Los juegos de Paris 2024 son una buena ocasión para recordar que, hace cien, setenta o cuarenta años, los atletas recurrían a prendas que hoy pueden resultar desde incómodas o raras hasta excéntricas. Texto: Raúl J. Fontecilla
Los corredores de 1950 (izq.), 1984 (centro) y 2000 (der.) tenían en común la playera sin mangas; los avances se notan en sus shorts y tenis. Archivo EL UNIVERSAL.
En las competencias de los Juegos Olímpicos, un detalle que siempre está presente, pero por lo regular queda de lado, es la vestimenta de los deportistas. Por 128 años, este gran encuentro deportivo ha reunido atletas para dar lo mejor de sí, a través de distintas épocas en que el concepto del deporte no deja de evolucionar.
Esta entrega deMochilazo en el Tiempo recuerda la ropa que se usó en diversas disciplinas durante décadas como los años 20, los años 50, la década de los 80 y los comienzos del tercer milenio.
El triatlón es una competencia en tres segmentos: natación en 1.5 kilómetros de aguas abiertas, 40 kilómetros en bici y 10 más en carrera a pie. Los competidores de Sydney 2000 vistieron al menos dos opciones de uniforme, desde el conjunto de dos piezas entalladas (der.) hasta el traje de hombros a rodillas (izq.), que ganaría popularidad con el tiempo. Hemeroteca EL UNIVERSAL.
Desde deportes en equipo como el futbol, hasta duelos individuales como la natación o el tenis, estas son algunas de las imágenes que reportaron los triunfos atléticos del momento en las páginas de EL UNIVERSAL.
Comodidad y equipamiento, el cambio en el futbol
El futbol era un deporte en crecimiento a inicios del siglo XX. Las primeras tres ediciones de los Juegos Olímpicos modernos (Atenas 1896, París 1900 y San Luis 1904) no tuvieron encuentros “futboleros” oficiales, sólo juegos de demostración.
De manera similar a otras novedades que corrieron como pólvora, para los años 20 este deporte ya contaba con varios clubes en México.
El Equipo Nacional de Paraguay durante su partido amistoso contra la Selección Nacional Mexicana en 1927. Los shorts que usan dan la impresión de usar una tela más bien gruesa, al igual que las camisas, que iban del cuello polo al de tortuga; también salta a la vista el uso de cinturones. Archivo EL UNIVERSAL.
Por su parte, la selección mexicana tenía un uniforme más homogéneo, sin mencionar el apego a la moda europea. Además de las playeras de manga larga y cuello polo, se aprecian shorts un poco más cercanos a la rodilla que los del equipo uruguayo. Desde entonces, las calcetas eran una prenda en común. Archivo EL UNIVERSAL.
Un salto a 1950 permite ver la evolución de estos uniformes, cuando las playeras aún eran de cuello polo pero ahora con manga corta. Mientras se preparaba para un encuentro con el equipo de Guatemala, la Selección Mexicana también deja ver que sus tacos ya eran un calzado especial, así como sus shorts, más cortos y de tela más flexible. Archivo EL UNIVERSAL.
Ya en los años 80 (izq.), un partido entre los Tigres del Universitario de Nuevo León y el Deportivo Llanes, en la 1 Copa México IMSS, muestra detalles nuevos, como los guantes en piel teñida del portero, shorts más ajustados y claro, colores más vivos. A la derecha, el encuentro de Sudáfrica contra Brasil en los olímpicos de Sydney 2000, donde los sudafricanos dejaron fuera a un equipo que contaba con un joven Ronaldinho (amarillo). Tanto el brasileño como su rival Kannemeyer (verde) lucen ropa más holgada, espinilleras bajo las calcetas y tacos mucho más modernos. Archivo EL UNIVERSAL.
Los clavadistas usaban cinturón y playera
Los deportes acuáticos son un mundo que, como suele decirse, “se cuece aparte”. Los nadadores y clavadistas han tenido necesidades más claras que otros deportes a la hora de vestirse, por lo que los uniformes de estos deportistas tuvieron una evolución más fácil de apreciar.
Este grupo de nadadoras mexicanas de 1933 da a conocer la variedad de trajes de baño que había en la época. Los había de dos piezas, con falda, con cinturón e incluso se ve uno con bordado, pero todos tenían en común la proporción de piel que cubrían, lo que recuerda el tema del recato que había en décadas pasadas. Archivo EL UNIVERSAL.
Más tarde, en los Juegos Centroamericanos de 1950, ya se notaban cambios como el uso de gorros para nadar, que se aseguraba gracias a los cordones incluidos; también se nota el uso de copas rígidas para el busto, una tendencia que no duró mucho. En resumen, puede notarse que era un diseño que daba mucha importancia a la estética “femenina”, entre sus acabados y textura satinada. Cabe mencionar que la nadadora al centro, a quien felicitan sus homólogas, era Adriana Hernández, ganadora del oro en 200 metros estilo pecho. Archivo EL UNIVERSAL.
A la izquierda se ve un clavado de Harvey Parry (un estadounidense que se dedicó además al boxeo, acrobacia y actuación) ataviado con una playera a rayas sin mangas, típica de los años 20, y un short corto pero con cinturón que, sin duda, caería en desuso en cuanto hubo alternativas más cómodas. A su derecha está su compatriota Greg Louganis, durante los olímpicos de Los Ángeles 1984, que aunque ocurrieron hace 40 años ya mostraban la tendencia al traje tipo bikini para los buzos. Archivo EL UNIVERSAL.
Desde los años 60 hasta los 80, el Movimiento de Liberación de las Mujeres abogó por los derechos de la mujer. Un cambio que podría deberse a ello fue en la ropa deportiva para nadadoras y clavadistas, como el caso de Minerva Rudorff (izq, México) y Natalia González (der, Colombia) de natación con aletas: sus trajes priorizan la función por encima del aspecto, a diferencia de los trajes de baño de los años 50. Archivo EL UNIVERSAL.
Ya en los juegos de Sydney 2000, el australiano Grant Hackett y el equipo de relevos estadounidense muestran la variedad en trajes para nadadores, que ahora iría desde el tipo bikini al modelo de cadera a rodilla, según la comodidad de cada atleta. Archivo EL UNIVERSAL.
También la nadadora Inge Bruijn, de Países Bajos, dejó claro que prefería tanto lo funcional como el sentirse cómoda en público con este traje hasta las rodillas. Archivo EL UNIVERSAL.
El ciclismo, de la ropa básica a la espectacular
En la primera mitad del siglo XX la bicicleta fue una tecnología que iba de la mano con la modernidad, y quizá por la misma razón no tardó en volverse un deporte popular, para el cual se formaban clubes entre aficionados y atletas por igual.
Esta disciplina está presente en los Juegos Olímpicos modernos desde su primera edición, Atenas 1896.
En la década de 1930, la indumentaria acostumbrada entre ciclistas no era compleja: shorts ajustados a media pierna, playeras de manga corta, jerseys para el frío y calcetines cortos, probablemente para evitar ensuciarlos con la grasa de las cadenas. Archivo EL UNIVERSAL.
Mientras el estadounidense Steve Hegg (izq.) celebra su oro en Los Ángeles 1984 luciendo un ajustado traje en una pieza, con manga larga y pernera sobre la rodilla, a simple vista similar al pantalón de cuero de un rockstar, su connacional Lance Armstrong (der.) en Sydney 2000 muestra que los avances tecnológicos permitieron integrar toda clase de logos en el diseño del uniforme ciclista. Otra innovación evidente son accesorios como el casco, los lentes oscuros y los guantes descubiertos en la parte de los dedos. Archivo EL UNIVERSAL.
Si de tecnología se trata, no se puede ignorar al equipo alemán de la persecución de 4000 metros. Desde los tenis acoplados al pedal a la perfección, hasta los cascos con visor integrado, sin olvidar el traje de una pieza con mangas largas que llegaban a las palmas de las manos en caso de ser necesario, no hay duda de que era uno de los mayores adelantos de la época en trajes para ciclistas profesionales. Archivo EL UNIVERSAL.
El tenis parecía un evento de gala
El tenis es otro deporte que integró la justa olímpica desde su etapa moderna, pero hace cien años, en París 1924, un desacuerdo entre la Federación Internacional de Tenis y el Comité Olímpico Internacional lo dejó fuera del programa.
Sería hasta los juegos de Los Ángeles 1984 que se celebró una ronda demostrativa, misma que convenció a la comunidad olímpica de reintegrarlo para Seúl 1988.
En 1932, cualquier peatón podría haberse sorprendido de cruzarse en el camino con una de estas damas y después descubrir que se dirigía a jugar un partido de tenis, vestida de falda y saco. Sólo el calzado deportivo, la visera sugieren la intención real del outfit, a menos, claro, que se consideren las raquetas. Archivo EL UNIVERSAL.
Para los años 50, como se ve en la foto de la derecha, la situación no era muy diferente con los tenistas masculinos. Además del habitual short corto en color blanco, resalta el uso de suéteres un tanto formales, tanto en el guatemalteco Escobar como en el mexicano Gustavo Palafox. A la izquierda se notan los cambios de los años ochenta, en que si bien se mantiene un ligero toque de elegancia deportiva, se aprecia más comodidad en las playeras de manga corta, así como en el short y la falda. Archivo EL UNIVERSAL.
En el nuevo milenio, los juegos de Sydney 2000 de nuevo demostraron que las deportistas esperaron décadas para elegir con libertad sus atuendos. De izquierda a derecha, Lindsay Davenport y las hermanas Venus y Serenna Williams lucen tres conjuntos distintos por completo: Davenport escogió usar playera y short por separado, mientras las Williams usaron vestidos deportivos de una pieza, en el caso de Venus con la espalda descubierta. Archivo EL UNIVERSAL.
El ruso Yevgeny Kafelnikov nos recuerda, en cambio, que la ropa especialmente holgada fue una tendencia destacada desde los años 90 hasta principios de los 2000. La playera mantiene el cuello polo y el short permanece en el tradicional blanco, pero el corte amplio sin duda responde al último “grito de la moda” de la época. Archivo EL UNIVERSAL.
Los cambios más sutiles, para los corredores
El atletismo engloba disciplinas que van desde la maratón y la caminata al salto de altura o las carreras de velocidad. Es posible que gracias a ser uno de los deportes más antiguos, presente en los olímpicos desde los juegos de la Antigua Grecia, la ropa que podía usarse hace cien años para correr y saltar ya tenía un diseño similar al actual.
Los corredores y los lanzadores de jabalina del Encuentro Atlético Nacional de 1930 usaban ropa muy similar, aunque en la foto de la izquierda se nota que el short del velocista tenía un corte sobre el muslo para mayor facilidad de movimiento. Poco se puede decir de la playera sin mangas, pero vale la pena observar a detalle los tenis, que aún eran de cuero pero se confeccionaron ajustados y muy por debajo del tobillo. Archivo EL UNIVERSAL.
Esta foto de la final de 100 metros planos, en los Juegos Panamericanos de 1950, muestra que los tenis de cuero y la playera sin mangas seguían sin cambios relevantes, sólo destacan los shorts, mucho más holgados. Archivo EL UNIVERSAL.
Una maratón de 1984 es buen momento para apreciar la variedad de colores que se incorporaba a la ropa deportiva. Acorde a la época, tanto playeras como shorts eran más entallados, sin mencionar que dieron lugar a los shorts más cortos del deporte, con algunos confeccionados en cortes similares al de una trusa. Archivo EL UNIVERSAL.
Una mención especial la merecen las primeras maratonistas olímpicas (izq.), ya que las mujeres participaron por primera vez en este deporte en los juegos de Los Ángeles 1984, luego de luchar por años contra el prejuicio de que correr era “un deporte de hombres”. A la derecha se ve la evolución de sus trajes para el año 2000, de lycra en dos piezas, desde el short corto o largo hasta el sostén deportivo. Archivo EL UNIVERSAL.
Sin duda dos atletas que marcarían tendencia en los 80 fueron Carl Lewis (izq.) “el hijo del viento”, campeón velocista de Estados Unidos, y Joan Benoit, la primera campeona de maratón en la historia de los Juegos Olímpicos. Archivo EL UNIVERSAL.
La mayoría de las corredoras de los años 2000, como Gail Devers (izq.) y Ana Guevara, usaron uniformes de dos piezas ajustadas, pero algunas como Lorraine Fenton optaban por el de una pieza, muy similar a un traje de baño. Archivo EL UNIVERSAL.
Esta comparativa entre un corredor de los años 30 (izq, desclazo) y el marchista Miguel Ángel Rodríguez (der.), en una foto del 2000, resalta las diferencias entre la experiencia de hacer deporte con un short que requería ajustarse con cinturón, y la innovación que supuso la jareta: esa costura a través de la que pasa el cordón con que nos ajustamos la ropa deportiva hasta la fecha.
No está de más señalar que, en años recientes, no pocas atletas alzaron la voz contra el uso de uniformes escasos, con lo que abrieron la puerta a opciones más deportivas y menos sexistas.