Winston Churchill combatió en la guerra para defender las libertades, la democracia y la soberanía de todas las naciones. Y fue precisamente en su gran dimensión histórica, que el primer ministro victorioso de la guerra perdió la elección en la paz que él logró rescatar. Los leones de guerra no gobiernan en tiempos de paz.

La historia tiene momentos sorprendentes y sus coincidencias lo son aún más. Fue precisamente el 5 de marzo de 1946, hace 79 años, que Winston Churchill fue invitado a dar una conferencia en el Westminster College en Fulton Missouri, Alma Mater del presidente Harry S. Truman, ante quien pronunció uno de sus memorables discursos, que tituló: “Los Pilares de la Paz”. Conocido por la denuncia de “La Cortina de Hierro” que dividió a Europa y que marca el inicio del periodo de paz más duradero de occidente; desde la guerra fría y sus posteriores episodios, con la caída del muro de Berlín hasta el arduo intento democrático del sistema político ruso.

Decía Churchill: “Desde Stettin, en el Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente una cortina de hierro. Tras ella se encuentran todas las capitales de los antiguos Estados de Europa central… y todos están sometidos… a una creciente medida de control por parte de Moscú… No creo que la Rusia Soviética desee la guerra. Lo que quieren son los frutos de la guerra y la expansión indefinida de su poder y de sus doctrinas. Pero lo que debemos considerar hoy aquí, mientras hay tiempo, es la prevención permanente de la guerra y el establecimiento de las condiciones de libertad y democracias lo antes posible en todos los países… las dificultades y peligros no desaparecerán porque cerremos los ojos…”.

El clima de paz de esos años muestra la incertidumbre latente de que la paz fuera duradera. Ese mismo año, unas semanas antes, el 22 de febrero, el embajador de Estados Unidos a cargo de la Unión Soviética, George Kennan, mandó un conocido “Largo Telegrama” en donde advertía los riesgos de la voluntad expansionista del régimen soviético a nivel mundial.

En ambos casos tanto Kennan como Churchill reconocen el papel de Estados Unidos y Europa como la alianza militar capaz de contener las ambiciones expansionistas rusas; es el origen de la alianza multinacional más importante de carácter defensivo militar de occidente. Kennan citó a Joseph Stalin que ante una delegación de obreros americanos en 1927 dijo: “La URSS aún vive en un ‘cerco capitalista’ antagónico, que en el largo plazo no podrá lograr una coexistencia pacífica permanente”. Y continúa: “En el curso del desarrollo ulterior de la revolución internacional surgirán dos centros de importancia mundial: un centro socialista, que atraerá hacia sí a los países que tienden al socialismo, y un centro capitalista, que atraerá hacia sí a los países que se inclinan hacia el capitalismo.” Concluye Kennan con una advertencia que podría ser presagio: “Finalmente debemos tener coraje y confianza en nosotros mismos para aferrarnos a nuestros propios métodos y concepciones de la sociedad humana… el mayor peligro que nos puede ocurrir al afrontar este problema del comunismo soviético es que nos permitamos llegar a ser como aquellos a quienes nos enfrentamos”.

Rúbrica. Parafraseando a Reagan en Berlín: ¡Señor Trump, derrumbe usted estas barreras comerciales!

Político y escritor. @AlemanVelascoM

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