Hace unos días hablé de las otras dinámicas que ocurren alrededor de las negociaciones entre Rusia y EU sobre Ucrania que están iniciando. Hoy profundizo un poco más en estos temas dadas las repercusiones que todo lo que está sobre la mesa puede tener.

1. Las primeras conversaciones de alto nivel entre Rusia y EU tuvieron lugar la semana pasada precisamente en la capital saudí y uno de los personajes que más han estado activos para detonar estas conversaciones ha sido Steven Witkoff el enviado especial de Trump para Medio Oriente. Sobra decir que Witkoff está ya trabajando en ambos asuntos a la vez: la continuación del cese al fuego en Gaza, y la iniciativa para un cese al fuego en Ucrania. Para Trump es indispensable tener a Arabia Saudita de su lado. Ese presidente considera al príncipe Bin Salman como una pieza fundamental para toda su visión regional. Trump no solo está pensando en un cese al fuego en Gaza, sino en avanzar los acuerdos de normalización de relaciones de varios países árabes con Israel (llamados Acuerdos de Abraham) que él mismo detonó en 2020, y en impulsar los negocios en toda la zona, lo que incluirá por supuesto, grandes oportunidades para empresarios estadounidenses.

2. Witkoff, su enviado especial, es un empresario del mundo de los bienes raíces que comparte esta visión, y que está mostrando un estilo de negociación enormemente pragmático. Lo que se está haciendo en este momento respecto a Ucrania, entonces es sumar las negociaciones para ese conflicto a la dinámica pragmática-positiva que se está intentando lograr entre Witkoff y el reino saudí (además de otros países árabes), asumiendo que en la medida en que se saque provecho de las buenas relaciones personales, agregando el estilo pragmático de resultados veloces, también podrá activar otra dinámica positiva para eventualmente resolver los temas más difíciles con Rusia. Esto, como ya lo explicamos, pasará por aceptar un número importante de concesiones a Moscú que probablemente tendrán que ser impuestas sobre Kiev.

3. Acá la cuestión obviamente, es que Ucrania está ausente de estas conversaciones, lo que nos recuerda el fallido proceso de negociones palestino-israelíes de la gestión previa de Trump en el que la parte palestina estaba fuera. Naturalmente, cuando el proceso no cuenta con el beneplácito de una de las partes, es muy difícil que sea sostenible. Pero más allá de ese punto que ya discutimos en entregas previas, hay otros actores que pueden resultar impactados.

4. Para empezar, Turquía había mediado anteriormente entre Rusia y Ucrania (y también entre Rusia y EU). Más allá de que nunca se consiguió un cese al fuego, Ankara fue eficaz en sellar otro tipo de acuerdos parciales como el convenio para trasladar granos y alimentos ucranianos hacia distintas zonas del mundo, o bien, incluso algunos intercambios de prisioneros, y conversaciones de seguridad entre las agencias de inteligencia rusas y las estadounidenses para desescalar las tensiones que no paraban de crecer, entre otros. Ahora mismo, Turquía ha quedado marginada de las conversaciones. Mientras Zelensky visitaba Turquía, Erdogan no tuvo empacho en expresar su molestia, no solo demandando un lugar en la mesa, sino también exigiendo que se respete la completa soberanía e integral territorial de Ucrania. En otras palabras, el discurso de Erdogan parece estar en choque directo con lo que la Casa Blanca está ahora mismo concediendo a Moscú.

5. A todo esto, hay que recordar que Turquía es uno de los mayores competidores geopolíticos de Arabia Saudita en Medio Oriente. Turquía es, además, la potencia que resulta ganadora de los más recientes eventos en Siria, en donde el desplome del régimen de Assad a manos de Tahrir al Sham—milicia apoyada por Ankara—ha marginado a Irán y a Rusia, y les coloca en una situación vulnerable en ese país y en la región. Hasta hace poco tiempo, todo lo que sucedía en Siria tenía que negociarse con Rusia. Ahora, en cambio, si Rusia quisiera permanecer en las bases naval y aérea que tiene en ese país—esenciales para abastecer sus operaciones militares y de influencia en África y otros continentes, por ejemplo—las negociaciones tendrán que pasar por Ankara. Pero más allá de eso, hasta hace pocos meses, había un cese al fuego en Siria que había sido negociado hace años justamente por Turquía, Rusia e Irán. Tras estos meses, la evaluación que hacen Moscú y Teherán es que el colapso de ese cese al fuego y la consecuente caída de Assad no pueden haberse dado sin el aval turco lo que, naturalmente, ha fracturado cualquier confianza que había entre Rusia (e Irán) y Turquía. Esto puede estar teniendo un efecto negativo sobre el rol que Ankara podría jugar como mediador para Ucrania.

6. Pero además de ello, sabemos que Trump tiene una mucho mejor relación con el príncipe saudí Bin Salman que lo que puede llegar a tener con Erdogan. Todo esto, junto con el rol de Witkoff está siendo en este momento lo que determina la mediación saudí.

7. La cuestión es que, por su posición geográfica, Turquía es un miembro crucial de la OTAN, controla las puertas del Mar Negro, ruta crucial hacia Crimea y las costas rusas de alta importancia naval. Con ello, Ankara ya hoy tiene influencia determinante sobre las dos salidas rusas al Mediterráneo: el Mar Negro y la base rusa en Tartous, Siria. Esto además del potencial de que Ankara sume su respaldo a Zelensky de manera más directa, lo que podría tener capacidad de influir en todo el proceso si Turquía percibe que sus intereses son marginados en el mismo.

8. Añadiendo piezas a la ecuación, recordemos que para poderse abastecer de armamento y contar con mayores respaldos, Rusia se ha acercado a Irán y a Corea del Norte. Dependiendo de qué se negocie y cómo se negocie, tanto para Ucrania como para Medio Oriente, e incluso al respecto de su propio proyecto nuclear, el factor Irán puede resultar fundamental en todo el esquema. En otras palabras, si Irán percibe que se abre una cuña en su asociación con Rusia, o bien, si sus intereses quedan aislados en el proceso, puede reaccionar de formas contrarias al mismo. En la medida en que Teherán perciba que las negociaciones para Ucrania y en especial para Medio Oriente, están contribuyendo a su actual dinámica de debilitamiento, podría escalar su progreso nuclear—al grado de incluso tomar la decisión de finalmente armar la bomba atómica—o activar a las milicias afines para que saboteen los procesos que estime negativos. En principio, esto parece estarse considerando, pero es difícil saber hasta que punto y sería inteligente no subestimar lo que Teherán podría llevar a cabo para intentar salir del aislamiento y de debilidad que ahora mismo está proyectando.

9. A Corea del Norte no hay que perderla de vista. Kim Jong-un firmó un acuerdo militar con Rusia que ha sido honrado por Pyongyang no solo mediante el suministro de armamento a Rusia sino incluso mediante la contribución con tropas para el combate contra las fuerzas ucranianas. Esto compromete a Moscú para lo que pueda ocurrir en la península coreana. Lo interesante será observar cómo es que Kim está evaluando el actual acercamiento entre Rusia y EU, y ver cómo tratará de que sus propios intereses de seguridad no queden marginados de todo el proceso.

10. Está por supuesto, el tema de China, pero ese merece todo un texto aparte, así que lo dejamos pendiente en este momento.

Lo relevante en este punto es observar todo lo que sucede alrededor de la mesa en donde hoy se sientan EU y Rusia y de la que Ucrania parece estar quedando marginada, pero también seguir de cerca lo que pase con Europa, de quien ya hablamos la semana previa, lo que suceda con otros actores que hoy abordamos, y lo que suceda con China de quien hablaremos pronto. Todo cuenta.

Instagram: @muriciomesch

TW: @maurimm

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios