Colectivo de mujeres charras, mejor conocidas como Escaramuzas, en el rancho del Charro de la Ciudad de México, 1953. Cortesía Emilio García.
Texto: Ruth Gómez y Carlos Villasana
El charro es el personaje más relacionado con México en el imaginario internacional - o al menos su sombrero-. Por años hemos visto la fascinación de nacionales y extranjeros por aquellos que gustan de usar elegantes trajes bordados, acompañados por moños, mancuernas, sombrero y demás accesorios.
Sin embargo, poco se sabe de la relevancia histórica y cultural de estos personajes en la vida nacional. Por ello, EL UNIVERSAL se acercó a la maestra de danza de la Asociación Nacional de Charros (ANC), Rosenda García.
Charros participando en un desfile del 27 septiembre de 1921, en la Ciudad de México. Cortesía Emilio García.
Ella comenta que la ANC fue el primer grupo de charros que se registró ante un notario, a pesar de que ya existían otros grupos que se juntaban a “charrear” a lo largo del país.
La ANC obtuvo su registro el 4 de junio de 1921 y a lo largo de estos 100 años se han dedicado a mantener y dar a conocer todo aquello que rodea a la charrería, que más allá del traje, es todo un estilo de vida.
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En la charrería mexicana se le llama escaramuza a un conjunto ecuestre integrado por mujeres montadas “a la inglesa”, que se presentan en coreografías con música de fondo. Año 1953, Cortesía Emilio García. En la segunda imagen, ocho charros en una formación similar, retratados durante el rodaje de la telenovela Clase 406, en 2003. Foto: Fabián Márquez.
El origen de los charros se remonta a mediados del siglo XVIII, con un grupo de guerrilleros que eran conocidos como “chinacos”; en su mayoría, gente proveniente de las rancherías, sumamente diestros en las batallas y en montar a caballo.
Su vestimenta era modesta, pero a principios del siglo XX empezaron a renovar su traje y adoptaron prendas que pudieran hacer más sencillo el montar a caballo. Poco a poco se fue elaborando y acercando a lo que hoy conocemos como el traje de charro.
Varios charros y escaramuzas retratados en la Fuente de Chapultepec en los años treinta. Cortesía Emilio García.
Inauguración de la Asociación Nacional de Charros en 1943. Cortesía Emilio García.
La charrería se perdió en las haciendas por la Revolución
Contrario a lo que podríamos imaginar, la palabra “ charro ”, no tuvo sus raíces en México, sino en un condado de Salamanca, España, donde también a ciertas personas dedicadas al cuidado de animales, se les llama “charros”.
Rosenda comenta que a pesar de que algunas tareas de antaño, relacionadas con los animales pudieran ser similares, la realidad es que son dos personajes totalmente diferentes, aunque claro, con valor cultural, tanto en Salamanca como en México, respectivamente.
Miembros de la Asociación Nacional de Charros y la SEDENA en los años cuarenta, con sus familias. Cortesía Emilio García.
Ya para finales de la Revolución Mexicana y tras la pérdida de haciendas por parte de muchas familias, la práctica y conocimiento generalizado de las suertes o fiestas charras empezó a disminuir:
“Todas las suertes charras , la gran mayoría, viene de los trabajos en el campo, así se manejan a los animales… bhay ciertas suertes charras que nacieron por la necesidad de dominar y poder trabajar con el ganado, ya fuera para guardarlos o marcarlos. En todo el manejo de los toros, yeguas o caballos se implementaron ciertas suertes y se usó mucho, hasta la fecha, la reata, con la que los enlazan”, explicó García.
Antonio Aguilar al interior de la Asociación Nacional de Charros, que solía estar en Polanco, en los años sesenta. Cortesía Emilio García.
De acuerdo con el Gobierno de México, las “ suertes charras ” se dividen en 9: la Calada de Caballos, Piales en el Lienzo, Coleadero, Jineteo del Toro, la Faena de la Terna en el Ruedo, Jineteo de Yegua, Manganas a Pie, Manganas a Caballo y el Paso de la Muerte.
En Chapultepec los primeros lienzos charros
Rosenda explicó que hoy en día existen diversas asociaciones de charros a lo largo del país y que funcionan como un “club”, es decir, cubres una cuota de inscripción. En la que ella se encuentra, la ANC -cuna de las demás asociaciones-, hay más de 500 charros activos junto con sus familias.
Esta era la vista que recibía a los charros que visitaban la ANC en 1943. Cortesía Emilio García.
Asimismo, indica que todas las asociaciones tienen su propio lienzo charro , un espacio que debe de contar con sus propias caballerizas, baños, sitios para bañar a los animales, más los espacios de uso de las personas.
Al preguntarle por qué se llamó “lienzo” al sitio donde se realizan las suertes o charrerías, Rosenda comentó que de manera personal “lo relaciono a que el lienzo es una parte larga construida precisamente para que salgan las yeguas a las suertes”; sin embargo, desconoce si esto motivó el nombre de lienzo.
Un charro a la entrada de Chapultepec en los años 20. Colección Carlos Villasana.
La experta dijo que uno de los primeros lienzos charros de la capital estuvo en Chapultepec , muy cerca de donde hoy pasa Periférico. A los charros inscritos en la asociación les encantaba ir a practicar ahí. Desde entonces, se les podía ver pasear por el Bosque de Chapultepec con su elegante traje, por lo cual no tardaron en llamar la atención de quienes estaban en las inmediaciones.
Sobre el Lienzo Charro de Chapultepec, se desconoce cuánto tiempo estuvo en la zona, pero en las tarjetas postales y fotografías antiguas se puede constatar que los charros constituían un atractivo turístico de gran relevancia por su cercanía al Bosque y al Paseo de la Reforma; muy especialmente a los que acudían al antiguo Café Chapultepec, que se encontraba muy cerca del lugar que ahora ocupa el Museo de Arte Moderno.
En las primeras décadas del siglo XX, los charros tenían la libertad de cabalgar a sus anchas por Chapultepec, como se ve en esta postal del "Café Restaurant Chapultepec". Colección Carlos Villasana.
De acuerdo con conocedores, los charros de aquella época no cobraban por foto y gustosos posaban para las cámaras de los extranjeros y visitantes locales. Y al igual que muchas otras personas, solían acudir a retratarse en grupo en los monumentos y otros espacios conocidos de Chapultepec, incluyendo la famosa Fuente de Belén, ubicada a unos metros del paradero de la estación del Metro Chapultepec; uno de los lugares preferidos de las fotos grupales de los charros.
Para la década de los 50, incluso la aerolínea Mexicana de Aviación recurrió a la fuerza visual de los charros en sus campañas publicitarias. Colección Carlos Villasana.
El lienzo tuvo un corto periodo de vida, pero la figura del charro comenzaba a tomar fuerza. Fue gracias a las películas del Cine de Oro que la figura del charro cantor se posicionó con artistas como Jorge Negrete y otros actores o cantantes que portaban el traje; sin embargo, de ninguno se puede asegurar que sí realizaban suertes charras de algún tipo, por lo que no se les podría considerar charros en su totalidad.
Charra desde antes de nacer
Rosenda ha vivido la charrería, literalmente, desde antes de nacer. Cuenta que sus padres eran figuras reconocidas en el ámbito charro de la capital.
Su papá, Efraín García y su mamá, Alicia Salazar eran un dueto folclórico de canto y baile. Ellos bailaban con Andrés Huesca y sus costeños, que tenían apariciones en películas de Jorge Negrete. Andrés, al ser un artista muy importante y amigo de la pareja, solía invitarlos a bailar a sus presentaciones en el salón Capri, al interior del Hotel Regis, sobre la Avenida Juárez de la capital.
En esta escena de la película Sólo Veracruz es bello (1949), Andrés Huesca inicia un son jarocho en el arpa, seguido por un ensamble de cuerdas y la voz de Antonio Badú. YouTube.
“Mis papás se conocieron bailando y como Andrés solía invitarlos a trabajar con él, conocieron a mucha gente del mundo de las artes. Mi papá llegó a “doblarle” los pies a Pedro Infante en una escena donde está bailando son veracruzano. Un personaje que quería mucho a mis papás fue el Indio Fernández, quien en 1958 les prestó su casa en Coyoacán para que se casaran por lo civil”.
El Indio Fernández y un infante ataviado con traje charro, identificado como Rudy, en las instalaciones de la Asociación Nacional de Charros en 1966. Cortesía Emilio García.
Su amor por la charrería y los caminos profesionales los llevaron a empezar a trabajar en el lienzo charro de la ANC -Antonio Gil Arenas introdujo a la familia a la vida charra- y no exageramos al comentar que Rosenda estuvo involucrada en la vida charra desde antes de nacer: su mamá, aún embarazada de ella, seguía impartiendo clases de danza en la asociación.
Al ser todo un estilo de vida, referente de las tradiciones mexicanas, no es de extrañar que los charros estén presentes en todo tipo de escenarios que los capitalinos eligen para fiestas, como las trajineras de Xochimilco. Colección Carlos Villasana.
El baile es un elemento muy importante, ya que es tradición que al final de las charreadas se debe de bailar al menos un baile, ya sea sólo El Jarabe Tapatío , pero es indispensable que haya baile debido a que es parte del conjunto de suertes que conforma una charreada.
Rosenda se considera, dentro del contexto histórico, una mujer charra. Se ha involucrado en esta vida desde siempre, aunque no monta a caballo ni realiza ninguna suerte, pero siempre bailó.
Pascual Rubio en los años treinta retratado con charros y militares. Cortesía Emilio García.
A pesar de la importancia cultural que tiene, sabe que la charrería se puede percibir como un estilo de vida que sólo un sector de la población puede disfrutar, pero que en realidad se extiende la invitación a los interesados para que contacten con la ANC a través de las redes sociales, para que se involucren más.
A lo largo de los años, varios artistas y conocidos personajes se han identificado con la charrería y han ejecutado suertes charras, entre los más conocidos están: Antonio Aguilar, Paco Malgesto, Vicente Fernández o Paco Michel, compositor y cantante de la clásica canción “El Aventurero”.
Miembros de la Asociación Nacional de Charros participando en un desfile de los años sesenta, frente a la Catedral Metropolitana. Cortesía Emilio García.
Hoy en día, en el mundo de la charrería hay equipos que compiten entre sí o se organizan eventos o congresos donde se habla de la vida charra. Asimismo, la charrería tiene procesos de cambio porque en la actualidad, los derechos de los animales han tomado mayor relevancia.
Para finalizar, Rosenda comparte la diferencia entre charros y mariachis:
“ Charro es el que tiene su tradición, su vestimenta es distinta, el charro ejecuta diferentes suertes charras. El mariachi, se empezó a vestir de charro cuando ve que en las películas muy antiguas los protagonistas se visten de charros pero cantan y entonces adoptaron el traje del charro. Luis Aguilar o Miguel Aceves sí montaban, pero no hacían suertes. Podría haber charros que se ofenden si alguien le dice mariachi”.
Ya en 1937, la Ford Motor Company anunciaba su modelo V8 con dos charros en su fotografía. Sin duda una idea enfocada a introducir la innovación tecnológica en el mercado nacional, apelando a la icónica figura de los jinetes trajeados. Colección Carlos Villasana.
- Fuente:
- Entrevista con la maestra de danza de la Asociación Nacional de Charros (ANC), Rosenda García Salazar.