El 28 de mayo de 1942 el Congreso ratificó el Estado de Guerra declarado por el presidente Manuel Ávila Camacho contra las potencias del eje.

Un hecho histórico que rompió la neutralidad de nuestro país en el peor conflicto bélico del siglo pasado; fue resultado de la doble agresión sufrida por los buques petroleros mexicanos “Potrero del llano” y “Faja de oro”, atacados por el submarino U-564 del régimen nazi en las costas estadounidenses del Golfo de México.

El llamado a la unidad nacional requirió de un delicado trabajo político del entonces Secretario de Gobernación, Miguel Alemán Valdés, en estrecha coordinación con el vicepresidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, con quien desarrolló una relación de aprecio y cordialidad sin precedentes, que dio enormes beneficios a ambos países en los posteriores cargos presidenciales de los dos personajes.

La Declaración de Guerra convocó a un acto multitudinario en el Zócalo, en el cual destacó la presencia del Presidente de México y los seis expresidentes de nuestro país en ese tiempo, con el cuidado de no hacerlo en el balcón central sino en un templete frente al Palacio Nacional.

Al centro, el presidente de México, General Manuel Ávila Camacho, a su izquierda el General Lázaro Cárdenas con su adusto semblante, en el costado opuesto el General Plutarco Elías Calles, así como Abelardo Rodríguez, Pascual Ortiz Rubio, Emilio Portes Gil y Adolfo de la Huerta.

Esta poderosa muestra de unidad nacional requirió un delicado proceso de negociación del entonces Secretario de Gobernación, para que las personalidades, entre quienes ya habían detentado el poder, regresaran a la escena pública sin declaraciones ni discursos para avalar con su sola presencia a una nación que por primera vez habría de participar en un conflicto bélico de talla mundial.

También hubo oposiciones internas que vigilar. La Unión Nacional Sinarquista, resabio del conflicto cristero, cuyos militantes se saludaban con el brazo levantado.

La aportación de México fue valiosa, no sólo por la relación entre las fuerzas armadas de ambos países, cuya máxima expresión quedó plasmada en el desempeño histórico del Escuadrón 201 en el teatro del pacífico.

Menos conocida es la gran contribución de la mano de obra mexicana en los Estados Unidos, cuyos trabajadores y jóvenes estaban siendo reclutados para combatir en los frentes de Europa y el pacífico. Un invaluable trabajo que apoyó, no sólo la maquinaria bélica de los Estados Unidos sino que dio soporte a su producción agrícola y otras industrias. Un esfuerzo que también debió ser reconocido en los festejos conmemorativos de los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Queda este texto como testimonio de reconocimiento a la deuda histórica de todos aquellos mexicanos migrantes que trabajaron detrás del frente de guerra para asegurar la producción, alimentación y suministros en tiempos arduos de los Estados Unidos. Su esfuerzo no fue en vano.

Rúbrica.

42º. Aniversario luctuoso. Como todos los años, el pasado 14 de mayo, la Fundación Miguel Alemán A.C. recordó el legado del presidente Miguel Alemán Valdés. El orador invitado fue el Lic. Miguel Torruco Garza, representante de una nueva generación que con entusiasmo y emoción reconoció el legado en materia turística y promoción interaccional de ese mandato.

Político y escritor. @AlemanVelascoM

articulo@alemanvelasco.org

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