He visto La Dolce Vita de Federico Fellini (1961) tres veces. La mayor parte de las películas envejecen rápidamente, sobre todo las más comerciales. Algunas, un número escaso, no. Esta es una de esas. El crítico de cine Roger Ebert dijo que las películas no cambian pero los espectadores si: uno no es el mismo al ver una película la primera vez o veinte años después, como releer un buen libro.

La película recibió la Palma de Oro del Festival de Cannes y fue nominada a tres óscares (lo cual nunca me ha parecido un mérito cinematográfico). En Estados Unidos fue en su época el filme extranjero más taquillero de la historia. Ha sido reconocida por la crítica mundial como la mejor película del director. Fellini nació en 1920 en un pueblo pesquero llamado Rimini, muy similar al que aparece en I Vittelloni (Los inútiles, 1953), Ocho y Medio (1963) y Amarcord (1973). De joven en Roma fue caricaturista y periodista. Trabajó como libretista con Roberto Rosellini en Roma Citta Aperta (1945), Paisa (1946) y otros directores de la época.

La Dolce Vita, en blanco y negro, es su primera película no Neorrealista. No es un filme corto. Dura casi tres horas. En esa época no se permitía a los directores hacer películas que duraran más de noventa minutos por la dificultad para comercializarlas. Participaron cuatro guionistas: Fellini mismo, , , y . Se tardó cinco meses en ser filmada, en su mayor parte en los estudios Cinecitta en Roma, con música del gran Nino Rota, que trabajó con el director durante toda su carrera.

La obra lanzó al estrellato internacional a Marcelo Mastroianni (1924-1998), una especie de alter ego de Fellini, para luego volverse el actor italiano más famoso. Filmó 147 películas entre 1939 y 1996. Su personaje, Macelo Rubini es un periodista que informa sobre escándalos y estrellas de cine, que dice que está escribiendo un libro, pero que metido en la vida nocturna y fiestera de Roma ha perdido sus ilusiones. Es la Italia de la posguerra, que ha iniciado una especie de milagro económico, de tal forma que la Roma aparece en la película no es la del Foro Romano, sino la de la arquitectura moderna, de edificios públicos de piedra blanca, y nada estéticos edificios de multifamiliares.

El reparto es muy destacado. Aparecen Anouk Aimée, la promiscua millonaria que no le encuentra sentido a la vida, Yvonne Furneaux como la novia depresiva y celosa que no tiene nada que hacer y que insiste en casarse con Marcelo, Magali Noel como una corista francesa amiga del periodista. Alain Cuny como Steiner, el intelectual estable y maduro que conoce la vida, que vive con su familia y ama a sus hijos.

El filme dura siete días con sus noches, aunque la última parte parece estar separada en el tiempo del resto de la película. Se ha escrito mucho sobre la obra, incluso analizando su original estructura, no lineal, que se puede dividir en un prólogo sucedido por siete episodios principales, aparentemente desconectados, salvo por la presencia de Marcelo, con un epílogo. Cada uno de los episodios se inicia con el regreso de Marcelo a la Via Veneto, el centro social de Roma en esa época, calle que por cierto Fellini reconstruyó en el estudio.

El personaje de Paparazzo, el fotógrafo de noticias que casi siempre acompaña al periodista es el origen del término , que aún describe a los fotógrafos que de forma agresiva y a veces violenta persiguen a las celebridades.

El primer episodio es la llegada de la actriz Anita Ekberg a Roma y después a una fiesta en las Termas de Caracalla, y termina con la famosa huida a la Fuente de Trevi. La filmación de esta escena tardó una semana, probablemente en invierno. Fellini declaró que Ekberg estuvo durante horas en el agua helada de la fuente sin protestar, mientras que Mastroianni tuvo que ponerse un traje de hule debajo de su ropa, lo cual no lo aisló del frío, por lo que finalmente se tomó unas vodkas para hacer la escena, que por cierto no termina bien para el personaje.

La película sigue con la saga de dos niños que dicen haber visto a la Virgen convertida en un programa de televisión que atrae a una multitud, mientras sus papás reciben dinero para dejar que los niños participen. Este falso milagro alude a un caso ocurrido en 1958, en el que dos niños argumentaron haber visto a la Virgen en una granja en Maratta Alta, cerca de Roma.

Un tercer episodio es la visita a Roma del padre del periodista, para pasar una noche en un cabaret de medio pelo, tratando de revivir pasadas glorias. Ahí nos enteramos que Marcelo conoce poco a su padre, que siempre estuvo ausente de su casa, y que no tiene mucho que ver con él. Es en ese lugar en el que aparece la escena mágica de un triste payaso trompetista con sus globos. Sigue una fiesta de unos aristócratas medio deprimidos, en una gran mansión, con una parte de la casa que no se ha abierto en años, en la que Marcelo es seducido por una pintora norteamericana. En otra escena, en una carretera, Marcelo sostiene un pleito amargo, a gritos, casi terminal, con la novia con la que vive.

La visita a una reunión a la casa de Steiner es relevante en la historia porque el intelectual se presenta como lo opuesto de Marcelo, reflexivo, estable, comprometido. Steiner ofrece al periodista presentarle a un editor para evitar que siga escribiendo sobre temas superficiales. Pero agrega que es mejor una vida anárquica que una vida organizada conforme a las normas sociales; la paz le da miedo porque cree que oculta el infierno, que es lo que verán sus hijos.

Hacia el final del filme Marcelo recibe la noticia de que Steiner se ha suicidado después de matar a sus dos hijos, y no puede explicar la razón. Marcelo, confundido y deprimido, no puede explicar a la policía los motivos del suicidio.

Fue uno de los autores del guion, Tullio Pinelli, amigo de años de Fellini, quien escribió este episodio, por haber conocido de cerca al escritor Cesare Pavese (1908-1950), autor de “El oficio de Vivir”, que se suicidó a los 42 años.

De ahí se pasa a una orgía en una casa a la que el grupo de amigos entra rompiendo un cristal. Pero la fiesta tiene más de soledad y vacío que de diversión.

Marcelo anuncia ahí que ha dejado el periodismo y la literatura, y que se dedicará la publicidad. Supuestamente, dirige la diversión de la reunión.

Al amanecer, el grupo se va a la playa donde encuentra un monstruo marino sacado por los pescadores. Desde el otro lado de la ribera, Paola, una joven inocente que en una escena previa Marcelo había dicho que parecía un ángel, lo llama para salir juntos. Marcelo tiene entonces la posibilidad de irse con ella, en lugar de con su decadente grupo de amigos, pero ya no tiene la habilidad ni las ganas de escoger. Ni siquiera la oye. Es el final de la película. La cámara deja ir a Macelo para –ella sí-- quedarse con la joven Paola.

Condenada en su momento por la Iglesia Católica, y prohibida en la España de Franco hasta 1975, la Dulce Vida es una referencia ineludible de la historia del cine, una obra maestra y un análisis de la sociedad de su tiempo. Fellini es además un creador de imágenes inolvidables: Cristo con los brazos abiertos transportado por un helicóptero, Anita en la Fuente de Trevi—la mujer ideal, inalcanzable-- la imagen de la jovencita al final.

En 1977 Mastroianni fue entrevistado por Dick Cavett para la TV y narró su primer encuentro con Fellini, en el que le propuso el papel principal de la película. Se había descartado a Paul Newman, quien fue considerado demasiado bien parecido, mientras que Marcelo tenía “una cara normal”. No era un buen comentario. Marcelo pidió ver el guion antes de aceptar. Fellini le entregó entonces unos papeles en blanco con una caricatura de un hombre nadando desnudo en una playa rodeado por unas sirenas. Marcelo, contestó: “me parece muy interesante. ¿Dónde firmo?”

La Dolce Vita ha generado innumerables citas, artículos y referencias en otras películas. Sólo menciono dos. En “Bajo el sol de la Toscana” (2003), con Dianne Lane. Una norteamericana amiga suya, ya no tan joven, se mete vestida en la fuente del pueblo. Para no hacer el ridículo debe ser rescatada por el propietario de una villa. En segundo lugar, la excelente “La grande belleza” de Paolo Sorrentino (2013), que es una especie de continuación moderna de La Dolce Vita, presenta a un ex escritor que asiste a las fiestas de la alta sociedad romana tratando de decidir qué hacer con su vida. En una escena, Jeb el personaje central del filme, comenta a su pareja que la va a invitar a ver un monstruo encontrado en la playa.

Sobre la Dolce Vita, The Hollywood Reporter escribió: «Lo eterno es la melancólica constatación de Fellini de que detrás del pecado, la redención, la distracción y la fachada seductora de la vida moderna, solo se esconde el vacío».

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios