En poco más de cien años de historia en el automovilismo, México se ha vuelto un importante productor de carros, sin mencionar los millones de unidades que diario se hacen presentes en la vida pública y privada.
Un evento destacado en los inicios de este fenómeno en el país fue la llegada de la primera planta automotriz a la Ciudad de México.
“Ford de México inició operaciones el 23 de junio de 1925 como la primera empresa de automóviles en el país. Con la modernidad como promesa, se inauguró la primera planta automotriz del país, en San Lázaro, Ciudad de México”, se lee en el portal de Ford México.

Esta entrega de Mochilazo en el Tiempo retoma las notas con que la prensa de la época siguió de cerca el primer paso de nuestra nación para participar en esta tecnología.
El inicio de las negociaciones
El 22 de mayo de 1925, las páginas de EL UNIVERSAL informaban sobre el establecimiento en México de la casa Ford y el inicio de sus operaciones. Por ello, se estaban construyendo bodegas especializadas de la marca en San Lázaro, en la capital, en la antigua Calzada Balbuena, actual avenida H. Congreso de La Unión y la calle Candelaria, cuyo nombre permanece.
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Para conocer los detalles que hicieron posible la llegada y apertura de la primera planta automotriz, esta casa editorial entrevistó en aquel entonces al artífice de las negociaciones, al ingeniero Adrián R. Lajous, quien confirmaba el establecimiento, en México, de una casa filial de la Ford Motor Company de Detroit, Michigan.

Lajous declaró que era inexacto el rumor de que se había desistido el propósito y añadió que desde hacía una década el mismo Henry Ford había demostrado un genuino interés por México.
Explicó que desde 1917 y por invitación del gobierno del presidente Venustiano Carranza, Henry Ford envió personas que le informaran sobre la posibilidad de instalar una sucursal de su empresa en algún punto del país; pero concluyeron que aquel momento no era propicio para el proyecto.
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De acuerdo con la entrevista con el ingeniero fue que a todo lo largo de la década anterior que los directores de la empresa se mantuvieron al tanto de la situación en México. Su “informantes” fueron el señor R. S. Abott, gerente de la sucursal de Houston, Texas, que despachaba los camiones, tractores y autos Ford, Fordson y Lincoln que se vendían en México a través de agentes, así como los agentes viajeros que se enviaban a México.

Lajous comentó que la idea se concretó en octubre de 1922, cuando se le informó que la compañía se establecería en México mientras él se encontraba al frente de la sucursal de la casa Ford en Buenos Aires, Argentina.
De ese modo a fines del año siguiente, se le encargó al señor Abott una nueva investigación de la situación del país, pero con el estallido de la Revolución Delahuertista tuvo que suspenderse.
“Todas esas gestiones preliminares están dando sus frutos, pues se encuentra en México cumpliendo el mandato del señor Edsel Ford, actual presidente de la Ford Motor Company, de establecer en esta capital una sucursal…
“… sólo esperamos que se termine la construcción de unas bodegas en los terrenos que hemos adquirido en San Lázaro para instalar oficinas y depósitos de coches, refacciones y talleres” para armar…así como camiones que se reciban de la fábrica, comentó el ingeniero en entrevista con este diario el 22 de mayo de 1925.

Respecto a las condiciones económicas del país, Lajous comentó que de seguir las condiciones favorables, no sería difícil que para 1926 la casa Ford expandiera sus operaciones y aumentara el capital invertido “llegando entonces tal vez a construir una planta propia para ensamblar aquí los coches y camiones en la misma forma que se viene haciendo en Argentina, Brasil y otros países”, concluyó el ingeniero.
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Originario de Parras, Coahuila, y graduado como ingeniero en la Universidad de Cornell, el ingeniero Adrián R. Lajous, inició su carrera con la Ford Motor Company en Argentina y después de un periodo de entrenamiento en la planta Ford de Houston, Texas, lo nombraron gerente de Ford Motor Company en La Habana, Cuba.
Conocedor de la situación de su país, el ingeniero Lajous celebró varias pláticas con el señor Edsel Ford, hijo de Henry Ford, a quien había sucedido como presidente de la compañía desde 1919.

A pesar de que la precaria situación económica y que la inestabilidad de los poderes en la posrevolución apenas ofrecía cierta seguridad a los inversionistas extranjeros, y después de vencer alguna resistencia de los asesores financieros, Edsel Ford se convenció de establecer una planta en México, decisión que ratificó el propio Henry Ford.
El ingeniero Adrián R. Lajous también tuvo que realizar arduas gestiones y trámites con las autoridades de Hacienda y Economía de México, instituciones que no contaban en su legislación con cláusulas sobre esta rama industrial, por lo que mandaron a algunos ingenieros mexicanos a las plantas estadounidenses para obtener datos sobre reglamentos y control fiscal que permitieran el establecimiento y operación de una planta ensambladora.
El terreno donde se ubicó la planta
Durante una visita a Detroit a principios de 1925, y ya con la autorización de establecer una planta en México, obtenida a fines de 1924, el ingeniero Lajous se entrevistó con varios de los residentes mexicanos que trabajaban en las plantas Ford de Detroit para interesarlos en regresar a México y servir de núcleo a la nueva compañía.

Entre el grupo que vino de Detroit se encontraban el señor Enrique Rangel Méndez, quien después ocupó el cargo de Gerente de Producción; el señor Julio M. Brunet, quien fue designado más tarde como Superintendente de Servicios de Fábrica; y los señores Manuel Treviño, Antonio Perea y Guillermo Buenrostro.
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Una de las encomiendas del ingeniero Lajous al grupo fue buscar un sitio apropiado para la primera planta. Así fue que durante uno de esos recorridos, encontraron una bodega de semillas cerca de la estación del ferrocarril de San Lázaro, en la esquina de la Calzada Balbuena y Candelaria, propiedad de Don Ricardo Céspedes.
La ubicación resultó ser la mejor, más aún con la ventaja que brindaba la cercanía del ferrocarril y la transportación de piezas hasta este punto. El costo para acondicionar la bodega fue de 94 mil 250.23 en oro nacional, incluyendo maquinaria y equipo.

El día 23 de junio de 1925 se constituyó Ford Motor Company, S.A. El señor Edsel B. Ford fue designado presidente de la sociedad y el ingeniero Adrián R. Lajous el Director Gerente.
La planta Ford de San Lázaro tenía capacidad para producir 25 unidades diarias entre automóviles, camiones, tractores, aunque a la fecha de lanzamiento sólo se produjeron cinco; los motores y el chasís se recibían armados y las partes de la carrocería sueltas.
Las llantas se inflaban a mano con una bomba de bicicleta, porque no había compresoras, y para echar a andar los vehículos que no tenían marcha automática, se usaba el “crank”, con cuidado de que el motor no “pateara”, porque se corría el riesgo de salir con un brazo roto.

Los automóviles no tenían bomba de gasolina, sino que ésta pasaba del tanque al carburador por la fuerza de la gravedad; esa circunstancia, y el hecho de que la reversa tuviera mayor potencia que las velocidades hacia adelante, hacía que en las cuestas empinadas los vehículos tuvieran que subir en reversa.
El famoso modelo “T” tenía tres pedales, embrague, freno y reversa; el acelerador era una palanca colocada debajo del volante, las partes en un principio se compraban localmente, eran muelles y tornillería que surtía “La Consolidada” y los acumuladores venían de la fábrica de acumuladores “Frisco”.

Con el tiempo, se incorporaron partes de hule, cristales, vestiduras y llantas. La primera factura fue emitida el 20 de julio de 1925, al señor Alejandro Mendoza por cinco turismo y tres camiones.
Para 1932, la planta de San Lázaro fue sustituida por una mayor y más moderna en la Calzada de Guadalupe y avenida Henry Ford, conocida como la planta de La Villa.
- Fuentes:
- Hemeroteca del periódico EL UNIVERSAL
- Fragmentos de textos e imágenes extraídos del libro “60 años de Ford en México – Narrativa Gráfica”.