En Cholula, Puebla, existe un lugar, que la gente conoce como La Casa del Diablo, se trata de la biblioteca de San Luis Tehuiloyocan, en el municipio de San Andrés Cholula, donde varios creen que se practicaban ritos para venerar al demonio en el siglo XVIII.

Para el arquitecto e historiador José Antonio Terán, quien descubrió La Casa del Diablo en 1979 mientras trabajaba en un proyecto de restauración de la plaza pública de San Luis Tehuiloyocan, el inmueble quizá fue un lugar en donde una secta de criollos o mestizos se reunían para realizar rituales mágicos.

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Imagen de la biblioteca una noche lluviosa. La construcción se descubrió en 1979 por el arquitecto José Antonio Terán. Foto: Muricio Meléndez/Cortesía.
Imagen de la biblioteca una noche lluviosa. La construcción se descubrió en 1979 por el arquitecto José Antonio Terán. Foto: Muricio Meléndez/Cortesía.
La construcción tiene techos altos y puertas de madera. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
La construcción tiene techos altos y puertas de madera. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

De acuerdo con la interpretación del historiador en el libro La extraña casa de San Luis Tehuiloyocan, los monos, que se encuentran enfrente de posibles altares con un recipiente en llamas, podrían personificar a súbditos del demonio porque, para la iconografía cristiana, los simios representan a personas seducidas por el diablo.

Otro aspecto que quizá tiene una connotación de profanación a imágenes cristianas es la posición de los simios, quienes se encuentran arriba de figuras del calvario de cristo; de acuerdo con José Terán, en aquella época, cuando se hacía alusión a satanás, siempre aparecía a los pies de Dios o de la virgen.

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Portada del libro “La extraña casa de San Luis Tehuiloyocan” del autor José Antonio Terán Bonilla. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Portada del libro “La extraña casa de San Luis Tehuiloyocan” del autor José Antonio Terán Bonilla. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Al acercarse a la fachada de la biblioteca se pueden distinguir los dibujos de simios con sombreros de sacerdotes, caras sonrientes y falos electos. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Al acercarse a la fachada de la biblioteca se pueden distinguir los dibujos de simios con sombreros de sacerdotes, caras sonrientes y falos electos. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

“Lo anterior hace pensar que la ornamentación tiene una fuerte carga mágica, sobre todo, si se recuerda que en ciertos rituales de la misa eran imprescindibles las imágenes cristianas para burlarse de ellas y profanarlas, pues no debe olvidarse que esta actividad estaba ligada íntimamente al demonio”, escribió José Antonio Terán en el libro La extraña casa de San Luis Tehuiloyocan.

A parte de las imágenes que se encuentran en el mural de la fachada, que está fechado en el año 1760, el historiador hace mención a la oración de la Magnífica, que se encuentra inscrita en latín y de manera inversa en las vigas del techo de La Casa del Diablo.

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Debido a que la comunidad de San Luis Tehuiloyocan era considerada como un pueblo de indios y porque el inmueble, del que se desconoce quién fue su dueño, no llama la atención por fuera, José Terán piensa que pasó desapercibido por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.

La oración católica de la Magnífica está inscrita en latín y de manera inversa en las vigas del techo de “La Casa del Diablo”. Foto: Mauricio Meléndez/Cortesía.
La oración católica de la Magnífica está inscrita en latín y de manera inversa en las vigas del techo de “La Casa del Diablo”. Foto: Mauricio Meléndez/Cortesía.
En tiempos de la inquisición esta construcción y sus supuestas actividades probablemente pasaron desapercibidas, pues a decir de los investigadores por fuera no llama la atención. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
En tiempos de la inquisición esta construcción y sus supuestas actividades probablemente pasaron desapercibidas, pues a decir de los investigadores por fuera no llama la atención. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

Para otros son figuras indígenas para tener buenas cosechas

Sin embargo, para el antropólogo, Julio Glockner, quien cuenta con investigaciones sobre la cosmovisión de comunidades indígenas en el país, los figuras en la fachada de la biblioteca de San Luis Tehuiloyocan podrían ser una mezcla entre la religión católica con deidades mesoamericanas para solicitar un buen tiempo en temporadas de cosechas.

En entrevista para , Julio Glockner explicó que los monos, que se encuentran con el falo erecto y sacando la lengua, quizá hacen alusión a Xochipilli, deidad de la sexualidad y de la vegetación para la cultura Nahua.

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El antropólogo Julio Glockner explica que los monos con el falo erecto y sacando la lengua, hacen alusión a Xochipilli, deidad de la sexualidad y de la vegetación para la cultura Nahua. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
El antropólogo Julio Glockner explica que los monos con el falo erecto y sacando la lengua, hacen alusión a Xochipilli, deidad de la sexualidad y de la vegetación para la cultura Nahua. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

“A mí me parece que puede ser una representación de Xochipilli, la deidad de las flores, la deidad del verano. Es decir, de la fertilidad y de la vegetación exuberante”, explicó Julio Glockner.

También recordó que en la Sierra Norte del estado de Puebla hay un teponastle, instrumento musical de percusión, con la figura de un mono utilizado en la celebración de Xochipila, que se realiza en un antiguo templo a Xochipilli.

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Para el antropólogo Julio Glockner, en la fachada se pueden encontrar representaciones de Xochipilli, deidad de las flores, de la fertilidad y la vegetación exhuberante. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Para el antropólogo Julio Glockner, en la fachada se pueden encontrar representaciones de Xochipilli, deidad de las flores, de la fertilidad y la vegetación exhuberante. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

En relación al águila bicéfala, que se encuentra en la parte superior de la entrada, Julio Glockner explicó que una de las cabezas podría representar a un jaguar, figura emblemática para las culturas nahua y mexica. De acuerdo con el antropólogo, el ave estaría asociada con las nubes, los vientos y la lluvia y el lado felino a la tierra y el maíz.

Además, piensa que quizá existieron tiemperos, conocedores del manejo mágico del clima, en San Luis Tehuiloyocan porque todavía se pueden encontrar en comunidades cercanas como San Buenaventura Nealtican, San Mateo Ozolco y Santiago Xalitzintla.

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Los investigadores explican que algunas ilustraciones hacen alusión a pasajes católicos. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Los investigadores explican que algunas ilustraciones hacen alusión a pasajes católicos. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

Algunas raras experiencias en el lugar

La primera vez que entró a La Casa del Diablo, Mauricio Meléndez tenía cinco años, sus hermanas habían ido a la biblioteca para hacer su tarea. Al salir, lo llevaron al pozo, que se encuentra en el patio, y le dijeron que ahí aventaban a niños durante ceremonias que hacían hechiceros y brujas.

En aquella visita, no puso atención a los simios que se encuentran en la fachada, ni a las demás imágenes que incluyen escenas de la pasión de Cristo. Para algunos pobladores de San Luis Tehuiloyocan, los monos se mofan de la religión católica.

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Hoy Mauricio ya es mayor y desde hace tres meses realiza su servicio social en la La Casa del Diablo, recuerda que el primer día llovió y se fue la luz mientras anochecía. Para no sugestionarse, por los relatos que escuchó desde su niñez, salió a revisar los fusibles y descubrió que estaban en buen estado.

Los especialistas afirman que entre las imágenes se pueden observar pasajes de la pasión de Cristo. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
Los especialistas afirman que entre las imágenes se pueden observar pasajes de la pasión de Cristo. Foto: Eloy Linares/Cortesía.

Semanas después, mientras oía música regional y hacía garabatos en el pizarrón de la biblioteca, al fondo del inmueble, escuchó golpes en la puerta. Al asomarse, nadie estaba en el patio y descartó que sus hermanas o su mamá le hubieran hecho una broma porque siempre tratan de asustarlo cuando lo visitan.

Aunque los monos con gorros de sacerdote y en actitud burlona, que se encuentran en la fachada de La Casa del Diablo podrían representar la fertilidad y una vegetación exuberante para algunas culturas mesoamericanas, Mauricio Meléndez percibe una sensación extraña al estar en esta biblioteca.

“En ocasiones, siento que alguien me está observando en los rincones o detrás del pizarrón, es algo extraño porque estoy solo; cuando eso sucede, me encomiendo a las ‘ánimas benditas’ como lo recomienda mi familia”, afirma Mauricio.

De lejos no se definen los dibujos sobre la fachada de esta biblioteca. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
De lejos no se definen los dibujos sobre la fachada de esta biblioteca. Foto: Eloy Linares/Cortesía.
  • Fuentes:
  • Terán, J. (1991). La extraña casa de San Luis Tehuiloyocan. Puebla: V Centenario.
  • Entrevista con Julio Glockner, antropólogo.
  • Entrevista con Mauricio Meléndez, estudiante Mecánica Automotriz.
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