Un acto de barbarie, radicalismo y terrorismo lleva 10 años sin solución. El 14 de abril del 2014, miembros del grupo yihadista Boko Haram secuestraron a 276 niñas de una escuela en Nigeria; para la organización extremista, es pecado que una mujer acceda a la educación.
Tras una década del ataque, sólo una parte de las secuestradas regresaron a su hogar. Muchas recuperaron su libertad por sus medios, huyendo de matrimonios forzados y violaciones; otras fueron intercambio por prisioneros, pero aún se desconoce qué ocurrió con 98 de ellas.
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El secuestro de 276 niñas de una escuela dormitorio
La noche del 14 de abril del 2014, el grupo yihadista Boko Haram irrumpió en la secundaria de Chibok, en Borno, Nigeria y secuestró a 276 niñas, de entre 15 a 18 años. Subieron a decenas de menores a varios vehículos, pero algunas lograron escapar saltando de los automóviles o escondiéndose entre la selva.
Ese mismo día, el grupo extremista detonó un coche bomba en una estación de autobuses en Ayuba, donde murieron más de 80 personas. Fue hasta el 5 de mayo que el entonces líder y vocero de la organización, Abubakar Shekau, admitió su responsabilidad en ambos actos.
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En un video, el dirigente del grupo yihadista dijo “yo tengo a sus niñas. Hay un mercado para venderlas como esclavas, Alá me dice que debo venderlas. Él me ordena venderlas”. Según comentó Shekau, para ese momento, 223 niñas estaban en su poder y 53 lograron escapar.
La respuesta del gobierno fue insuficiente y la opinión internacional reaccionó con horror ante el crimen. Desde occidente se creó la campaña #BringBackOurGirls, además de formarse un apoyo multinacional para recuperar a las secuestradas.
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El 7 de mayo, el gobierno de Goodluck Jonathan, entonces presidente de Nigeria, estableció una recompensa de 300 mil dólares –hoy 400 millones de nairas, su moneda nacional–, a cambio de información para localizar a las niñas y se negó la idea de negociar con terroristas.
Cuatro días después, el 11 de mayo, este diario informó que un total de 44 niñas de Chibok escaparon de sus secuestradores desde el día del atentado, más un número no estimado de mujeres secuestradas en ocasiones previas y que también huyeron de Boko Haram.
El diario The Trent recuperó el testimonio de una cautiva que convivió con las estudiantes durante su esclavitud. Según comentó, los yihadistas las violaban más de 10 veces por día.
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“En Chibok reina la tristeza y decenas de padres rezan todos los días para que sus hijas regresen a salvo”, se leyó en EL UNIVERSAL, poco antes de cumplir un mes del secuestro.
Algunas perpetraron actos suicidas en nombre de Boko Haram
Desde 2011, fuentes internacionales sostuvieron que Boko Haram radicalizó sus acciones y tenía como interés la liberación de miembros detenidos, reforzar su presencia en el norte de Nigeria y, sobre todo, establecer un estado islámico que eliminara el gobierno secular.
Para cuando perpetraron el ataque en la secundaria de Chibok, la organización islámica era responsable de más de 4 mil muertes por atentados suicidas, allanamientos y secuestros.
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Los captores comenzaron con la radicalización de algunas estudiantes, además de obligarlas a casarse con islamistas y miembros del grupo terrorista. El 30 de abril del 2014, EL UNIVERSAL aseguró que hombres de Chad y Camerún pagaban 2 mil nairas –12 dólares– para desposar a alguna secuestrada, sin importar su edad.
Para horror del mundo, el 12 de enero del 2015, una niña de 10 años se inmoló en un mercado de Borno, cobrando la vida de 20 personas a nombre de Boko Haram. Desde el 2014, la organización liderada por Abubakr Shekau utilizó a mujeres y niñas para ataques suicidas.
Este diario aseguró que países como Nigeria, Chad, Camerún y Níger registraron más de 40 casos de inmolaciones infantiles atribuidas al grupo yihadista. En su edición del primero de mayo de 2016, EL UNIVERSAL entrevistó a Peter Schouten, experto de War Child, organización que apoya a niños en zonas de guerra, y sostuvo que estos crímenes eran “una táctica de odio”.
“Bajo la mente de Boko Haram, el uso de niñas les permite llegar al corazón de la comunidad para aumentar el número de víctimas, porque quién podría imaginar que una niña de ocho años tiene alrededor de su cintura explosivos”, comentó Schouten.
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El vocero de War Child aseguró que “muchas mujeres [secuestradas por Boko Haram] aceptan lo que sea, con tal de liberarse de la esclavitud sexual a la que son sometidas y no todas las niñas saben que van a ser inmoladas”.
La ofensiva del gobierno nigeriano logró el rescate de 680 personas entre 2009 y 2016, aunque no era suficiente para mermar el terror de Boko Haram.
En ocasiones, incluso después de escapar de manos yihadistas, muchas mujeres y niñas fueron rechazadas al llegar a casa. “No te acerques, eres hija de Boko Haram”, le gritaron a una joven de 17 años, quien resultó embarazada tras repetidas violaciones que sufrió en cautiverio.
El primero de mayo del 2016, el columnista de este diario, Mauricio Meschoulam, publicó Objetos para el terror, ahí describió la situación de mujeres y niñas raptadas por Boko Haram.
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Según explicó, a diferencia de otras agrupaciones que usan a hombres entre 18 y 40 años para actos suicidas, el grupo nigeriano drogó y obligó a sus cautivas a inmolarse. Meschoulam aseguró que algunas menores “han sido violadas y maltratadas en tantas ocasiones, que ofrecen sus vidas no para entrar en un martirio divino, sino para salir del que viven a diario”.
Video de algunas niñas secuestradas por Boko Haram, asegurando que ya se convirtieron al islamismo. Fuente: YouTube.
El fin de la era terrorista, una lejana promesa
Dos meses después del ataque, el 18 de mayo de 2014, se realizó una cumbre en Francia para abordar el caso. El presidente Jonathan aseguró que Boko Haram era “franquicia de Al-Qaeda” y que el rescate de las mujeres raptadas sería “el comienzo del fin del terrorismo en Nigeria”.
Estados Unidos, Francia, Inglaterra y China ofrecieron equipo, asesoramiento y hasta imágenes satelitales para encontrar a las estudiantes. Para el 30 de ese mes, el presidente nigeriano declaró la guerra a Boko Haram y el paradero de 219 mujeres permanecía incierto.
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La acción militar del gobierno se intensificó, con la disposición de 200 vehículos artillados, así como tanques y aeronaves para bombardeo sobre posible territorio yihadista.
Para el primer aniversario del secuestro de 276 niñas de Borno, la ONU acusó a Boko Haram de cometer crímenes contra la humanidad, tras tener testimonios sobre matrimonios forzados, violaciones y desplazamiento de población.
Asimismo, la UNICEF aseguró que, desde 2009, 800 mil niños y sus familias abandonaron sus hogares para evitar la violencia, además de que los estudiantes continuaron como un blanco preferido por los yihadistas, lo que mermó el acceso a la educación de millones de infantes.
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Tras el secuestro de hace 10 años, Amnistía Internacional aseguró que algunas niñas ya se alinearon a los objetivos terroristas, colaborando con asesinatos y crímenes en nombre de Alá.
Tras la muerte de Abubakar Shekau en 2021, los actos de crueldad de Boko Haram continúan, ahora bajo el liderazgo de Ali Ngulde. El nuevo dirigente islamista ordenó el asesinato de 20 mujeres en noviembre de 2022, sólo por sospechar que eran brujas y las culpó por la misteriosa muerte de los hijos Ngulde, sin evidencia alguna.
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A muchas niñas de Chibok se les obligó a casarse; quienes se negaron, murieron a manos de militantes o perpetuaron ataques suicidas. Para abril del 2023, Amnistía Internacional sostuvo que Boko Haram todavía tenía en cautiverio a 98 estudiantes; mientras, los raptos continúan y se somete a civiles a un infierno sin fin.
- Fuentes:
- Hemeroteca EL UNIVERSAL
- Amnistía Internacional – Página web
- Hernández, V. & Hegarty, S. (12 de febrero 2018). "Era casarme o que me pusieran un cinturón con explosivos en la cadera": el drama de las niñas que son convertidas a la fuerza en atacantes suicidas por Boko Haram. En BBC.
- Mazumdar, T. (29 de junio 2015). Niñas secuestradas en escuela en Nigeria son "obligadas a matar en nombre de Boko Haram". En BBC
- s.a. (14 de abril 2015). Un año después del secuestro de Chibok, una niña cuenta cómo sobrevivió a Boko Haram. En UNFPA