Texto: Carlos Villasana y Ruth Gómez
Uno de los arribos más importantes de la comunidad judía en México se registró en el siglo XX, cuando algunos integrantes decidieron migrar de su país de origen a bordo de un barco, que se demoraba unas cuatro semanas en alta mar, con destino al Puerto de Veracruz ; primero fueron, aunque no exclusivamente, inmigrantes provenientes de Turquía, Grecia o Siria y para la década de 1920 de Polonia, Rusia, Hungría o Lituania.
De acuerdo con la investigación realizada por Mónica Unikel-Fasja, apasionada de la historia de la comunidad judía en México, a su llegada a tierras mexicanas la mayoría de estos viajeros quedaban impresionados por las diferencias que encontraban entre su cultura y la de nuestro país, tanto por su lengua, el clima o la gastronomía.
El viaje continuaba con la aventura de tomar un tren que los transportaría a la Ciudad de México , donde descubrieron “una realidad distinta pero amable y tranquila”.
Se establecieron en calles cercanas al Mercado de La Merced como lo son Manzanares, San Antonio Tomatlán, Rodríguez Puebla, Jesús María o Loreto y, al ver que estas tierras eran un buen sitio donde emprender y arraigarse, se fueron “conectando” unos a otros.
Jesús María y República de Uruguay en los años treinta del siglo XX. Foto: colección Villasana - Torres. Diseño web: Griselda Carrera Álvarez.
Recrearon una forma de vida tranquila que se desarrolló en vecindades : “algunas en antiguos claustros conventuales con enormes patios, otras pequeñas que agrupaban a tres o cuatro familias alrededor de un patio, centro de la vida social de aquellos tiempos, donde comentaban las cartas recibidas y las experiencias vividas en estas lejanas tierras. Lo interesante de la vida en vecindad es que compartían el espacio con gente de otras religiones y geografías”, explica Mónica.
Ya establecidos, los jóvenes mandaban los recursos para que sus familias pudieran viajar a México. Para la década de 1920, en cada barco que llegaba de puertos europeos a Veracruz había cientos de inmigrantes judíos listos para iniciar una nueva vida.
Barco con integrantes de la comunidad judía que arribó a México el siglo pasado. Foto: cortesía Familia Gittler / Mónica Unikel-Fasja.
Personas con o sin carrera universitaria encontraron en el comercio ambulante su principal fuente de ingresos (algunos profesionistas no podían ejercer en México) por lo que se empezó a hacer común la existencia en las calles, mercados o vecindades de un personaje de tez blanca, con saco, gorra y “ chácharas ” colgando de su cuerpo mientras ofrecía sus productos en un español que poco a poco fueron aprendiendo.
“La calle de Jesús María se fue convirtiendo en una especie de judería donde los inmigrantes vivían y trabajaban. Allí surgieron varias tiendas de abarrotes judíos, importantes para la transmisión de una cultura; panaderías donde se podía comprar la jalá, pan trenzado que se usa los viernes en la cena de Shabat, así como pan evaporado, de cebolla, de centeno o el pan ázimo para la celebración de Pésaj, la Pascua judía”, detalla la socióloga Mónica.
Jacobo Glantz (derecha) vendiendo pan evaporado europeo en una canasta por el barrio de La Merced, al lado su ayudante oaxaqueño. Foto: cortesía Margo Glantz/Mónica Unikel-Fasja.
La especialista narra que en Jesús María hubo casas de oración como la que habitó el primer rabino que llegó a México, el señor Salomón Lobatón , de Alepo, Siria, y cuya estancia hizo las veces de sinagoga y casa de estudios en tiempos de la Revolución Mexicana.
Ya más adelante, en la década de los años 30 del siglo XX, los askenazíes (de Europa Oriental) aportaron ciertos recursos para que la casa de Jesús María número 3 pudiera ser adaptada para la organización de todas estas actividades.
Durante su investigación, a nuestra entrevistada se le confiaron muchas anécdotas y recuerda una en la que un joven le escribió a su padre que viniera a vivir con él a México, le dijo que la gente y el clima eran buenos, podían practicar su religión sin problema y ya estaban organizados entre la comunidad, en el shul (sinagoga) de Jesús María.
Boda en el local de la comunidad ashkenazí en la calle del Centro Histórico Jesús María número 3. Foto: cortesía Zinna Rapoport / Mónica Unikel-Fasja.
Sobre esa misma calle vivían personajes de gran importancia para la comunidad, como el rabino, el que practicaba las circuncisiones , el que preparaba la comida para las fiestas, el maestro o el enterrador. También las carnicerías kosher que seguían las reglas de la dieta judía.
A los alrededores de Jesús María había tiendas de abarrotes tradicionales, talleres de costura, la casa donde atendía la partera, la fonda para inmigrantes, la escuela pública donde fueron niños judíos y una vecindad que fungía como escuela judía vespertina.
Aunque el Centro era una zona donde judíos y no judíos convivían respetando sus tradiciones, poco a poco la comunidad fue cambiando de residencia aunque muchos, incluso en la actualidad, siguen teniendo tiendas o locales comerciales en el Centro Histórico .
Alhóndiga y Corregidora a finales del siglo XIX. Foto: Colección Villasana - Torres.
Visitas guiadas para imaginar el pasado
Los abuelos de Mónica fueron inmigrantes judíos de Ukrania y Lituania que llegaron a México en los años 20 del siglo pasado y tuvieron una tienda de suéteres sobre la calle de Argentina . Comparte en conversación con este diario que ella de niña nunca vivió en el Centro y que conoció la sinagoga hace 25 años, cuando inició con su investigación para organizar visitas guiadas sobre los judíos en el Centro.
Si bien explica que aún sigue habiendo ciertos estereotipos o prejuicios sobre la comunidad judía, para ella es vital que entre todos conozcamos el cómo nuestras culturas se entrelazaron y enriquecieron desde hace décadas —aunadas a otras culturas que también vivieron y aportaron parte de sus tradiciones o características al país— y, a través de ese conocimiento, erradicar la intolerancia porque “ todos somos parte de México ”.
Roldán y Corregidora a finales del siglo XIX. Foto: Colección Villasana - Torres.
La idea de dar visitas guiadas por el Centro Histórico donde cuenta la historia de la comunidad judía nació después de visitar el barrio judío de Londres a principios de los 90. A ella la maravilló la forma en que el guía contó la historia de las calles y los comercios, le hizo pensar que en México no se hacía nada parecido y, además, era un trabajo que se podía adecuar a sus tiempos y elaborar de manera independiente.
Aunque al principio pensó que sería una actividad temporal, el proyecto le ha llevado años de investigación y recopilación de documentos o registros visuales: “y se ha convertido en una pasión que no termina de arrojar nuevas historias porque los mismos visitantes le aportan cada vez”, puntualiza.
Edificio de “La Manita” en los años treinta del siglo XX. Foto: Colección Villasana - Torres.
Mónica no es la única persona que ofrece este tipo de recorridos, pero ella y su equipo han desarrollado 10 rutas distintas a lo largo de la capital; la del Centro Histórico es especial porque es el origen de la comunidad y en las que va mostrando, al momento de contar la historia o anécdotas del edificio, local o vecindad, fotografías proporcionadas por los inmigrantes que entrevistó.
De acuerdo a su experiencia en otros países, el hecho de mostrar la imagen de “el antes” y ver “en vivo” lo que es el sitio, hace del recorrido una experiencia completa que ella no ha tenido en otras partes del mundo, ya que se echa a andar a la imaginación.
Sobre las preguntas más frecuentes del público en el recorrido del Centro Histórico, es cuántos judíos hay en México : “siempre se sorprenden de saber que sólo 40 mil, la gente piensa que somos millones”, así como los rituales que sigue la comunidad al interior de la sinagoga con los objetos o vestimenta ceremonial.
Sinagoga Histórica de Justo Sierra 71 en el 2020. Foto: cortesía Mónica Unikel-Fasja
A pesar de la situación por la pandemia de la Covid-19 , los paseos no han terminado: “no hay como recorrer las calles para conocerlas mejor y tratar de imaginar cómo era la vida en el pasado . Yo siempre llevo fotos antiguas para que se ubiquen un poco.
Pero ahora que no podemos hacer eso, las charlas virtuales son maravillosas, la tecnología nos ayuda a acercarnos a gente de todo el mundo a cualquier hora, y son charlas visuales, pero también llenas de memorias de los mismos inmigrantes, muchos fallecidos ya, pero que nos legaron sus recuerdos. No son charlas académicas, el material ha salido sí de libros, pero también de entrevistas, de periódicos, de fotos”.
Mezuzá de la Sinágoga Histórica de Justo Sierra 71. Foto: cortesía Mónica Unikel-Fasja
Un hecho muy significativo que ha dejado las charlas virtuales es que muchos de los participantes han compartido con Mónica los hallazgos que han descubierto sobre la historia de sus familias y a pesar de que hoy en día ya no hay una comunidad judía que resida en el Centro , muchos comercios de propietarios judíos siguen operando, como los dedicados a lo textil en Mixcalco, Jesús María, Guatemala, identificables por la mezuzá de los dinteles de las puertas y en otras zonas están variados ramos comerciales que mantienen activa a la sinagoga vecina a la de Justo Sierra.
Mónica Unikel explica en este vídeo qué es una mezuzá. Cortesía: Sinagoga Histórica Justo Sierra 71
Han sido contadas las historias de personajes judíos sobresalientes que vivieron en esta zona del Centro Histórico, siendo el caso más famoso el del famoso periodista y conductor de noticieros de televisión y radio Jacobo Zabludovsky , quien creció en la zona de La Merced y no dudaba en hacer referencia y contar anécdotas de ello en sus programas.
Así es como la comunidad judía que se estableció en México en las primeras décadas del siglo pasado vivió en estas calles y por lo tanto muchas historias de familias judías o con orígenes judíos de la capital se escribieron desde algún lugar de este importante barrio de la Ciudad de México.
Vista de la calle Jesús María desde el número 3, que es parte de la actual Primaria Ponciano Arriaga. Google Maps.
Fuentes:
- Mónica Unikel-Fasja, socióloga e investigadora de la historia de la comunidad judía en México -a la que pertenece- Directora de la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 y quien lleva 25 años realizando visitas guiadas, con 10 rutas distintas, sobre la historia de la población de origen judío en México.
- Para mayor información, recomendamos visitar el Facebook de la Sinagoga Histórica Justo Sierra 71 o escribir a info@sinagogajustosierra.com