En todos los foros nacionales e internacionales en los que se abordan temas medioambientales se advierte y se reitera que el calentamiento global es un factor que esta modificando el equilibrio ecológico de nuestro planeta. Así, desde 2015 se han registrado los 8 años más calurosos en la historia desde que se empezó a registrar la temperatura hace 143 años, lo que tiene como consecuencia un cambio en las condiciones medioambientales que, a su vez, provocan desastres naturales cada vez con mayor intensidad y frecuencia, sin que nuestros modelos predictivos tradicionales puedan proporcionarnos el alertamiento necesario.
Una prueba de ello es que, de acuerdo con diversos científicos, el hecho de que un huracán categoría 5 como Otis se desarrollara a partir de una tormenta tropical de forma tan acelerada e intensa, se encontraba en la frontera entre lo poco probable y lo imposible. Este fenómeno meteorológico nos permite observar varias aristas relevantes: en primer lugar, que si no tomamos las medidas necesarias para contrarrestar el calentamiento global, las condiciones climáticas a las que estamos acostumbrados se verán cada vez más afectadas y esta clase de impactos naturales ocurrirán con mayor regularidad. En segundo lugar, dado que las consecuencias del calentamiento global se manifestarán de forma cada vez más agresiva aspectos como la seguridad pública, vivienda, economía, desarrollo urbano, infraestructura, acceso a servicios de salud, alimentos y agua se verán también afectados.
Por ello, considero que hoy nos encontramos ante un reto doble, por un lado, reducir las emisiones de CO2 para evitar que siga aumentando la temperatura del planeta y se intensifiquen los fenómenos naturales con la afectación consecuente, lo que implica que deben establecerse las condiciones y políticas públicas que permitan a las personas llevar a cabo sus actividades de forma normal con cada vez menos emisiones y, por el otro, si la intensidad y frecuencia de los desastres naturales aumentará en tanto no se reduzca la temperatura del planeta, es necesario desarrollar respuestas y mecanismos institucionales que eviten la pérdida de vidas humanas y el patrimonio de quienes se vean afectados, a través de la coordinación de esfuerzos, medidas preventivas, el mejoramiento de los sistemas de alerta y acciones que mitiguen el impacto de los fenómenos naturales en nuestras ciudades y poblados.
En efecto debemos actualizar los mapas de riesgos, mejorar los sistemas de alertamiento masivo para la población y actualizar los marcos normativos para que las construcciones actualicen también las medidas que se deben tener para evitar consecuencias devastadoras, incluyendo alertas sonoras, cortinas anticiclónicas, radares de última generación y, por supuesto, usar la inteligencia artificial en todo lo que pueda ayudar. La lección que nos deja Otis, es que requerimos empezar a considerar la prevención y alerta ante los fenómenos climáticos como una rutina institucional de alta prioridad, sin dejar de contribuir a la reducción de emisiones de dióxido de carbono. En esta ocasión las y los guerrerenses fueron sorprendidos por condiciones devastadoras que provocaron sufrimiento y dolor para las personas, sin embargo, a partir de este momento la respuesta de las autoridades debe encaminarse a garantizar su bienestar y volvernos más resilientes como sociedad ante las nuevas condiciones ambientales.
Se debe tomar en serio la protección civil pues hasta ahora, los gobiernos la menosprecian, es más, en algunos casos solo se trata de una oficina dentro de alguna dependencia. Otra cosa que no deja de sorprender es la solidaridad de todas y todos los que han proporcionado recursos humanos y materiales a las personas afectadas por Otis, y junto con ellos, quiero expresar mi solidaridad para la gente del Estado de Guerrero. En resumen, de acuerdo con los científicos que estudian el calentamiento global, Otis representó una llamada de atención de la naturaleza y que si la tendencia continúa, los fenómenos naturales que enfrentemos tienen el potencial de acabar con la tranquilidad que conocemos. Otis es un mensaje del calentamiento global.
Senador de la República