Al inicio de su pontificado, Eugenio Pacelli, el Papa Pío XII, en el apogeo del régimen fascista de Benito Mussolini condujo a la grey católica a través del más cruento conflicto bélico hasta ahora conocido.
El pasado domingo, en su primer mensaje dominical, el flamante Papa León XIV dedicó su homilía a fustigar a los líderes que están exacerbando un clima de hostilidad a nivel mundial.
Su declaración tiene una mezcla de petición, exigencia y reclamo: no a la tercera guerra mundial.
“En el dramático escenario actual de una tercera guerra mundial en vilo, como ha afirmado repetidamente el Papa Francisco, yo también me dirijo a los grandes del mundo, repitiendo el llamamiento siempre actual: «¡Nunca más la guerra!»”
La escalada de tensiones entre Rusia y Europa por la invasión a Ucrania, los cambios en la estrategia militar de Estados Unidos en la Alianza del Atlántico, la confrontación con China, las ambiciones expansionistas hacia Groenlandia, Canadá y Panamá, las tensiones que se han generado en la región de Cachemira entre Pakistán e India, la permanente amenaza de invasión de China a Taiwán, las hostilidades del mundo árabe en el interminable conflicto de Israel en Gaza, que ha llegado a hostilidades originadas desde Irán y Yemen, así como otra serie de decenas de países que sufren conflictos internos violentos, son elementos legítimos de preocupación del nuevo Pontífice.
Quedan dos elementos que representan la prioridad de este nuevo jerarca de la Iglesia. Por una parte, reconocer su papel como gestor diplomático de la distensión y, por la otra, transitar exitosamente por las transformaciones que representa la nueva revolución digital. Por ello es lógica su invocación al legado del Papa León XIII, en su histórica encíclica Rerum novarum, relativa al impacto económico, social y religioso de la revolución industrial.
Hoy el Papa León XIV lleva al ministerio de San Pedro en un clima de retórica excluyente, militarista y proteccionista de los nuevos liderazgos políticos de su tiempo.
Es un mundo de gobernantes que valoran más la popularidad que la gobernabilidad, que defienden el proteccionismo con narrativas de hostilidad.
Son los líderes en sus desplantes de voluntad los que imponen sus decisiones; carentes de contrapesos, parapetados en populismos, autocracias o dictaduras disfrazadas que se confrontan con las democracias liberales debilitadas por una nueva generación impaciente, carente de cultura democrática y dispuesta a endosar sus libertades en aras de un discurso falaz.
León XIV tiene ante sí una de las más grandes misiones y uno de los más grandes retos de las últimas décadas; conducir el liderazgo espiritual de 1400 millones de católicos por un mundo de hostilidades e inspirar a las nuevas generaciones en la fortaleza de la fe, los valores éticos y la búsqueda de elevar el valor de su conciencia a través del espíritu.
El Papa León XIV habrá de concebir la forma de unir a un colegio cardenalicio dividido y defender los derechos y las libertades de la feligresía católica y la sociedad en general, ante una jauría de políticos hambrientos de poder aun a costa de la vida de sus semejantes.
Rúbrica. Más poderoso que la lámpara de Aladino. Qatar cumplió el deseo de Trump y le obsequió un avión de lujo. Ahora sí: “ese avión no lo tiene ni Obama”.
Político y escritor. @AlemanVelascoM
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