La guerra entre Rusia y Ucrania acaba de exhibir un nuevo campo de batalla: el Sahel africano. Mientras el ejército ucraniano está tomando acciones ofensivas en territorio ruso, también supimos que decenas de contratistas militares rusos del Grupo Wagner murieron en combate con los Tuareg en Malí. Posteriormente se informó que Ucrania había proporcionado inteligencia crucial en apoyo a los Tuareg. Por su implicación en estos hechos, Níger y Malí rompieron sus relaciones diplomáticas con Ucrania. No obstante, el tema es más complejo. El grupo separatista Tuareg, del norte de Malí, lanzó una insurgencia contra el gobierno de ese país en 2012, pero la rebelión fue prácticamente secuestrada por grupos jihadistas. De hecho, los combatientes de Jamaat Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM), un grupo afiliado a Al-Qaeda, afirmaron haber matado a casi 80 combatientes rusos y malienses tras tres días de enfrentamientos en el norte de Malí. Los rebeldes también capturaron a un número indeterminado de contratistas de Wagner. Estos enfrentamientos marcan la primera vez que los mercenarios rusos en Malí han sufrido tantas bajas en combate desde su despliegue inicial en el país en diciembre de 2021. Para ser claros, esta no es la primera vez que Kiev ha sido implicada en ofensivas dirigidas contra paramilitares rusos en África; en septiembre de 2023, se informó que los servicios especiales ucranianos estuvieran detrás de los ataques contra contratistas de Wagner en Sudán.
La cuestión es que cuando hablamos del Sahel africano, estamos hablando de la combinación de terrorismo, golpes militares, crimen organizado y competencia geopolítica, todo al mismo tiempo. ¿Qué busca Kiev al implicarse en operaciones contra paramilitares rusos en el Sahel y cómo es que todo ello se mezcla con la guerra en Ucrania?
Contexto en el Sahel: terrorismo, golpes militares y geopolítica global
1. Para contextualizar: el Sahel africano es una de las regiones más afectadas por terrorismo desde hace años. Según el Índice Global de Terrorismo (GTI) 2023, en los 16 años previos, las muertes por terrorismo en la región crecieron más del 2,000 por ciento, un incremento que está muy “lejos de abatirse”. Esto se relaciona con motores esencialmente sistémicos que incluyen “una débil gobernanza, polarización étnica, inseguridad ecológica, abusos por las fuerzas de seguridad de los estados, conflictos pastorales, el crecimiento de la ideología del islam salafista, inestabilidad política, crimen organizado transnacional, inseguridad alimentaria y la competencia geopolítica global” (IEP, 2023). Para el 2023 Burkina Faso y Malí se encontraban ya entre los cinco países más golpeados por terrorismo en el mundo.
2. Esto no ha mejorado. El Índice Global de Terrorismo 2024 dedica una sección completa al terrorismo en el Sahel. De acuerdo con el reporte, existe una conexión evidente entre el efecto del terrorismo y el grado de crimen organizado en esos sitios. La convergencia entre estos dos fenómenos se puede apreciar con claridad en la zona, especialmente con la mencionada filial local de Al Qaeda, JNIM.
3. Adicionalmente y en conexión con lo anterior, esa región de África también ha experimentado una ola de golpes militares, uno tras otro, y una de las banderas políticas que los generales golpistas han esgrimido, ha sido la de prometer un más eficiente combate en contra del extremismo jihadista.
4. La competencia y rivalidad entre potencias globales también se ha dejado sentir en la zona. En este caso, se trata de una región con una alta influencia histórica de Francia. Ese país había enviado misiones militares para apoyar en el combate al jihadismo, pero su eficacia fue limitada y Macron decidió terminar con esas misiones. Esto a su vez se conecta con otros dos elementos. Uno, que los generales golpistas empleaban continuamente consignas antifrancesas (o anti-ONU) en el discurso que justifica sus acciones, y dos, que Rusia aprovechó los vacíos provocados para incrementar su influencia en la región.
5. Conforme Francia se fue replegando de la zona, el tema ha representado un enorme reto para EU, un país que también tiene presencia en esa región pero que ha sido ineficaz en su competencia con Rusia y que subestimó al brazo ruso para aumentar su influencia ahí: el Grupo Wagner.
6. Ese es el punto en el cual vino la insurrección de Wagner contra Moscú (en 2023), los vaivenes de su líder Prigozhin, y su trágica muerte. Su deceso puso fin a esa rebelión y logró que la organización entrara bajo el control del Kremlin. Pero ello no ocasionó que Putin abandonara su altamente eficaz estrategia en cuanto a África. Lo único que hizo es “rebrandear” a la organización como Africa Corps.
7. Así, conforme Estados Unidos está teniéndose que retirar de la región, Rusia va ganando espacios, empleando a Wagner, en respaldo a las juntas militares.
8. En el caso de Malí, el factor de los Tuareg también cuenta pues su rebelión separatista del 2012 fue velozmente secuestrada por las filiales de Al Qaeda que operaban en la región, mezclando entonces ambos fenómenos.
La situación en Ucrania y la estrategia de Kiev
1. Como hemos explicado en este espacio, ya desde hace algunos meses Rusia tomó la iniciativa de la guerra en Ucrania lanzando nuevas ofensivas y ha ido avanzando paulatinamente, presionando al ejército ucraniano en al menos 11 puntos diferentes del territorio.
2. Ante ese panorama, Kiev está empleando una serie de tácticas con el objeto de que Moscú tenga que desviar recursos militares y humanos del frente, pero al mismo tiempo también, buscando provocar un efecto político interno en Rusia. La más importante de esas tácticas está teniendo lugar en estos momentos y consiste en una ofensiva ucraniana dentro del territorio ruso.
3. Pero el tema del grupo de contratistas militares privados Wagner es particularmente sensible en Rusia, toda vez que se trata de una organización percibida como una especie de Frankenstein que terminó por rebelarse, la cual, incluso tras la muerte de su líder Prigozhin, sigue viva y ahora está adquiriendo una fuerza renovada. La realidad es que Putin no ha podido resistir ante lo atractivo de la estrategia que se encuentra detrás de ese grupo de contratistas privados: penetrar territorios lejanos, incrementar su influencia en espacios en donde el Kremlin tiene intereses geopolíticos y económicos, y a la vez, negar plausiblemente su involucramiento directo en esos asuntos.
4. Por tanto, el golpear las operaciones de Wagner, una agrupación que no solo combatió al ejército ucraniano en el este de Ucrania con ferocidad, sino que ha generado enorme polémica en Rusia, incluso entre personalidades pertenecientes al círculo cercano a Putin, resulta un golpe político atractivo para Kiev.
5. Esa serie de elementos permite explicar la decisión de Kiev de colaborar con los Tuareg (y al mismo tiempo, indirectamente, con JNIM, la señalada filial de Al Qaeda) con tal de combatir al Grupo Wagner. La muerte y captura de decenas de contratistas de esa agrupación representa, sin duda, una brutal humillación para Moscú, y en particular para Putin.
6. Ahora, por tanto, es probable que, en coordinación con el ejército maliense, el Grupo Wagner despliegue combatientes y equipo ubicado en otras zonas, con el objeto de retomar el control de las posiciones que le fueron arrebatadas, y liberar a sus compañeros capturados, lo que podría llevar a enfrentamientos que podrían persistir durante semanas (Rane, 2024). En teoría, esto debería también implicar que Rusia envíe más combatientes a Malí. No obstante, ahí es en donde entra la otra pieza del conjunto de tácticas que están siendo empleadas por Ucrania: la ofensiva del ejército ucraniano en territorio ruso.
7. Conectando los hechos, estamos hablando de una situación que podría limitar las capacidades de Moscú para desplegar personal militar en el corto plazo. El Kremlin necesitará priorizar y, como es natural, dirigir sus esfuerzos a lo que ocurre dentro de su propio territorio y el frente ucraniano.
8. Es probable que eventualmente Rusia tendrá la capacidad, como ya lo ha mostrado en otros momentos, de movilizar el personal que requiera tanto para su frontera con Ucrania, como para sus operaciones en África. No obstante, regresando a Malí, la ferocidad de la insurgencia combinada entre los jihadistas y los Tuareg resultará un dolor de cabeza para los efectivos de Wagner y para la junta militar en ese país. Y no debemos descartar que Ucrania siga contribuyendo con esas agrupaciones.
9. Dicho eso, lo que habrá que evaluar es si toda esta mezcla de factores tiene algún efecto político en Moscú. Hasta este momento, hay que decir que, en todo caso, el efecto es limitado. En efecto, algunos blogueros de asuntos militares han estado criticando fuertemente al ejército ruso por no haberse preparado de manera suficiente para las ofensivas ucranianas en territorio ruso, pero incluso en ese tema, el Kremlin se mantiene enviando mensajes a los blogueros. Apenas el miércoles, un tribunal en Rusia condenó a prisión a Andrey Kurshin, el administrador de un canal de Telegram de blogueros por publicar información "falsa" sobre el ejército ruso.
Fuera de ello, el tema central de lo que acá se describe tiene que ver con la forma como las distintas partes del sistema global se terminan entretejiendo. Lo que sucede en el Sahel no es un asunto exclusivamente “africano”. Las redes criminales y terroristas, los golpes militares y la geopolítica, son componentes de factores que tienen que ser evaluados de manera integral.
Instagram: @mauriciomesch
TW: @maurimm