Para todos aquellos capitalinos que no querían pasar las fiestas decembrinas en casa y preferían salir a algún hotel o restaurante para disfrutar de una cena típica navideña o de fin de año, con orquesta incluida, EL UNIVERSAL tenía para sus lectores la sección ¿Dónde cenar?, que ofrecía alternativas en precios y variedad de menús con orquesta para bailar.
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Según explica el sitio web NBEA, las cenas baile eran celebraciones en pabellones, parques o salones de baile donde las parejas se reunían para bailar la música del momento.
En el caso de Estados Unidos e Inglaterra, estos eventos sociales florecieron tras la resolución de la Primera Guerra Mundial, justo al comienzo de los años 20. La música que acompañó estos bailes era en vivo, con Big Bands, jazz o valses populares.
De acuerdo con NBEA, para los años 30 y 40, las cenas baile tuvieron otro gran momento con los cadetes estadounidenses y sus parejas que se preparaban para separarse durante varios meses en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
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Siendo temporada de cambios sociales y geopolíticos, algunas de esas cenas baile funcionaron con fines altruistas, de caridad o financiamiento para la guerra, a diferencia de México donde estos eventos se organizaban en el marco de festividades navideñas o septembrinas como el Grito de Independencia.
Las ofertas de cenas-baile para la Nochebuena en 1935
En este recorrido por lugares que recomendaban las páginas de este diario en 1935, hace casi 90 años, nos encontramos el histórico Palacio de Iturbide en la avenida Madero número 17, hoy calle peatonal, para cenar en el restaurante Patio Mexicano.
Además de la posibilidad de gozar de la grata experiencia de visitar esta joya arquitectónica, por 25 pesos se podía disfrutar del menú especial de Christmas que incluía champaña y coñac, cena, variedades, aguinaldos, obsequios y sorpresas, todo amenizado con la música de la orquesta “El Patio Mexicano”.
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Para otros bolsillos existía la posibilidad de acudir a la pastelería – restaurante El Molino, ubicado en la avenida 16 de Septiembre número 47, y disfrutar de la Cena Especial de Navidad, en la que el cubierto costaba 5 pesos e incluía entremés surtido, huachinango a la parrilla, camarones con mayonesa, pavo relleno trufado o lechón al horno, espárragos de Christmas, helado, turrón y café, además de orquesta, los tradicionales regalos, aguinaldos y,a decir de los anfitriones, mucha alegría.
Y para festejar Año Nuevo también había buena comida y fiesta
Para dar la bienvenida al Año Nuevo, la sección ¿Dónde cenar? incluía la publicidad de varios sitios, según se lee en la publicación del 31 de diciembre de 1935.
En la avenida 16 de septiembre número 10, el restaurante Gourmet invitaba a su Gran Cena de Año Nuevo y esperaba a su “distinguida familia” con un exquisito menú cuyos nombres estaban casi todos en francés, una magnífica orquesta, un ambiente refinado, “lleno de alegría y regocijo”; el costo por cubierto era de 4 pesos.
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La pastelería y restaurante El Molino también ofrecía una Gran Cena Especial de Año Nuevo, como lo hacía con la cena navideña, amenizada con la música de la Orquesta del Éxito, exclusiva de la famosa estación de Radio XEW, y que al igual que en la Nochebuena, tocarían las mejores piezas de baile; el costo del cubierto era de 5 pesos que incluía un cóctel Mussolini, canapés El Molino, consomé perla, pescado, jaibas con mayonesa, pavo, relleno trufado o lechón al horno.
A unas cuadras de ahí, sobre la avenida Madero, el antes mencionado Patio Mexicano del Palacio de Iturbide, contaba con los aristócratas del baile “Austin and Meredith” y con la música de Pasquel y su orquesta. El precio por persona era de 25 pesos, lo cual era alto en comparación con las otras opciones.
Otro anuncio muy llamativo en las planas de este diario era el del restaurant Tío Hupffer, en la esquina de las avenidas Insurgentes y Coyoacán, el cual presumía de tener el mejor servicio de restaurante y fiestas inolvidables con sus “Dinners danzantes”, todo por un costo de 10 pesos, que incluía canapés de caviar.
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En esta fecha también se anunciaba el primer festival de Año Nuevo en el restaurante La Selva de la ciudad de Cuernavaca, estado de Morelos, ofrecido por la famosa Asociación Mexicana Automovilística “AMA”, cuyas oficinas se ubicaban en aquellos días en la esquina del Paseo de la Reforma y Donato Guerra. La cena baile costaba 10 pesos.
El popular y céntrico Café de Tacuba no se podía quedar atrás y anunciaba su cena especial de fin de año por 4 pesos, que incluía un cóctel medias de seda, crema de ostiones, romeritos, bacalao a la vizcaína, lechoncito al horno con guacamole o pavo relleno, café y magníficos vinos.
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Para los años 50 y 60, las cenas baile ya no eran para parejas tan jóvenes, sino para matrimonios de varios años que pasaban noches despreocupadas con la élite de la ciudad.
Aquellas décadas los jóvenes se inclinaron por los “escandalosos” nuevos ritmos del momento como el rock and roll, que no podía bailarse en un salón que se dijera “respetable”.
A partir de ahí inició la decadencia de las cenas baile y se marcaron los cimientos para el surgimiento de las discotecas y clubes nocturnos.
Esperamos que este viaje al pasado haya abierto el apetito de nuestros lectores y los invite a salir para disfrutar de esta ciudad y de las alternativas que ofrece para cenar en Nochebuena y Año Nuevo, o bien, festejen en casita en compañía de sus amigos y seres queridos. ¡Felices Fiestas!
- Fuentes:
- Hemeroteca de EL UNIVERSAL
- Ballrooms of the Past - NBEA
- Thiel-Stern, S. (2014). From the dancehall to Facebook: teen girls, mass media, and moral panic in the United States, 1905–2010. En Feminist Media Studies.