Este año el Museo de Arte Moderno, MAM, cumplió 60 años. Abrió sus puertas al público el 20 de septiembre de 1964, bajo la dirección de Carmen Marín Preciado. Desde su inauguración, el MAM se convirtió en el principal escaparate para las nuevas tendencias artísticas, principalmente abstractas y conceptuales.
Los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Rafael Mijares estuvieron a cargo del proyecto que marcó un importante precedente dentro de la arquitectura de nuestro país.
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Mochilazo en el Tiempo entrevistó al doctor Alejandro Leal Menegus, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, quien narra que el MAM fue parte de una secuencia de muesos, que arrancó con el del Caracol, Antropología y el museo de la Ciudad de México en el Centro.
“Salvo el del Museo de la Ciudad de México, que es una restauración, los demás son edificios muy buenos y muy significativos en cuanto a su forma de abordar la arquitectura destinada a los museos, es decir, son ejemplos avanzados y propositivos en términos de museografia y museología”, comentó el arquitecto.
Domos de plástico, símbolo de modernidad en los museos de los 60
Leal nos explicó que un aspecto muy innovador de su construcción es el manejo del plástico y las resinas. “Los ejemplos de los modernos museos de los sesentas es que tienen en sus circulaciones domos de plástico, siendo el más impresionante el del MAM”, concluyó.
De acuerdo con la información del sitio del MAM, la forma orgánica, irregular y asimétrica del edificio principal buscaba representar una modernidad dinámica.
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La curvatura de las salas de exhibición tenía como intención el consolidar espacios continuos, en que el total de las piezas mostradas establecieran un diálogo entre ellas, a la par de ofrecer al público un espacio más amable para transitar.
En la planificación también se incorporaron los principios de la arquitectura de paisaje para integrar al edificio a la traza del Bosque de Chapultepec.
En febrero de 1965 se construyó el Salón de artistas jóvenes —también conocido como Salón Esso dado que tuvo el patrocinio de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de una compañía afiliada a la petrolera Standard Oil—.
El otorgamiento del primer premio al pintor Fernando García Ponce, cuya propuesta se centraba en la pintura abstracta, y la idea generalizada que el salón era parte de una estrategia política para promover el arte abstracto como arma ideológica de despolitización, generó una disputa y hasta un enfrentamiento físico.
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Más allá del escándalo, el incidente fue la pauta para abrir un debate público sobre la figuración y la abstracción en el arte.
En 1971 se abrió al público el Salón Anual de Escultura, el cual adoptó una nueva estructura y configuración —no hubo jurado seleccionador ni premiación— en aras de presentar un panorama lo más amplio posible de la producción escultórica del momento.
El nuevo formato dividió a la crítica: para algunos, permitía la inclusión y la ruptura de cotos de poder, mientras que, para otros, la cantidad comprometía la calidad artística y nivel de la exposición.
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También en 1971 se inauguró la exposición Surrealismo y Arte Fantástico en México, la cual representó —después de la de Bretón en 1940— la primera muestra exhaustiva sobre la práctica de esta corriente por artistas activos en México.
En 1973 apareció el primer número de la revista Artes Visuales, publicación fundada por Carla Stellweg y Fernando Gamboa. Desde 1973 y hasta 1981, Artes Visuales fue el referente sobre las discusiones que se daban en la escena del arte y, actualmente, es documento obligado para entender la historia del arte en México.
El primero en abrirse al arte experimental con interacción de público
En 1975 se realizó el proyecto de Ernesto Mallard Arte para todos, con el cual el Museo de Arte Moderno es el primer museo público en México que dio cabida a propuestas de arte experimental con la participación e interacción directa del público.
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Como parte del Año Internacional de la Mujer, en 1975, se organizó el encuentro Mujeres-arte-feminidad, el cual puso en la escena pública, las ideas y debates del movimiento feminista con relación a las artes.
Contó con la participación María Eugenia Stavenhagen, Eugenia Hoffs, Sara Chazán, Margaret Randall, Ida Rodríguez Prampolini, Teresa del Conde, Rita Eder, Alaíde Foppa, Berta Taracena, Helen Escobedo, Ángela Gurría, Paulina Lavista, Myra Landau, Fiona Alexander, Antonia Guerrero, Cordelia Urueta y Juana Heras Velasco
En 1982, con motivo de la apertura del Museo Nacional de Arte, 190 obras del acervo original del Museo de Arte Moderno fueron incorporadas al nuevo recinto de la calle de Tacuba. Esto repercutió sobre el sentido total de la colección del MAM.
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También en ese año, en el evento organizado por el no-grupo, ¡Caliente-caliente!, Maris Bustamente realizó una acción definida como “un montaje de momentos plásticos”. La obra trascendió por su carácter lúdico, abierta provocación y postura feminista, hoy se considera pieza determinante en la historia del arte en México.
En 1983 tiene lugar el proyecto La calle ¿a dónde llega?, el cual, acorde con varios de los presupuestos de la nueva museología, exploró las posibilidades del museo más allá del recinto y del formato expositivo tradicional, así como la colaboración interdisciplinaria. El revuelo que causó en su momento motivó el despido de la entonces directora del museo, Helen Escobedo.
Dispuesto a la crítica de las instituciones artísticas
Corría el año de 1984, cuando, acorde con su postura artística y con la intención de evidenciar y sacudir las inercias de las instituciones artísticas, el artista Marcos Kurtyckz llevó a cabo un “bombardeo” al Museo de Arte Moderno: durante todo un año, envió por correo una “bomba” —una carta— al museo.
En el año de 1987, la exposición Para tanto oropel…Tienes espinas el nopal. Lo mexicano de lo mexicano reunió una serie de obras que referían de manera irónica o crítica a la idea de lo mexicano o empleaban símbolos iconográficos que introducían discursos críticos sobre la sexualidad y la identidad.
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Cierto sector de la crítica identificó a estas propuestas como “neomexicanismos”.
El 23 de enero de 1988, un grupo de personas encabezados por Pro-Vida irrumpieron en el museo y exigieron el retiro de la obra “Marilyn” de Rolando de la Rosa, expuesta como parte del salón Espacios Alternativos.
La pieza fue retirada y la exposición clausurada, tras una serie de actos de “desagravio” de los inconformes en el Zócalo y la Basílica de Guadalupe. El entonces director del museo, Jorge Manrique, fue despedido.
En el marco de la exposición Toscanini al muro, en 1995, personal del museo recriminó públicamente el beso entre una pareja homosexual. Esta pareja refirió el incidente a uno de los dos artistas participantes: Mónica Mayer y Víctor Lerma, quienes les señalaron que se hubieran besado sobre su pieza, que tenía una tarima, puesto que de esa manera el beso formaría parte de la obra y, por tanto, no hubieran podido censurarlos.
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A partir de este comentario, se organizó una manifestación espontánea donde cientos de parejas llegaron en masa a besarse, acto que fue conocido como Kiss in o Besatón.
También en 1995 se presentó la exposición Acné o el nuevo contrato social ilustrado, que reunió el trabajo de los artistas que formaban parte del grupo de Temístocles 44, tales como Sofía Taboas, Abraham Cruzvillegas, Pablo Vargas Lugo, Eduardo Abaroa y Daniel Guzmán.
La muestra es actualmente considerada un hito de la década de los noventa que marcó un rumbo importante para la proyección y el reconocimiento institucional del arte contemporáneo en México.
Enriquecido con los archivos de María Izquierdo y Remedios Varo
En 2005, el Museo de Arte Moderno recibió el archivo María Izquierdo, el cual está compuesto por materiales de documentación, registro de obra, fotografía, hemerografía e impresos que giran alrededor de la vida y obra de la artista jalisciense.
El archivo se configuró a partir de los documentos conservados durante la vida de María Izquierdo y de los recolectados por sus hijas tras la muerte de la pintora.
Este recinto cultural recibió también el fondo Remedios Varo en 2018. El legado se compone de más de mil piezas entre las que se encuentran: bocetos, dibujos preparatorios y pinturas de Remedios Varo, el archivo personal de la artista, sus libros, piezas arqueológicas y libros sobre Varo.
Ese mismo año se realizó la exposición Adictos a Remedios Varo. Nuevo legado, primera revisión del MAM de este archivo.
Ya son seis décadas que cumple el MAM de apoyar el arte moderno en sus distintas expresiones y a lo largo de este tiempo 14 han sido los directores desde su apertura:
- Carmen Marín de Barreda (1964-1972)
- Fernando Gamboa (1972-1981)
- José de Santiago Silva (enero-diciembre de 1982)
- Helen Escobedo (1982-1984)
- Óscar Urrutia (1984-1986)
- Jorge Alberto Manrique (1987-1988)
- Jorge Alberto Bribriesca (1988-1989)
- Luis Ortíz Macedo (1989-1990)
- Teresa del Conde (1990-2000)
- Luis Martín Lozano (2001-2007)
- Osvaldo Sánchez (2007-2011)
- Magdalena Zavala (2012-2013)
- Sylvia Navarrete (2013-2018)
- Natalia Pollak (2019- )
- Fuentes:
- Museo de Arte Moderno MAM y sus distintas plataformas digitales
- Libro "La máquina visual" una revisión a las exposiciones del Museo de Arte Moderno
- Actividades Virtuales del MAM
- Podcast MAM SoundCloud
- Entrevista al Doctor Alejandro Leal, Facultad de Arquitectura de la UNAM