La cerrada de Andrómaco es un espacio habitacional en una zona colindante con la colonia de Polanco, a una cuadra de Plaza Carso, conformada por más de 50 viviendas, en las que habitan alrededor de 300 personas pertenecientes a 90 familias, muchas de ellas emparentadas.
En medio de una zona de alta plusvalía al norte de la colonia Polanco, en la que el paisaje urbano se caracteriza por enormes complejos arquitectónicos, condominios, oficinas de lujo, restaurantes de alta cocina y espacios culturales, la Cerrada de Andrómaco, se niega a desaparecer y ser absorbida por las grandes compañías; gracias, en parte, a la unión de los vecinos y el apego a su origen.
Es un peculiar ejemplo de identidad comunitaria ante la adversidad y aprovechamiento de las nuevas realidades que surgieron ante la transformación de su entorno. Algunos vecinos vieron una oportunidad de crecimiento ante la naciente necesidad de los oficinistas por tener un lugar económico para comer y abrieron pequeñas fondas en sus casas, vendieron dulces y otros artículos difíciles de encontrar en la zona.

El modelo de unidad implementado por los habitantes de la Cerrada, ha sido objeto de estudio, un recordatorio de los tiempos que vivimos y que puede servirnos de inspiración para replicarse en otras zonas o barrios frente al desplazamiento corporativo y la incansable mancha urbana que crece sin cesar.
En entrevista con Mochilazo en el Tiempo, la doctora Adriana Aguayo Ayala, etnóloga, investigadora y docente en antropología en la UAM Iztapalapa, describe que la cerrada se encuentra en la colonia Ampliación Granada, entre la calle de Andrómaco y el parque lineal de Ferrocarril de Cuernavaca.
Las viviendas tienen entre uno y tres pisos de altura con un frente de tres o cuatro metros y presentan distintos grados de acabados. La organización del espacio es la siguiente: al centro se encuentra un pasillo/patio de trazo irregular y a sus costados dos hileras de casas.
Otra peculiar característica que describe la investigadora Aguayo es que si bien se trata de una cerrada, se permite sólo el tránsito peatonal, no sólo porque en uno de sus extremos la calle se cierra, sino porque no existe una entrada vehicular desde la calle de Andrómaco.
Lee también Cuándo y por qué surgieron las calles peatonales del Centro Histórico
La doctora compartió información de su ardua y detallada investigación sobre la cerrada de Andrómaco y su entorno, por ello explica que hacia el parque lineal de Ferrocarril de Cuernavaca el pasillo se fue haciendo más angosto con el transcurrir de los años, conforme los vecinos de esta parte de la cerrada fueron ganando espacio al corredor central, se va ensanchando hacia el extremo que desemboca en la calle Andrómaco para formar una especie de patio de unos tres metros de ancho.
Los años ochenta y la despedida de la zona industrial
Aguayo Ayala relata en sus investigaciones que hasta la década de los años ochenta las colonias Granada y Ampliación Granada concentraban una buena parte de la industria de la zona poniente de la ciudad.
Explica que por ello la mayor parte de esta industria dejó al mercado terrenos de gran extensión que comenzaron a ser parte de la especulación inmobiliaria y desde entonces toda esta área fue contemplada por el gobierno de la ciudad como una zona con potencial de reciclamiento.
Si bien la historia de la cerrada comienza un poco antes de la instalación de las fábricas, su vida por más de 40 años giró en torno a la industria. Dicho estilo de vida se modificó en los últimos años como consecuencia de la desinstalación de fábricas y bodegas.

De acuerdo con las notas de la doctora Aguayo, la reestructuración económica de la década de 1980, que promovió el tránsito de un modelo económico basado en el mercado interno a uno orientado a la economía abierta, generó una desconcentración y relocalización de la industria.
Ella comparte que surgieron nuevos polos de desarrollo industrial en el Pacífico y el norte de México, mientras que en la Ciudad de México las actividades económicas se concentraron en el sector servicios, especialmente de carácter financiero.
Dicho lo anterior, Aguayo Ayala señala que la tercerización de la economía y la preocupación por el medio ambiente en la ciudad dio lugar al desplazamiento de la industria hacia los estados de México, Puebla y Querétaro.
El desarrollo urbano habitacional mixto y el Nuevo Polanco
Ya para la entrada del nuevo milenio, la doctora Aguayo Ayala explica que en el año 2000, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se impulsa una política de desarrollo urbano orientada a la redensificación de la ciudad central que tenía tres propósitos:
Aprovechar la infraestructura existente en las cuatro delegaciones centrales y repoblar esta parte de la ciudad para frenar el crecimiento hacia la periferia sur y oriente y, finalmente, promover la construcción de vivienda de bajo costo.

En el marco de este enfoque urbano, el uso de suelo de las colonias Granada y Ampliación Granada cambió de industrial a habitacional mixto y se construyeron los primeros edificios habitacionales de lo que unos pocos años después comenzaría a conocerse como Nuevo Polanco.
Según la investigación e información compartida para este diario por la doctora Aguayo Ayala, la zona conocida como Nuevo Polanco representa uno de los megaproyectos que hoy ofrece la mayor plusvalía de la ciudad.
Se trata de un proyecto inmobiliario caracterizado por la reconversión de una antigua zona industrial en una zona de usos mixtos habitacional, comercial, cultural y de oficinas, localizada al norte de la colonia Polanco.
Fue como se pensó en una extensión de la prestigiada colonia Polanco con la que colinda, pero oficialmente comprende las colonias Granada y Ampliación Granada, aunque se ha extendido a una parte de las colonias Anáhuac e Irrigación, localizadas hacia su periferia oriente y poniente.

Escrituras para los habitantes y los primeros pasos hacia la gentrificación
Este proyecto sería uno de los primeros en la zona cuyo nombre haría referencia a Polanco, para dar la idea de que esta renombrada colonia se estaba expandiendo. Se trató además del primer conjunto de usos mixtos (habitacional y comercial) cuyo proyecto fue pensado como una colonia que contaría con todos los servicios necesarios para vivir, ejercitarse y consumir sin tener que desplazarse.
Lee también La ciudad jardín, el concepto urbano que dio su trazo a la Hipódromo Condesa
En esos mismos años, otros edificios y conjuntos habitacionales de grandes dimensiones se construyeron sobre la avenida Mariano Escobedo, atrás de Parques Polanco, como Tres Lagos y Pórtika. Con ello, la redensificación y verticalización se suscitaría primero en esta parte de la colonia Ampliación Granada.
La entrevistada refiere que en la primera etapa del megaproyecto, que va del año 2000 al 2005, los nuevos edificios se ubicaron sobre la calle de Cervantes Saavedra, entre la calle de Molière y la avenida Río San Joaquín.
Fue en esta época cuando los habitantes de la cerrada de Andrómaco lograron obtener la escritura de sus viviendas. Este hecho fue fundamental pues hasta antes de esta época sus habitantes vivían con el temor de ser desalojados, como les había sucedido durante los años ochenta a los pobladores que instalaron sus viviendas a los costados de un tramo de las vías del tren del Ferrocarril a Cuernavaca, localizado entre Zurich y Molière.

Según el estudio, al final de esa primera etapa, en el terreno que antes ocupara la planta de Chrysler, se comenzó a construir y promocionar Parques Polanco, un conjunto de usos mixtos de grandes dimensiones, hoy totalmente concluida.
Comprende nueve edificios, parque central y un centro comercial que cuenta con un supermercado, un club deportivo, restaurantes, bancos y tiendas de ropa, artículos de oficina, muebles, entre otros.
Antes la fábrica General Motors, ahora Plaza Carso, nace el Nuevo Polanco
Sería hasta la construcción de Antara, en el antiguo terreno que antes ocupara la fábrica de General Motors, y de Plaza Carso, sobre los terrenos donde estuvieron la General Tire y una parte de Vitro (Vidriera México), que el megaproyecto de Nuevo Polanco creciera exponencialmente y se elevara el precio del suelo.
Con la construcción de estos dos conjuntos de usos mixtos comenzaría la segunda etapa del megaproyecto (2006- 2013) que esta vez redensificó el área que va de Molière a Presa Falcón entre Ejército Nacional y Río San Joaquín, escribió la doctora en sus investigaciones.

Aunado a lo anterior, ella destaca que en 2008 se aplicó una norma de Ordenación Particular que permitía una mayor altura y densidad a las construcciones de la zona. Aunque buena parte de los edificios previamente construidos ya eran de más de 15 pisos, a partir de este momento se construyeron edificios de hasta 22 pisos.
La verticalización y redensificación entre 2008 y 2015 en Nuevo Polanco la colocó como una de las zonas con mayor crecimiento inmobiliario y plusvalía de la ciudad. El valor promedio por metro cuadrado era de 17 mil pesos en el año 2000, 35 mil pesos en 2008 en los edificios habitacionales y hasta 55 mil pesos en los de uso mixto.
Actualmente el valor promedio por metro cuadrado puede llegar a 80 mil pesos en las viviendas ubicadas en edificios de uso mixto y a 60 mil en los edificios habitacionales, explica la Aguayo Ayala.
Lee también Los primeros departamentos de la capital
La cerrada y la nueva realidad
Tras este recuento histórico que nos sitúa en tiempo y forma en la transformación urbana de la zona, la entrevistada señala que Plaza Carso, uno de los conjuntos de uso mixto más grandes de América Latina y uno de los tres más lujosos de la zona, se localiza a tan sólo una cuadra de la cerrada de Andrómaco.
Explica que aunque su construcción se realizó durante una segunda etapa, se ubica en la zona más representativa de Nuevo Polanco, en la que además de la Plaza Carso se encuentra Antara y una importante cantidad de edificios habitacionales y de oficinas.

Esta área se ha convertido en el corazón de la zona, pues aquí se condensan los usos comerciales, financieros y culturales del megaproyecto, al mismo tiempo que se localizan los edificios de mayor lujo y costo de la zona.
Fue así como en menos de siete años, entre 2006 y 2014, la cerrada de Andrómaco se vio rodeada de lujosos edificios habitacionales, de oficinas y de uso mixto de entre 15 y 22 pisos de altura, que la enfrentó a una nueva encrucijada.
Al tiempo que la colonia se renovó, las desigualdades se hicieron más evidentes, la población se incrementó —en especial una población de clase media alta—, aumentó el tráfico y algunos servicios como el de agua han sido insuficientes a causa de la redensificación, indican las investigaciones citadas.
Al respecto de los cambios de la colonia Granada, la investigadora comenta que algunos de sus habitantes expresan su satisfacción al remarcar que tanto en términos de calidad de sus viviendas, afirman que su modo de vida se encuentra mejor y que la transformación de la zona también ha significado una mejora en la infraestructura de la colonia.

Sin embargo, también remarcan las consecuencias que el rápido poblamiento de esta antigua zona industrial ha representado para los habitantes originarios en términos de escasez de agua y movilidad.
La cerrada de Andrómaco al cine
En entrevista para esta casa editorial, la cineasta, fotógrafa y documentalista, Vania Violeta Ramírez del Pozo, creadora del documental “Andrómaco” sobre las diferencias que existían con otras cerradas, nos explicó:
“Tiene diversas particularidades geográficas, arquitectónicas, sociales y culturales que la hacen distinta a otras en la Ciudad de México”, dice que una de las más evidentes es el contraste arquitectónico, ya que mientras en la cerrada hay alrededor de 68 casas de 3 pisos en promedio, se encuentra rodeada de edificios de departamentos y oficinas de entre 20 y 30 pisos de altura.
Incluso, señala, la distribución geográfica y forma de la cerrada tiene la particularidad de ser un triángulo, es decir no es una calle regular ya que se va haciendo más angosta. En cuanto a los aspectos socio-culturales, es habitada por diferentes familias que a lo largo de 60 años se han relacionado entre sí, es decir, que la gran mayoría se conocen, ya que la han habitado por cinco generaciones, por lo que su población no es flotante como en los alrededores que en su mayoría rentan.

Esto ha permitido que también se hayan adaptado a las circunstancias del entorno, ya que algunas casas se convierten en fondas económicas de lunes a viernes para ofrecer servicio a los oficinistas de la zona.
Por otro lado, señala que “también tienen un sentido de unidad al conservar las tradiciones mexicanas como día de muertos o las posadas que se organizan entre todas las familias año con año”.
Vania Violeta añade que las inmediaciones de la cerrada de Andrómaco contrastan completamente al ser una zona de oficinas y departamentos de clase alta. “Cabe mencionar que siempre existió ese contraste ya que cuando recién llegaron sus habitantes y edificaron sus casas, la zona era completamente industrial”, explica Vania.
Vania describe cómo era esta zona en comparación con la actualidad, y recuerda que durante la primera mitad del siglo XX, la zona era una de las zonas industriales más importantes de la ciudad donde se concentraron fábricas como la General Motors, Xalostoc y la Larín.

Además, cuenta ella, que al estar cerca de la Hacienda de los Morales aún había árboles en ciertos espacios, zona boscosa y pasaban animales como borregos o caballos.
“La cerrada de Andrómaco era el único espacio habitacional de la zona en contraste con la actualidad que hay mucha gente nueva que habita en la colonia debido a los nuevos edificios de departamentos”, dice.
Al preguntarle el motivo para hacer un documental de la cerrada y su entorno, Vania Violeta nos relató:
“Desde que conocí la cerrada en el año 2010, me pareció muy peculiar su forma arquitectónica y el estar embebida dentro de un proceso de construcción masiva en la zona.
“Un par de años después, me motivó a hacer el documental, ya que existían muchas posturas al respecto sobre el proceso de gentrificación que vivían, aunque no se abordaba precisamente desde este enfoque. Diferentes medios de comunicación realizaron reportajes sobre la cerrada desde un enfoque amarillista y sensacionalista dicho, incluso, por los habitantes del lugar.

A Vania le pareció importante contar esta historia, sobre todo, desde su perspectiva, ya que la posición desde la que se contaba su propia historia era ajena, es decir, de afuera hacia adentro; ahora era necesario hacerlo de adentro hacia afuera.
La ciudad también ha atravesado cambios drásticos en cuanto a urbanización y gentrificación, “por lo que me pareció sustancial en este momento coyuntural contar la historia de Andrómaco como un ejemplo de lo que ocurre en muchos espacios de esta ciudad e incluso, del mundo”.
Distintas visiones entre las generaciones de la cerrada
Nuestra entrevistada nos comentó que una de las peculiaridades al hacer la investigación para el documental fue encontrarse con la relación tan estrecha que existe entre las familias. Muchos matrimonios se conocieron desde pequeños en la cerrada y terminaron formando familias.
Por otro lado, le pareció muy interesante a Vania Violeta descubrir en general el sentido de comunidad que existe, aunque existan algunas diferencias y problemáticas entre vecinos donde difieren en puntos de vista sobre la transformación del entorno.
Vania afirma que le “pareció curioso que algunas personas muy mayores, de la primera generación que llegó, tienen una opinión más neutral sobre la transformación, que los de la segunda o tercera generación donde tienen un mayor rechazo.

“En general lo ven como algo drástico y hasta cierto punto violento por haber sido tan radical, pero son conscientes que viven en una zona más iluminada, vigilada y con mayores servicios que antes. Creo que existe un sentido generalizado de nostalgia por lo que fue y ya no es”, dice.
Otra peculiaridad que ella nos comenta es que la mayoría de los habitantes se han adaptado a las circunstancias del entorno: se organizaron para que nadie vendiera su propiedad, asisten a juntas vecinales y también se han amparado a través de sus escrituras que tienen en regla.
Para terminar Vania dice que “hablar sobre gentrificación y derecho a la vivienda es un tema fundamental, no sólo en nuestra ciudad, sino en otros lugares del mundo porque es una de las necesidades primarias del ser humano, que en la actualidad se ha mercantilizado como muchas otras necesidades, demeritando el sentido de pertenencia a un lugar; la construcción de comunidad y el concepto de hogar en su acepción sentimental y cultural.
Por su parte, la doctora Aguayo Ayala indica en su investigación que el caso de la cerrada de Andrómaco se propone como un arquetipo de las paradojas del nuevo modelo de ciudad, en el que se desarrollan grandes proyectos urbanos sin planeación, que impactan de distintas maneras a los residentes originarios e incluso a los de las zonas aledañas.
Señala que sabiéndose negados del proyecto en curso, los residentes originarios aluden a lucha no contra la renovación urbana sino contra el desplazamiento. La apropiación que hacen del espacio está marcada por la memoria y la identidad que los relaciona en forma afectiva con la colonia.
- Fuentes:
- Desigualdad en la ciudad global: el caso de la cerrada de Andrómaco, colonia Ampliación Granada, Ciudad de México. Adriana Aguayo Ayala. (2017).
- El caso de la Cerrada de Andrómaco en el contexto del megaproyecto de Nuevo Polanco, Ciudad de México. Adriana Aguayo Ayala. (2016).
- Entrevista:
- Vania Violeta Ramírez del Pozo
- Fotógrafa cineasta, documentalista y realizadora audiovisual. Maestría en Cine por la Universidad Iberoamericana y Licenciatura en Comunicación por la UNAM.
- "Andrómaco" (2024), su ópera primera, es un documental que ha sido seleccionado en el Festival Internacional de Arquitectura de Estambúl y en el Festival "El ojo cojo" de Madrid.