Es común pensar que la guerra en Ucrania comenzó el 24 de febrero del 2022. Pero no es así. Lo que ocurrió ese día fue el inicio de la invasión rusa a gran escala a ese país. En este espacio empezamos a cubrir el análisis de Ucrania desde fines del 2013. Visto a la distancia, podemos afirmar que, a lo largo de estos años, y especialmente en estos últimos tres, hay un número importante de transformaciones en el sistema internacional que vale la pena revisitar. Esto atraviesa ángulos muy distintos. Permítame ordenarlo de la siguiente manera: Primero, para Rusia, el tema incluye, pero no se limita a Ucrania y tiene muchas otras vertientes que debemos incluir en el análisis. Segundo, para entender lo de Ucrania tenemos que irnos atrás en el tiempo, especialmente a 2013 y 14. Tercero, las coyunturas previas a la invasión frontal rusa y posteriormente las fases de la guerra, han sido enormemente fluidas. Por tanto, hablar de esas coyunturas también importa. Por último, la repercusión mayor y no siempre visible, está quizás en la evidenciada incapacidad de los actuales arreglos e instituciones internacionales para solucionar los conflictos entre estados de formas pacíficas, y el efecto resultante que ello está teniendo en las relaciones de cooperación y conflicto en el sistema internacional. Unas notas al respecto:

1. Es acerca de Ucrania, pero no solo acerca de Ucrania

Ucrania en 2014 fue una gota que derramó un vaso que, desde la óptica de Putin y un amplio sector en Rusia que él representa, estaba ya bastante lleno. Desde su visión, repetida infinidad de veces en discursos, textos y declaraciones a la prensa, desde muchos años atrás, Rusia había sido marginada de las decisiones de seguridad tomadas por Occidente. Sus intereses vitales no eran adecuadamente considerados. Putin expresó varias veces que “los acuerdos de la posguerra fría habían sido incumplidos” (refiriéndose por ejemplo a las continuas expansiones de la OTAN hacia zonas geográficas ubicadas en la órbita de seguridad de Rusia).

Por eso, cuando la OTAN invita a Georgia y Ucrania en 2008 a sumarse a la alianza, Moscú decide enviar un mensaje de fuerza invadiendo Georgia poco después de aquella invitación, y respaldando a dos repúblicas separatistas prorrusas en ese país. Por eso también, unos años después, cuando EU y sus socios apoyan la rebelión en Siria contra el presidente Assad, aliado de Rusia, Putin decide enviar otro mensaje de fuerza brindando el total respaldo y en última instancia rescatando al gobierno de ese presidente. En Siria, Rusia atacaba a los rebeldes no con lo necesario, sino con mucho más de lo necesario para exhibir no solo su fuerza, sino su determinación a emplearla incluso habiendo tropas de EU en la región.

Ese será el contexto en el que Putin lee las protestas masivas que aparecen en Ucrania a fines del 2013. Yanukovich, un presidente prorruso, bajo presión de Moscú, se había visto forzado a suspender la firma de un acuerdo de asociación entre Ucrania y la Unión Europea. Después de varias semanas de manifestaciones, Yanukovich es depuesto del cargo y huye a Rusia. Putin decide enviar un nuevo mensaje de fuerza incluso más fuerte que los anteriores, tomando Crimea y respaldando la rebelión separatista en el este ucraniano.

Asumiendo que Occidente estaba detrás de esas protestas y considerando que Ucrania ya había sido invitada a formar parte de la OTAN, Putin exige desde entonces y hasta ahora, tres demandas centrales: (a) Que Ucrania no forme parte de esa alianza atlántica; (b) que la OTAN se comprometa a no seguirse expandiendo en el área que Rusia estima como su zona de seguridad; y (c) que la OTAN se comprometa a replegar tropas y armamento de una zona de amortización considerable, lo que incluye a varios de los países miembros. Sobre todo, la demanda de Putin es tener un lugar en la mesa y que Rusia sea considerada como un “verdadero par” en temas de seguridad.

Es importante notar que, para las negociaciones actuales del 2025, Putin buscará cubrir si no todas, la mayor parte de esas demandas.

2. Por tanto, lo de Ucrania inicia mucho antes del 2022

Podríamos irnos más atrás en el tiempo, incluso hasta la Revolución Naranja del 2004 o antes. La cuestión central en ese momento, al igual que en 2014, consiste primero, en la percepción de Putin de que Ucrania, un país que él (y un amplio sector en Rusia) percibe como zona natural de influencia rusa, se estaba escapando de su cercanía. Segundo, desde la óptica de Putin esto estaba siendo no solo respaldado sino orquestado por Occidente, y tercero, en esa misma línea, ello consistía en una más de las medidas de Washington y sus aliados para tender a Rusia un cerco, salvo que ahora empleando a Ucrania como plataforma para amenazar directamente a Moscú.

Esto explica en parte la decisión de Rusia de tomar posesión y posteriormente anexar Crimea tras la deposición de Yanukovich, el último presidente prorruso en Kiev, para posteriormente respaldar a la rebelión separatista en el este ucraniano desde el 2014 en adelante.

3. Las coyunturas posteriores, la invasión frontal rusa y la evolución de las ocho fases de la guerra

Cuando Trump asume el cargo en 2017, Putin evalúa que hay un espacio para negociar con él. Como dijimos, sus temas no se limitaban a Ucrania, y él encontró en Trump oídos y comprensión para sus preocupaciones mayores. Por tanto, más allá de que para ese momento ya se habían firmado y relativamente implementado los acuerdos de Minsk I y II y que, por tanto, había una base para un cese al fuego en el este ucraniano, la realidad es que durante aquel primer período de Trump las relaciones Rusia-EU se distienden y las aguas en Ucrania relativamente se calman.

Aún así, nunca se calmaron del todo, las violaciones a los ceses al fuego eran continuas; unas 1,500 a 2 mil personas murieron en los combates durante este período (y más de 14 mil entre 2014 y 2021). La sociedad ucraniana nunca percibió los acuerdos de Minsk I y II como aceptables (entre otras cosas, estos acuerdos demandaban que Ucrania renunciara formalmente a su adhesión a la OTAN y garantizara condiciones para elecciones libres en el este ucraniano). Así que Zelensky lanzó su campaña en 2019, en buena medida a partir de su oposición a estos acuerdos.

Pero en 2021 Trump fue sustituido por Biden en la Casa Blanca. El nuevo presidente lanzó toda su retórica en contra de Putin (a quien incluso llamó “asesino”) y activó una serie de medidas en contra de Moscú, además de unificar a sus aliados en torno a estas posturas antirrusas.

Así que el nuevo mensaje de fuerza de Putin llegó incluso un año antes del 2022. En marzo del 2021 Rusia condujo ejercicios militares y dejó a decenas de miles de tropas amasadas alrededor de Ucrania desde ese momento. Primero 90 mil soldados en dos fronteras, lo que creció a tres y luego cuatro fronteras, con un pico de unos 150 mil soldados alrededor de Ucrania.

La especulación fue enorme. Hubo muchos actores que consideraban que Rusia no invadiría Ucrania, y que se conformaría con amenazar o lanzar otras tácticas de guerra híbrida. Hubo quienes evaluaron que lo único que Rusia haría sería elevar la temperatura de la rebelión del este ucraniano, y en todo caso usar a los mercenarios de Wagner para incrementar los combates en aquella zona específica.

Este ambiente de especulación, incertidumbre y nervios, fue utilizado por Putin a lo largo de todo el 2021 e inicios del 22 para negociar. Pero las negociaciones estaban basadas en los tres puntos que arriba señalé, lo que nunca fue aceptable para la OTAN. Así que al final, Putin decidió lanzar la invasión a gran escala contra Ucrania, atacando al país desde múltiples frentes paralelos.

En ese momento, las metas expresadas por Putin consistían en “desnazificar y desmilitarizar a Ucrania”, esto es: asegurarse de eliminar a Zelensky y a todo el régimen en Kiev, tomando así posesión de la infraestructura política y militar del país, y de alguna forma recorrer la frontera rusa con la OTAN hacia Occidente. Esto se conseguiría con la toma de Kiev y buscando forzar compromisos mayores con la OTAN.

No detallo todo lo que pasó a lo largo de estos tres años; en mis textos del Universal recopilados en dos libros al respecto cuento toda esa historia de manera exhaustiva. Solo menciono acá las ocho fases en que ha corrido esta guerra:

La primera fase fue la ofensiva relámpago rusa en febrero del 2022 sobre tres fronteras del territorio ucraniano buscando tomar velozmente el control de la infraestructura militar y política del país. Ello fracasó y dio pie a una segunda fase: el repliegue ruso de la zona de Kiev y su concentración en el este y el sur con algunas ofensivas relativamente exitosas para Moscú. La tercera, en el otoño del 22, fue una fase de contraofensivas ucranianas mediante las que ese ejército recuperó una parte del territorio que Rusia había conquistado, concretamente en el noreste y en el sur. En la cuarta fase, la fase del invierno del 22 al 23, Rusia reposicionó sus líneas de defensa hacia atrás, enviando a decenas de miles de tropas para la defensa de esas líneas, cavando trincheras, construyendo barricadas y apostando por el desgaste invernal que dificultaba cualquier operación. Paralelamente, Rusia se mantuvo bombardeando la infraestructura civil y energética de Ucrania. La quinta fase sobrevino con la primavera del 23 y consistió en ofensivas y contraofensivas tanto por parte de Rusia como de Ucrania. En especial, la contraofensiva ucraniana que inició en junio con altísimas expectativas por parte de Kiev y de Occidente, y que terminó hacia el otoño e invierno de ese año sin haber cumplido con esas expectativas. La sexta fase transcurrió, podríamos decir, de manera relativamente silenciosa, sin atraer demasiados reflectores a nivel global. Durante esa sexta fase (desde el fin del invierno del 23-24 hasta aproximadamente agosto del 2024), Rusia fue paulatinamente consiguiendo leves pero importantes avances. Esta etapa estuvo marcada por el desgaste de Ucrania, y el peso de la disparidad entre las fuerzas rusas y las ucranianas tras más de dos años de guerra. La séptima fase inició el 6 de agosto del 2024, cuando Ucrania lanzó un inesperado ataque terrestre en la región de Kursk, Rusia, con tropas y vehículos blindados.

El tema es que, por otro lado, en todos estos meses, Rusia se mantuvo avanzando en sus paulatinas pero firmes conquistas de territorio en el este ucraniano. Así que, si Ucrania buscaba desviar recursos rusos del este ucraniano, fracasó en ello. Si Kiev buscaba convencer a Occidente de que aún podía ganar, tampoco podemos decir que ha tenido éxito al respecto. Por último, el haber estirado sus líneas hasta sitios más lejanos, ha dejado otras zonas vulnerables y no ha conseguido levantar la moral ucraniana como Zelensky pensaba que se lograría.

Esto nos lleva a la fase 8, la actual: las negociaciones iniciadas por Trump, de las que estamos escribiendo ampliamente en este espacio.

4. El impacto mayor: el sistema internacional

Esta historia, por supuesto aún no concluye. Solo dejar una última reflexión. La invasión rusa a Ucrania es uno de los factores que están contribuyendo a una profunda transformación del sistema internacional.

Parece haber una convicción generalizada de que las instituciones multilaterales y los esquemas de derecho internacional que fueron construidos como parte de toda una arquitectura para fomentar las relaciones de cooperación y la resolución pacífica de las controversias entre países, han sido brutalmente ineficaces para garantizar la seguridad nacional de los distintos estados. Por tanto, hay cada vez más actores que consideran que solo las armas y la disuasión podrán asegurar el no ser atacados en este entorno anárquico. Esto está derribando los arreglos para el desarme y control de armas, y en cambio, está fortaleciendo las carreras armamentistas y los despliegues militares no solo en Europa sino en muchas otras partes del mundo.

El problema es que paralelamente no ha habido la articulación de un discurso alternativo en el campo de la construcción de paz global que pueda ser lo suficientemente sólido como para competir con la visión de realpolitik y convencer a los estados directa o indirectamente involucrados para actuar en sentidos diferentes. “Paz a través de la fuerza” parece hoy ser el lema. Y sí, el resultado es que estamos en un mundo con riesgos cada vez mayores. Las naciones pesimistas y ansiosas son más peligrosas, como afirma Drezner. Esta conclusión es la que nos tiene que llevar, a los múltiples actores interesados en un sistema más pacífico y estable, a pensar en esquemas distintos, quizás que no regresen a los que han fallado, pero que tampoco nos dejen a merced de las voluntades, intereses y decisiones de individuos que actúan a partir del miedo y la ansiedad.

NOTA ESPECIAL TRAS EL INTERCAMBIO DE ZELENSKY CON TRUMP Y VANCE EN LA OFICINA OVAL

Breves comentarios después del fuerte intercambio entre Zelensky, Vance y Trump en la oficina Oval el 28 de febrero. Retomo lo que he estado explicando en textos previos.

1. Putin ya tenía una posición de fuerza por sus ventajas en el terreno militar, en su capacidad demográfica y económica en contraste con Ucrania para continuar librando la guerra.

2. Para poder negociar con el presidente ruso un acuerdo, y que esto se logre en los veloces tiempos que Trump busca, solo hay una alternativa: efectuar concesiones mayores a Rusia y presionar para que Ucrania se alinee con esas concesiones.

3. Desde la óptica de Putin, Zelensky es un obstáculo para cualquier acuerdo y por ello, desde hace tiempo demanda su cabeza. Así que parte de sus exigencias están no solo en el sentido de conservar el territorio ucraniano que hoy Rusia controla o bien, que Ucrania no forme parte de la OTAN o incluso de la UE, sino también que Zelensky renuncie o se convoque inmediatamente a elecciones en Ucrania.

4. Por tanto y con el fin de apurarse a conseguir el alto al fuego que tanto busca, Trump parece ya estar en modo de efectuar concesiones a Putin (varias de ellas sin pedirle algo a cambio que no sea detener la guerra y dejar a su ejército en el punto en el que está). Como resultado, es posible leer en esa dirección la articulación narrativa de Trump acerca de Zelensky desde hace días: se trata de un “dictador” que “no se ha sujetado a elecciones” y que no debió “iniciar” esta guerra.

5. Lo del 28 de febrero en la oficina Oval es un eslabón más en esa cadena. No solo se llama a Zelensky desagradecido e irrespetuoso del recinto donde se encuentra, sino que se le presiona a aceptar los términos que le sean impuestos u olvidarse del respaldo de EU.

6. Sobre todo, lo que queda en evidencia—y en línea con lo que Putin demanda—es que hoy Zelensky es visto también por Trump como un obstáculo para la “paz”. Es por ello que acto seguido, el senador Graham, gran aliado de Trump, hace explícita la idea de que Zelensky debe renunciar y luego Trump indica que cuando haya “alguien” que desee la paz, que entonces se pida la ayuda de EU.

7. En este punto Zelensky tiene disyuntivas complicadas. Podría efectivamente renunciar y permitir que otra figura tenga mejor suerte que él con Trump, pero eso no se ve como lo más probable. Quizás en cambio, Zelensky recibirá un impulso de apoyo por parte de su población ante las nuevas circunstancias. Otra opción para Zelensky sería volverse el “spoiler” de cualquier acuerdo que Trump quiera negociar y seguir adelante con la defensa militar de su país. Esto tampoco se ve fácil sin el respaldo de EU. Los europeos que se han alineado con Zelensky en las últimas horas, no tienen la capacidad de sustituir completamente a Washington, e incluso si la tuvieran, no están unificados al respecto. Pero aún así, el incremento del apoyo europeo a Ucrania es una posibilidad real mientras paralelamente Bruselas intenta trabajar a Trump. Y otra opción para Zelensky sería intentar recomponer su relación con el presidente estadounidense, lo que hoy se ve más difícil que nunca, pero que podría funcionar más adelante.

8. La perspectiva de que EU elimine todo su respaldo a Ucrania en un momento en que está sufriendo pérdidas considerables, escasez de tropas y armamento, y en el que Rusia sigue avanzando, eleva preocupaciones serias para la resistencia de Kiev. Pero ello podría no terminar ahí. Ahora la posibilidad de que, en un escenario en que la guerra continúa y con la excusa de que ha sido Ucrania quien ha “saboteado” un acuerdo para el cese al fuego, Rusia podría intentar nuevas ofensivas, ahora incluso hacia la capital ucraniana. Será clave entender en qué medida Europa puede evitar al menos los peores escenarios que se avizoran.

9. Por ahora, la firma del acuerdo de minerales Washington-Kiev ha quedado suspendida y la realidad es que Trump no tiene una palanca que pueda presionar a Putin lo suficiente como efectuar cualquier concesión razonable a fin de otorgarle todo lo que Moscú demanda. Por el contrario, a pesar de los muchos daños sufridos por Rusia, Putin está queriendo comunicar que su país está dispuesto a pagar todos los costos que sean necesarios, que el tiempo sigue de su lado, y que lo único que le motivaría a poner término a su “operación militar especial” sería obtener si no todo, casi todo lo que demanda, tanto de Ucrania como de EU y la OTAN.

Hay mucho más que decir, lo seguiremos haciendo estos días

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