Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Fotografía actual:
Dario Campos Cervera
Diseño web:
Miguel Ángel Garnica
Situada en la confluencia de las avenidas Insurgentes, Chapultepec y Oaxaca y las calles de Génova y Jalapa, en los límites de las colonias Roma y Juárez, la Glorieta del Metro Insurgentes es un punto de encuentro y de tránsito desde 1969. Este espacio, diseñado por el arquitecto Salvador Ortega , ha visto pasar incontables negocios: desde los memorables cafés cantantes hasta los actuales cafés internet.
A principios del siglo pasado, en los límites de lo que hoy es la Glorieta, se encontraba un conjunto de casas construidas en 1906 por los arquitectos De la Lama y Zwicker , que están entre las primeras de la zona y la mayoría de las cuales aún existen; la construcción de la Glorieta del Metro Insurgentes fue compleja ya que fue adoptando su forma poco a poco.
Escena de la construcción de la Glorieta en 1968, del lado izquierdo se encuentra el cine Insurgentes. Crédito: “Memoria del Metro de la Ciudad de México” / Colección Villasana - Torres.
Durante los Juegos Olímpicos de 1968, se instalaron puentes provisionales sobre la construcción para dar la bienvenida a los atletas olímpicos, como se puede ver en la siguiente toma, se llevó a cabo una demolición parcial del cine Insurgentes para adecuarlo al nuevo trazo.
La Glorieta fue inaugurada junto con la primera Línea del Sistema de Transporte Colectivo Metro.
Año de 1968, al fondo un promocional de los Juegos Olímpicos. Diversos automóviles dan testimonio de la época. Imagen: Col. Villasana-Torres
“Todos los caminos llevan a la Glorieta de los Insurgentes”
decían los jóvenes de los años setenta acerca del recién descubierto punto de reunión en el que se había convertido la estación del Metro, inaugurada tan sólo un par de años antes.
En poco tiempo, los cafés cantantes, restaurantes, discotecas y otros negocios se habían apropiado del lugar y pasó de ser un sitio de tránsito hacia la Zona Rosa y el Paseo de la Reforma , a una zona con vida propia que atraía al público joven de toda la ciudad.
La onda hippie y la psicodelia todavía estaban presentes en los posters que adornaban las vitrinas, paredes de las tiendas y en los grupos de adolescentes que ahí se reunían. Los llamativos colores de las sombrillas que protegían a los clientes de las inclemencias del tiempo en las mesitas de los populares cafés al aire libre , atraían como imán a los paseantes que se veían tentados a tomar una pausa, y por unos momentos, se rendían a la tentación y mientras tomaban un helado flotante, disfrutaban de la agradable vista que entonces ofrecía este espacio de convivencia.
Publicidad del Sistema de Transporte Colectivo Metro del año de 1969 en la que se aprecia una toma aérea de la entonces llamada Plaza de los Insurgentes, refiriéndose a lo que hoy conocemos como la Glorieta del Metro Insurgentes o Glorieta Insurgentes. Un nombre oficial que no prosperó. Crédito: DDF / Colección Villasana - Torres.
“Mariachis, rock, minifaldas, maxis, pantalones, rubias, morenas, jóvenes, señoras, tacos, copas, cafés, posters, discos, dulces, muñecos y el Metro, se unen en un gran círculo para dar alegría y muchas maneras de pasarla padrísimo” se leía en una publicidad alusiva a la famosa Glorieta en aquellos días.
Ahí se encontraban los bares “Los Insurgentes” y “La Hostería del Quijote”, famosos entre los conocedores. Frases como “tomar la copa” que generalmente utilizaban los mayores, tuvieron otro significado con la llegada de aquellos bares diseñados para los de cabello largo y alguno que otro oficinista del rumbo, en los que el rock predominaba y que alejaba al público de otras generaciones.
Curiosamente, ahí también existía una tienda de Conasupo , por lo que no era nada raro encontrar entre toda aquella multitud a una que otra ama de casa de las colonias aledañas con su típico carrito de metal para “hacer el mandado” en el “Conasúper”, como se denominaban estos centros de abasto.
Las inmediaciones de la Glorieta de los Insurgentes en una fotografía de 1973. Se aprecian varios anuncios de la época que por mucho tiempo fueron todo un símbolo de esta zona y se puede ver que las personas esperaban su transporte en plena "bajadita" de Insurgentes Sur, al otro lado de la guía de contención. Crédito: Villasana - Torres.
Los estudiantes de secundaria rápidamente se enteraron que existía este remanso de tranquilidad y ocio, alejado de las aulas, en su camino al paraíso por excelencia que era el Lago de Chapultepec , y solían hacer una escala casi obligatoria en la Glorieta; preferían vagar por la Zona Rosa, que no sentían tan suya como este sitio que abría temprano y que recibía a todo mundo, incluyendo a todos aquellos que se iban de pinta.
“Centro obligado de reunión de los zonarrosinos, la glorieta empieza a vivir ya entrada la tarde, cuando los horarios escolares y de trabajo permiten a los jóvenes llegarle a la Glorieta. Y entonces como una pequeña Babel , se mezclan diversos niveles: las y los sofisticados zonarrosinos con sus abrigos maxis y sus zapatos de plataforma, con sus vistosos jorongos y desteñidos pantalones de mezclilla que platican hasta en inglés de las novedades artísticas. Llenando los cafés y las bancas de piedra, están los estudiantes de secundaria y prepa , con sus Topeka y chamarras”, según un artículo publicado en la revista juvenil Nocturno sobre el ambiente que reinaba en la Glorieta en 1973.
Para todo aquel que quisiera un taco, existían varios establecimientos. Ahí se encontraban “La Parrilla Azteca”, “Fogón Suizo” y “Glorieta Suiza”, todos especializados en carnes al carbón y combinaciones con queso.
Los restaurantes de comida mexicana también tenían su lugar aquí, y ahí estaban “La Tapatía”, “Pic –Nic”,“La Vaca Negra”, La Barca de Guaymas” y “Los Hermanos de la Hoja”, en donde también tocaban rock. Para las citas románticas se recomendaba una velada en “La Taberna Lorelei”, que cerraba hasta después de las doce de la noche.
Aspectos de la Glorieta de los Insurgentes en los años setenta del siglo pasado. Crédito: DDF / Colección Villasana - Torres.
Además de la cercanía con la popular Zona Rosa, otro atractivo de la nueva Glorieta fue sin lugar a dudas el Cinema Insurgentes 70 , inaugurado en septiembre de 1969, ocupando el antiguo Cine Insurgentes , que fue totalmente modificado y renovado, brindándole un nuevo y más moderno aspecto.
El 8 de septiembre de 1969, EL UNIVERSAL publicaba en su sección de espectáculos lo siguiente: “el próximo viernes abrirá sus puertas al público el fastuoso CINEMA INSURGENTES 70 con la película “La batalla por Anzio” con Robert Mitchum y Arthur Kennedy”.
El cinema se encuentra en la Glorieta de Insurgentes y Avenida Chapultepec, exactamente en la más importante estación del modernísimo Metro. Cuenta con una pantalla Cinema de especial curvatura, invento del ingeniero Enrique Ramírez Villalón, que da al espectador una sensación de presencia y realismo. Antes de la apertura, el 11 de septiembre de 1969 se realizó una Premiere de Gala en la que se exhibió la película Paula, lágrimas del primer amor , protagonizada por la actriz juvenil Julissa y el actor Abel Salazar, con la asistencia de diversos invitados especiales.
“Todo comenzó con el Metro. Ahora es algo más que una estación. La glorieta es lo que tú quieres : café, restorán, mariachis, rock o simplemente una plaza en el corazón de México”, se leía en un póster a inicios de los años setenta.
Aspectos de la Glorieta de los Insurgentes en los años setenta del siglo pasado. Crédito: DDF / Colección Villasana - Torres.
Con el paso de los años, la Glorieta de los Insurgentes se fue posicionando como uno de los puntos de encuentro más importantes de la capital, tanto por su funcionalidad, su arquitectura y su conexión con el Metro. En 1990 quedó retratada en la película de ciencia ficción Total Recall con el famoso actor y ex-gobernador del estado de California, E.U.A, Arnold Schwarzenegger.
Escenas de la película “Total Recall”.
El día de hoy, la Glorieta de Insurgentes sigue contando con locales, principalmente de alimentos de comida rápida , tiendas de autoservicio aunque también se encuentra el Centro Cultural Xavier Villaurrutia y una sede del programa PILARES del Gobierno de la Ciudad de México.
Hace casi dos años concluyó su rehabilitación que, de acuerdo a la nota realizada por nuestra compañera Phenélope Aldaz en noviembre de 2017, contaba con “42 luminarias, 14 cobertizos para el resguardo del sol (con iluminación, contactos eléctricos y conexión USB) y mil 500 metros cuadrados de áreas verdes en las que también se instaló iluminación artística”, así como 2 fuentes bailarinas y, en el piso “fueron plasmadas las rutas de las 12 líneas del Sistema Trasporte Colectivo Metro”.
En una visita realizada por el Gran Diario de México, pudimos constatar que a pesar del clima, la Glorieta de Insurgentes tiene mucha vida : bandas musicales tocando en la zona de los cobertizos, grupos de amigos bailando o platicando y decenas de transeúntes u oficinistas tomando camino hacia sus destinos.
Nos acercamos a preguntarle a un par de amigas cuál era su opinión sobre la Glorieta; ambas comentaron que si bien es un punto de reunión muy común - y recuerdan particularmente la época de “los emos”-, la zona les sigue pareciendo un tanto insegura por las noches y reconocen que les gusta que ahora se pueda utilizar como sitio de conciertos o proyecciones de películas.
Hoy este sitio se ha transformado para dar paso a otras generaciones y gustos diversos de música, lo que no ha cambiado es que sigue siendo un sitio de reunión , en su mayoría juvenil, para pasar un rato con amigos y con la pareja.
Nuestra fotografía principal es una toma aérea de la Glorieta de los Insurgentes en 1970, el mismo año de la fotografía comparativa antigua donde se muestra la entrada al metro Insurgentes. La primera es de la colección Villasana-Torres y la última es del archivo fotográfico de este diario.
Fotografía antigua:
Colección Villasana - Torres.
Fuentes:
Archivo Hemerográfico EL UNIVERSAL.