplazado por la Secundaria 82, y a la derecha está el Sanatorio para Accidentados "La Indo Latina", que ya no existe. Imagen: Colección particular.
Según el Boletín oficial del Consejo Superior de Gobierno del Distrito Federal, la primera noticia que tuvo el Ayuntamiento sobre la venta de lotes fue el 17 de febrero de 1899, y en marzo de ese año, el periódico "El Municipio Libre" publicó un acuerdo del cabildo donde se hacía saber a la población que no existía autorización para crear una colonia, ni trazar calles en ese terreno.
El mismo documento agregó que, en consecuencia, los habitantes no contarían con servicios municipales, así que tendrían que proveerlos por su cuenta.
Pero ese anuncio no detuvo los planes, pues en el Plano Oficial de la Ciudad de México de 1900 estaba señalada como “colonia en proyecto”. Su trazo era una prolongación de las calles del Centro y las de la actual colonia Doctores, antes llamada Hidalgo, con dos vías en diagonal: una era el Canal de Derivación, que ahora es la calle de José T. Cuéllar, y la otra hoy es la Diagonal 20 de Noviembre.
Vista de la Calzada San Antonio Abad cercana a 1930 donde vemos al hoy emblemático edificio de Galas de México, en la colonia Obrera. Frente a él se ve la fábrica de harina, galletas y pastas "Tres Estrellas", propiedad de los hermanos Lance. Famosos son los calendarios emitidos por Galas en cuyas instalaciones se estableció un estudio para que artistas como Jesús de la Helguera, Eduardo Cataño, Roberto Montenegro y Jorge González Camarena, por mencionar algunos, crearan pinturas originales de tinte nacionalista que se reproducirían en los cromos de los calendarios entre 1930 y 1960. Imagen: Colección Particular.
Además de una estación de tren y algunas construcciones más antiguas, sólo aparece ocupada una manzana que corresponde a las calles de Lucas Alamán, 5 de Febrero, Isabel la Católica y Fernando de Alva Ixtlilxóchitl; en mapas posteriores, como el de 1907, el de 1917 e incluso el de 1923 se ven pocos edificios nuevos y aún no había nomenclatura, lo que indica que el crecimiento de la colonia en ese período fue muy lento.
Apenas en octubre de 1924, una breve nota en EL UNIVERSAL ILUSTRADO refería que “han comenzado con toda actividad los trabajos para la introducción de agua potable en la Colonia Obrera, pues, como es sabido, carecía por completo de instalaciones que le surtieran de agua entubada. Los vecinos sólo podían abastecerse del agua extraída de algunos pozos, que fueron abiertos al comenzar a formarse la colonia”.
EL UNIVERSAL ILUSTRADO, revista semanal de esta casa editorial, tomó esta foto de los “importantes trabajos del drenaje con que se dotará a la colonia Obrera”. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Más adelante indica que también iniciaron las obras de alumbrado, “que tanta falta hace”, pues el objetivo era convertirla “en una colonia higiénica y de aspecto agradable”, por lo que el siguiente paso era la instalación del drenaje.
A fines de los años 20, el “Plano de la Ciudad de México con municipalidades y colonias” de Efrén Palacios, fechado en 1928-1929, ya especificaba los nombres actuales de la mayoría de las calles, aunque otras todavía estaban marcadas con números.
El cine Estrella, ubicado en Lucas Alamán entre San Antonio Abad y 5 de Febrero, colonia Obrera, anuncia las películas "Los tres hijos del diablo", de 1948, y "Almas errantes", de 1953. Esta sala abrió sus puertas en 1941 y tuvo capacidad para más de 2 mil 700 espectadores; hoy en su lugar hay un edificio de oficinas. Imagen: Colección particular.
En 1930, Nuestra ciudad, publicación editada por el recién creado Departamento del Distrito Federal, incluyó una lista de colonias donde faltaban servicios urbanos; entre ellas se encontraban la “Colonia Obrera o El Cuartelito”, de la que mencionaba lo siguiente:
“Fue autorizado su fraccionamiento en el año de 1924, llevándolo a cabo los señores Antonio, Rafael, José y María Escandón, los hermanos Artigas, Alejandro Romero y la Sociedad E. Manuel y Cía. Esta zona es una de las vergüenzas de México, por todos conceptos, y es uno de los problemas más serios, que hoy se tienen por haberse permitido que en una zona tan céntrica de la ciudad se fraccionaran terrenos en las peores condiciones y sin ningún servicio de urbanización”.
De acuerdo con dicho texto, se estaban realizando obras de saneamiento, agua y pavimentación en las calles de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, Lorenzo Boturini y Manuel María Flores.
Estas iniciativas coinciden con anuncios como el de EL UNIVERSAL ILUSTRADO, publicado en 1932, donde la tlapalería de Armando Sánchez Horta, sobre Bolívar y Manuel José Othón, ofrecía “todo lo necesario para estos servicios […] y todos los materiales para construir una casa”; la parte superior de la plana está ocupada por varios retratos de mujeres bajo el título “Damitas de la colonia Obrera”.
Todavía en los años 30, los negocios locales no dejaban pasar la oportunidad de ofrecer materiales usados en la época para la construcción de casas, desde tubería de barro y "conecciones" de porcelana hasta electrónicos. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Se conformó sin autorización oficial
El gran diario de México publicó una nota detallada de los antecedentes de la Obrera en noviembre de 1924, cuando también se le conocía como “colonia Bolívar” y “El Cuartelito”. El objetivo era informar sobre los costos para la atrasada urbanización de una zona de la capital que entonces se consideraba extensa.
De acuerdo con los datos del informe que rindió la Comisión de Obras Públicas, la extensión del entonces “barrio de El Cuartelito” estaba delimitada “al Norte por la calzada de Chimalpopoca, al Este por la calzada de San Antonio Abad, al Oeste por la del Niño Perdido y al Sur con el límite de la colonia Algarín, de reciente formación”.
Un tranvía proveniente de la colonia Obrera da vuelta en el cruce de Lucas Alamán y la Calzada San Antonio Abad a inicios de 1969, pocos días antes de que esta ruta dejara de dar servicio para dar paso a la línea 2 del Metro. Imagen: Archivo EL UNIVERSAL.
También se menciona que el área era de alrededor de 151 hectáreas y con “una densidad probable en total de 25,000 habitantes”. Es posible que estos datos fueran recabados desde antes, pues las autoridades proyectaban esta urbanización desde junio de aquel año.
Pero más que sus detalles técnicos, esa nota de hace casi cien años confirma los comentarios de Rodrigo Hidalgo, acerca del por qué esta zona de la ciudad de México tenía tales problemas de infraestructura que las labores alcanzaban cifras millonarias.
Resulta que lo que hoy es la Obrera se formó en circunstancias irregulares porque no se contó con la autorización municipal para establecerse. Por la misma razón, no sólo no había un nombre oficial para la colonia, sino que no había conexión con los servicios básicos y tampoco tenía aprobada la nomenclatura de sus calles.
En manos de una familia, luego se dividió en parcelas
Según reportó la redacción de este rotativo, tras quedar esas tierras en manos de la familia Escandón, se dividieron en varias parcelas para repartirlas.
Más tarde, nuevos propietarios “enajenaron a terceras personas nuevas fracciones de las parcelas, viéndose para ello en la necesidad de formar eventualmente, espacios libres o calles que les dieran acceso”.
Estas calles y espacios hicieron que ahora el antiguo “Potrero del Cuartelito” se constituyera como un nuevo fraccionamiento, sin solicitar permiso al Ayuntamiento.
Para evitarse las numerosas dificultades que esa situación suponía, en 1924, las autoridades pasaron por alto las infracciones, de modo que fuera posible proceder con las obras.
En esta página de Facebook que publica contenido general en torno a la colonia Obrera, se puede encontrar una fotografía del plano para el fraccionamiento del potrero, aunque no es posible identificar su antigüedad o autoría. Tomado de Facebook.
El menor gasto que se realizó al inicio fue para la construcción de un parque, que no rebasó por mucho los 55 mil pesos de aquel entonces. La prolongación de la calle Dr. Pasteur requirió más de 116 mil pesos, y ya para entonces se contaba con esta vialidad para definir el plano de la ciudad.
Hoy se encuentra en la colonia Doctores, justo frente al Hospital General. Los procedimientos más costosos serían la instalación de la red de aguas, que tomaría al menos 860 mil pesos. Por su parte, la pavimentación con cemento Mac-Adam y lámina de asfalto sobrepasaría el millón 200 mil de pesos.
Otra toma de la pavimentación de la Calzada San Antonio Abad desde la esquina del edificio Galas de México, en la colonia Obrera. En este punto actualmente se encuentra la estación San Antonio Abad del Metro. Imagen: Colección Particular.
Por último, el saneamiento costaría más de un millón de pesos, por lo que, de seguirse este esquema el total rondaría los tres millones 300 mil pesos. Para los años veinte esta cifra era demasiado elevada, y así lo refleja este fragmento de la nota que retomamos: “el Ayuntamiento no puede sufragarlo todo; por lo que ya se busca la forma de que cooperen los habitantes de la Colonia Obrera, con el objeto de que se dé comienzo a las mismas, lo que en mucho los beneficiará”.
Hasta aquí la brevísima historia de una colonia más de la gran Ciudad de México.
Aspecto de la calle Claudio Bernard en 1932, que ahora forma parte de la colonia Doctores. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Fuentes:
- Hemeroteca Nacional.
- Hemeroteca EL UNIVERSAL.