“En 1878, el escritor José María Roa Bárcena, publicó un relato inspirado en una antigua leyenda de aparecidos. El cuento lo tituló Lanchitas”. Se le considera la obra fundacional de la literatura fantástica de México, a mí me ha fascinado siempre”, escribió Héctor de Mauleón en “Una crónica involuntaria de Tepito”, publicado en El Universal, el 6 de septiembre de 2018.

El Templo del Carmen, a inicios del siglo XX, en la calle de Padre Lecuona, hoy República de Nicaragua. Colección Villasana.
El Templo del Carmen, a inicios del siglo XX, en la calle de Padre Lecuona, hoy República de Nicaragua. Colección Villasana.

Para conocer más acerca de este relato, entrevistamos a la investigadora Suzette Álvarez, quien acostumbra recorrer las calles en busca de este tipo de historias.

La leyenda se desarrolla en las calles del Centro Histórico que, de acuerdo con nuestra entrevistada y conforme a lo descrito por el escritor Roa Bárcena, comprende lo sucedido en el Callejón del Padre Lecuona, actual República de Nicaragua.

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Nomenclatura antigua (arriba) y actual (abajo) del callejón del relato. CORTESÍA SUZETTE ÁLVAREZ.
Nomenclatura antigua (arriba) y actual (abajo) del callejón del relato. CORTESÍA SUZETTE ÁLVAREZ.

En el libro “Mi Barrio – Segunda Mitad del Siglo XIX” del destacado jurista Miguel S. Macedo (1856 -1929) el autor describe al callejón del Padre Lecuona, junto con el de Las Golosas, hoy República de Haití, de irregulares, muy estrechos y de confusa nomenclatura, con casas de un solo piso y pobres en general.

Plano de 1793 de García Conde, Eduardo, con el nombre del Callejón del Padre Lecuona. ESPECIAL.
Plano de 1793 de García Conde, Eduardo, con el nombre del Callejón del Padre Lecuona. ESPECIAL.

“El callejón del Padre Lecuona conducía a la Plazuela del Carmen, saliendo casi en línea recta a la fachada de la iglesia y del convento. Este callejón fue el sitio en que se supuso acaecido el episodio del sacerdote que confesó a un hombre muchos años después de su muerte, que Don José María Roa Bárcena relató en su cuento Lanchitas”, escribió Miguel S. Macedo, quien fuera designado en 1924 como Presidente perpetuo de la Sociedad de Estudios de Historia Local de la Ciudad de México.

A nuestra pregunta del motivo por que este cuento se le conozca popularmente con el nombre de Lanchitas”, la investigadora nos comentó que la respuesta proviene del propio Roa Bárcena y deriva del apellido del protagonista: el padre Lanzas.

También sugiere que podía ser en señal de cariño y confianza, o bien, en parte por ser bajo de estatura y que de ahí se le dijera Lanchitas, en lugar de Lanzas.

El Templo del Carmen, ubicado en la Calle de Padre Lecuona, hoy República de Niacaragua. Años veinte. Colección Villasana.
El Templo del Carmen, ubicado en la Calle de Padre Lecuona, hoy República de Niacaragua. Años veinte. Colección Villasana.

Por otro lado, en el tomo 10 del libro “Biblioteca de Autores Mexicanos”, conformado por las obras de Don José María Roa Bárcena, el escritor explica las distintas teorías relacionadas con el origen del sobrenombre, a lo que el autor sugiere que podía incluso deberse a la forma de hablar del padre Lanzas: “Y, como por algún defecto de la organización de su lengua, daba a la t y a la c, en ciertos casos, el sonido de la ch, convinieron sus amigos y conocidos en llamarle Lanchitas...”

Sobre la trama de la historia, nuestra entrevistada nos contó que es un relato que cuenta lo que una noche le sucedió al Padre Lanzas, un clérigo que rondaba el antiguo barrio de La Lagunilla y sus alrededores.

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El padre Lanzas, o Lanchitas, como solían llamarlo, se reunía cada noche con algunos amigos cerca de la iglesia de Santa Catarina para jugar a las cartas y fumar puros. En una ocasión se le acercó una anciana harapienta para pedirle urgentemente que la siguiera hasta el Callejón del Padre Lecuona, hoy República de Nicaragua, para que confesara a un moribundo.

República de Brasil, antes llamada Santa Catarina en este tramo, inicios siglo XX. Del lado derecho se encuentra el templo de Santa Catarina. Colección Villasana.
República de Brasil, antes llamada Santa Catarina en este tramo, inicios siglo XX. Del lado derecho se encuentra el templo de Santa Catarina. Colección Villasana.

“Aunque el sacerdote se resiste un poco por las altas horas de la noche, además de la zona a dónde debía ir, al final accede y sigue a la misteriosa anciana. Al llegar al lugar indicado, nota un ambiente muy solitario, lleno de humedad con muchas telarañas.

“En uno de los rincones de la pieza principal ve tendido a un hombre de apariencia cadavérica, casi como una momia, que de repente se sienta sobre su lecho y empieza a relatarle sus pecados, los cuales, para sorpresa de Lanchitas, parecieron haber ocurrido hace mucho tiempo”.

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Plano de 1886, que muestra la ubicación del Callejón del Padre Lecuona. Ciudad de México. ESPECIAL.
Plano de 1886, que muestra la ubicación del Callejón del Padre Lecuona. Ciudad de México. ESPECIAL.

“Mientras tanto, la luz de la vela que lo alumbra va consumiéndose y cuando finalmente se apaga, también llega a su fin la confesión. Para entonces, el padre se da cuenta de que la señora ha desaparecido y, como puede, emprende rápidamente la salida de aquel sitio raro”, relató Suzette Álvarez.

Y prosigue nuestra entrevistada contando que cuando Lanchitas regresa finalmente con sus amigos a la tertulia, se une nuevamente al juego y les cuenta que acababa de darle la extremaunción a un hombre que ya parecía más muerto que vivo.

Es entonces cuando se percata de que había olvidado su apreciado pañuelo bordado. Manda a un criado para recuperar la fina prenda y cuando éste vuelve, le informa al clérigo que la dirección a donde lo envió es una accesoria en ruinas y deshabitada desde hace varios años.

Las inmediaciones de la Iglesia de Santa Catarina a inicios del siglo XX. Colección Villasana.
Las inmediaciones de la Iglesia de Santa Catarina a inicios del siglo XX. Colección Villasana.

Extrañado, Lanchitas decide ir a la mañana siguiente, ya con la luz del día, a aclarar el asunto. Con ayuda del dueño del lugar, se da cuenta de qué, en efecto, es un predio totalmente abandonado. Le abren las puertas del ruinoso lugar, y como puede camina torpemente tratando de reconstruir el trayecto de la noche anterior hasta llegar al cuarto donde tuvo lugar la confesión.

Es en ese momento cuando se sorprende al ver que en uno de los rincones se encuentra tirado el pañuelo finamente bordado de su propiedad. Incrédulo, tomó la prenda y la guardó en su bolsillo, saliendo a toda prisa, aterrado por lo que acababa de presenciar.

Desde aquel día, algo cambió en el pobre Lanchitas. “Cuando alguien le preguntaba sobre el suceso, él únicamente se reía y se aseguraba de que trajera consigo su pedacito de tela”, comentó Suzette.

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Para concluir la trama, la investigadora se refirió al párrafo final del cuento escrito por Roa Bárcena, que tiene un escalofriante e inesperado giro después de la muerte de Lanchitas:

“Al reconstruir una de las casas del Callejón del Padre Lecuona, extrajeron del muro más grueso de una pieza, que ignoro si era la consabida accesoria, el esqueleto de un hombre que parecía haber sido emparedado mucho tiempo antes, y a cuyo esqueleto se dió sepultura con las debidas formalidades”.

Alrededores de Santa Catarina en los años setenta. Colección Villasana.
Alrededores de Santa Catarina en los años setenta. Colección Villasana.

Al preguntarle a la investigadora a qué se debe que muchos consideran esta historia como una de las más terroríficas del género, ella responde que representa uno de los temores y enigmas que el ser humano ha enfrentado desde siempre; la aparición de un difunto en medio de la oscuridad nocturna y lugares abandonados.

Este relato, como parte de un género literario, pertenece a un tipo de leyenda denominado “escatológico”, el cual versa sobre anécdotas basadas en la vida después de la muerte.

Y añade que desde la parte de la literatura oral, esta historia representa algo vivo que tenemos como sociedad, que es la memoria colectiva.

“Desde el punto de vista literario, rescata una zona, ahora poco segura y sin embargo muy transitada, que está llena de anécdotas transgresoras, justamente por estar en la periferia de lo que se consideraba la Ciudad de México original. Y es ahí donde se encuentra el terreno perfecto para que lo sobrenatural, el crimen o la violencia encuentren campo fértil”, señaló.

Esquina de Repúbica de Argentina y República de Nicaragua (antes Padre Lecuona) en los años ochenta. Colección Villasana.
Esquina de Repúbica de Argentina y República de Nicaragua (antes Padre Lecuona) en los años ochenta. Colección Villasana.

Por otro lado, Suzette Álvarez considera que el cuento y el antiguo nombre de las calles son una referencia importante para conocer la historia del barrio de La Lagunilla, antes llamado San Sebastián Atzacoalco.

Incluso, nos comentó que como maestra suele promover la lectura de este tipo de cuentos y leyendas, ya que a su parecer, es importante que las nuevas generaciones no pierdan la tradición de memorizar y contar nuestras leyendas.

“Al seguir reproduciendo este tipo de relatos, contribuimos a que permanezcan en el tiempo y se difunda nuestra cultura, creencias y la organización social de antaño en una época y lugares determinados”.

“Es un quehacer tanto escolar, como familiar y comunitario. Cuántos edificios vemos en ruinas, iglesias viejas, calles medio iluminadas y de inmediato pensamos en que probablemente fueron el escenario de alguna leyenda o que, en una noche fría y oscura, aún ronda en ellos el espíritu de algún alma en pena“, concluyó la investigadora.

Fuentes:

  • Suzette Álvarez
  • Investigadora y docente
  • Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación son las Autobiografías y Memorias del siglo XIX mexicano. A lo largo de su trayectoria académica ha publicado artículos en revistas especializadas y participado en Coloquios dedicados al análisis y la difusión de nuestras letras en instituciones como El Colegio de México, El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, la Universidad Veracruzana, El Colegio de Morelos, la Universidad Autónoma de Tlaxcala y la Universidad Autónoma de Guerrero. Desde 2022 se desempeña como docente de educación básica en la SEP.
  • Bibliografía:
  • Biblioteca de Autores Mexicanos 10 Tomo 1. 1897
  • Obras de D.J. María Roa Bárcena, “Lanchitas”
  • “Mi Barrio” Ensayo Histórico (Segunda mitad del siglo XIX)
  • Miguel S. Macedo, México, 1930.
  • Lecturas recomendadas por la entrevistada:
  • Leyendas históricas, tradicionales y fantásticas de las calles de la Ciudad de México de Juan de Dios Peza
  • Relatos y leyendas de fantasmas de la Ciudad de México, una selección de Héctor de Mauleón.

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