Máximo Ernesto Jaramillo Molina
La falsa idea de un “México mestizo” y el racismo han ido aniquilando las lenguas indígenas. La enseñanza del náhuatl en secundarias en la CDMX será positiva ante una sociedad pigmentocrática.
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En días pasados se hizo viral en redes sociales el anuncio de un programa piloto para enseñar náhuatl de forma optativa en algunas escuelas secundarias públicas de la CDMX. Como pueden imaginar, los comentarios racistas no se hicieron esperar, mostrando nuevamente que vivimos en una sociedad pigmentocrática como lo es México. Veamos con detalle
Más de 7 millones de personas en México hablan una lengua indígena, mientras que casi 26 millones se reconocían como indígenas. La cifra de hablantes supera incluso el 25% de la población en algunas entidades federativas como Oaxaca y Yucatán, según datos del INEGI. Dentro de 68 lenguas habladas en México (sin entrar por el momento al debate necesario sobre lenguas e idiomas), el náhuatl es el más predominante, pues lo hablan 24% del total de hablantes de lenguas indígenas.
Para entender su importancia, imaginemos que el náhuatl incluso llegó a ser el idioma oficial del Virreinato de la Nueva España en 1570, como lo estableció el Rey Felipe II. Claramente, el proyecto nacionalista del mestizaje y la supuesta “homogeneización de las razas” en México durante los últimos siglos, han tenido como consecuencia la continua caída del total de personas hablantes de alguna lengua indígena: según el censo de 1895, casi 16% de la población en México habla una lengua indígena. Esta caída puede estar asociada con la fuerte estigmatización de los pueblos originarios, así como el racismo lacerante del país.
En México, 33% de la población piensa que “las personas indígenas valoran poco el seguir estudiando”. De hecho, 30% de latinoamericanos cree que "la raza debe mejorarse". En nuestra región y en México, hay un claro sentimiento de "superioridad racial" contra los pueblos originarios. Como lo comento en el libro “Pobres porque quieren: Mitos de desigualdad y meritocracia”, esta ha sido la justificación del despojo continuo a los pueblos indígenas desde hace 500 años que comenzó la colonización.
¿Y qué argumentos se han usado actualmente para estigmatizar la propuesta de la enseñanza del Náhuatl? Por un lado, qué es una lengua que se está desapareciendo y por lo tanto “no es una competencia de alta demanda a nivel global”. Otros argumentos apuntan a que “deberían centrarse en otras enseñanzas útiles para el mercado como expresión oral y escrita” (que de hecho ya se enseña) o lenguajes de programación como Python (que de hecho también se enseña en la CDMX)
Más allá del clara racismo y el sentimiento de superioridad sobre las culturas y lenguas indígenas (como un claro reflejo del resultado de la falsa idea del “mestizaje”), el engaño más grave en el que caen tales argumentos es creer que el único y primordial fin de la educación es aprender “competencias” para ser productivo. Además, en los hechos, esto se ha terminado transformando en una estrategia de “más educación para tener más credenciales que validen que eres productivo”.
En lugar de seguir creyendo es los argumentos racistas, meritocráticas, o que sólo piensan en “la productividad para el Mercado”, la educación debería ser vista como desde su potencial para el desenvolvimiento del florecimiento humano. Incluso, la falta de educación jamás debería justificar la falta de acceso a una vida digna y que satisfaga las necesidades (cosa que también se habla en “Pobres porque quieren”).
Muy bien por la Ciudad de México promoviendo la enseñanza del náhuatl, y ojalá más personas tangan la posibilidad de aprender lenguas de pueblos indígenas asociados a su región de origen.