Aunque hoy las estrategias de publicidad apuntan a lo sofisticado y a veces a lo sutil, la publicidad durante las fiestas decembrinas de la década de 1930 era tan directa que, para los consumidores actuales, parecerá un tanto peculiar. Texto: Raúl J. Fontecilla
Mientras que hoy quienes regalen -o deseen que les regalen- ropa piensen en lo económico, lo práctico o quizá en ciertas marcas o plazas comerciales, en los años treinta los anuncios ofrecían ropa traída desde Nueva York hasta el Centro Histórico de la CDMX. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
La Navidad, más que cualquier otra época, se caracteriza por un aumento en las compras para regalos que le sacan sonrisa a grandes y pequeños. La publicidad ha aprovechado esta costumbre desde décadas como 1930, que produjo peculiares anuncios que se conservan en la Hemeroteca de EL UNIVERSAL.
Mientras que los anuncios de juguetes son tan sencillos como la alegría de los más jóvenes, los adultos pueden ser un tanto más complicadas a la hora de encontrar el regalo ideal, ya sea para la familia o para los intercambios que se han puesto de moda en años recientes.
Los publicistas de hace casi cien años sin duda notaron esto y pusieron en marcha su ingenio para convencer a los lectores de nuestro antiguo semanario, EL UNIVERSAL Ilustrado, de por qué regalar desde ropa importada de Nueva York hasta cigarros o cerveza.
Empezando por ejemplos nada inusuales, están las canastas de bebidas y comestibles, un regalo tradicional que no pasa de moda. Eso sí, adquirir una suele requerir buen presupuesto, considerando que incluye vinos y licores como el coñac. Un detalle gracioso: las bebidas alcohólicas se describían con todo detalle, a diferencia de los dulces chocolates. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Hoy las joyas y relojes se promocionan con fotografías de gran calidad, pero quizá en 1936 lograr fotos tan buenas de anillos o collares no eran realidad aún. En cambio, la Joyería S. Muriel y Hno., que se encontraba en la esquina de Tacuba y República de Chile, eligió un dibujo de Santa Claus con el nombre de la tienda en su cinturón. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Entre época de fiestas y la llegada del invierno, pocos dirían que regalar un abrigo es mala idea. Aún así, la Casa Canadá aplicaba el ingenio y le sugería a las damas lucirse en las reuniones y eventos sociales con abrigos que en aquel entonces eran la sensación: pieles de zorro plateado, de castor, de nutria o de marta confeccionados a la moda de Europa. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Nunca está de más acompañar un regalo con un pensamiento o mensaje especial. Para ello, la “Librería Andrés Botas” en la calle de Bolívar, así como la “Librería México” en la esquina de Palma y Donceles, ofrecían también tarjetas de felicitación de temporada. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Cigarros, acciones de la bolsa y lotería, en la lista de regalos
No es ningún secreto que en épocas pasadas se consideraba normal, a veces incluso bueno, consumir ciertos productos para los que hoy se recomienda evitar el exceso. Los siguientes anuncios nos regresan a los años en que el dinero, el alcohol y el tabaco eran regalos populares de forma muy abierta.
Un regalo que sin duda sería difícil ver en 2023 es un juego de pipa y tabaquera con tabaco incluido, como el que vendía “EL ÁGUILA” en 1938. Además de completo, se ofertaba como económico, pues tres artículos de entre dos y tres pesos costaban sólo “cinco pesito”. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
La oportunidad de fumar días y días era un gran regalo según esta misma marca. Dos años antes, en 1936, la oferta era una gran caja de cigarros “por el mismo precio que el resto del año”. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
En las primeras décadas del siglo veinte los anuncios con dibujos eran muy comunes, pero algunas marcas lo aprovechaban más fácil que otras, como lo mostraba Carta Blanca, que sugería tomar cerveza en copas similares a las europeas para celebrar la navidad. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
En vista de que la mayoría de productos destinados a regalarse eran para consumirse a corto plazo, o como los abrigos que podían desgastarse al cabo de unos años, la Compañía Hidroeléctrica Amacuzac anunciaba sus acciones como el único presente que, en lugar de perder su valor, lo aumentaba con el tiempo. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Por último, para aquellos que no pudieran costear acciones de la bolsa, siempre había un poco de esperanza: la Lotería Nacional, con su tradicional sorteo navideño, prometía que el viernes 23 de diciembre de 1938 habría caras alegres. Hemeroteca EL UNIVERSAL.