Después de las dos guerras mundiales y, especialmente, tras el final de la Guerra Fría, se redujo la incidencia de los conflictos entre Estados-Nación y aumentaron, en cambio, las guerras que involucraban a actores no-estatales. En algunos casos las confrontaciones eran internas (el Estado contra actores no-estatales, o, bien, entre los mismos actores no-estatales); en otros, sí había intervención de uno o más estados externos en los enfrentamientos o invasiones militares, pero la mayor parte de esas guerras no eran propiamente entre países, sino guerras locales que se internacionalizaron, o guerras en las que las partes enfrentadas incluían a uno o más actores no-estatales transnacionales tales como organizaciones terroristas, grupos políticos u organizaciones criminales. Esto no implica que las guerras entre estados desaparecieron del todo, pero su frecuencia se redujo por factores que ahora mismo no abordo. El punto es que podríamos estar viviendo nuevamente un cambio al respecto. Además de una guerra de larga duración entre dos estados (Rusia y Ucrania), está creciendo el número de focos rojos de disputas fronterizas entre países, y parte de la transformación que señalo, consiste en que hoy parece haber menos limitantes y más incentivos para que esas confrontaciones se detonen.
Un reciente informe del Soufan Center alerta sobre algunos de estos conflictos potenciales. Cada uno de estos casos podría estallar en cualquier momento y convertirse en una guerra mayor. Acá los comparto, enfatizando una visión más sistémica acerca de la paz global. En otras palabras, ninguno de estos es un conflicto nuevo; por tanto, tenemos que preguntarnos qué partes del sistema son las que hoy, 2023, parecen estar funcionando menos que hace apenas unos años y, en todo caso, cuáles podrían ser algunas estrategias de salida para resolver estas disputas de formas más pacíficas.
1. Disputa fronteriza China-India: Esta es una añeja disputa sobre la llamada “Línea de Control Real”, que es la frontera aceptada como de facto entre los dos países. La disputa ha causado varios enfrentamientos en años recientes, incluyendo un choque mortal en el Valle de Galwan en 2020. A pesar de numerosas negociaciones al respecto, las tensiones entre India y China se elevan frecuentemente. Ambos países han buscado mantener estos enfrentamientos en niveles bajos, y normalmente, cuando se desatan choques, éstos no involucran armas de fuego. Sin embargo, eso no implica que la violencia no escale, o que se eviten muertes o heridos. Además, se trata de tensiones irresueltas que en cualquier momento podrían salirse de control. Por ejemplo, hace pocos días, China publicó mapas que indican como suya una parte del territorio disputado y esto, en un entorno de nacionalismo que hoy prevalece en India, genera incentivos para ir más allá de los canales diplomáticos, ocasionando que a veces un pequeño incidente se convierta en una peligrosa espiral.
Esta situación debe leerse en un contexto de creciente rivalidad entre Washington y Beijing, además del debilitamiento que han sufrido los organismos multilaterales para resolver disputas en el largo plazo.
2. Disputa fronteriza India-Pakistán: Esta es otra disputa de larga historia sobre la región de Cachemira. Los dos países han librado varias guerras por ese territorio y la disputa sigue
siendo una fuente importante de tensión entre ellos. Entre octubre de 2017 y febrero de 2018, se produjeron ataques militantes en Cachemira, lo que incluyó ataques contra un campamento paramilitar y una base del ejército indio, resultando en la muerte de cinco soldados y un civil. Estos ataques coincidieron con un aumento en el bombardeo transfronterizo India-Pakistán a lo largo de la Línea de Control, con miles de violaciones reportadas en 2017 y 2018. Además, se mantuvieron las violentas manifestaciones y protestas anti-India por una Cachemira independiente, con más de trescientas personas muertas entre ataques y enfrentamientos. Tras meses de operaciones militares indias y la declaración de un alto el fuego temporal en mayo de 2018, India y Pakistán acordaron restaurar los términos de su acuerdo de alto al fuego de 2003, pero las tensiones continúan. Apenas el mes pasado, en una parte de Cachemira, el ejército pakistaní acusó a las tropas indias de abrir fuego y matar a un civil en violación a los acuerdos.
La cuestión es que se trata de dos estados nucleares cuya disputa debe evaluarse en un entorno en el que el control de armas y el multilateralismo, ambos, están sufriendo crisis importantes.
3. Disputa fronteriza Armenia-Azerbaiyán: Esta disputa es sobre la región de Nagorno-Karabaj, que es internacionalmente reconocida como territorio azerí, pero que está en gran parte poblada por armenios étnicos. Los dos países libraron una guerra por la región en 2020 y las tensiones siguen siendo altas, especialmente en estas últimas semanas. La guerra en Ucrania es crucial para entender la elevación en el termómetro de esta confrontación, dado que fue justamente Rusia quien consiguió mediar el último cese al fuego entre estos dos países. Hoy, en cambio, se percibe la distracción y ausencia de Moscú en esa zona natural de su influencia, generando incentivos cada vez mayores para que los actores regresen al camino de las armas. Armenia, por ejemplo, una aliada militar de Moscú, está buscando opciones que sustituyan la cobija rusa, pero a su vez, Azerbaiyán está aprovechando las oportunidades que el vacío ruso parece ofrecer para recuperar cada vez más del territorio que reclama como propio.
4. Disputa fronteriza de Chipre: Esta disputa es sobre el estatus de la isla de Chipre, que está dividida en una parte sur de población griega y una parte norte de población turca. Ambas partes han sido incapaces de ponerse de acuerdo en un plan de reunificación y, como resultado, la frontera entre las dos secciones de la isla permanece altamente fortificada. El 18 de agosto de 2023, las fuerzas turcochipriotas agredieron a los cascos azules de la ONU que operaban en Pyla, un pueblo ubicado a lo largo de la llamada "Línea Verde" o zona de amortiguamiento que separa a la República de Chipre del territorio turcochipriota en el norte. Los enfrentamientos, que requirieron la hospitalización de tres cascos azules, estallaron cuando las autoridades turcochipriotas intentaron construir una carretera en la isla sin autorización de la ONU. La ONU condenó el ataque y llamó a las autoridades turcochipriotas a detener la construcción de la carretera. También instó a ambas partes a ejercer la contención y trabajar hacia una resolución pacífica del conflicto en Chipre.
El patrón que tenemos que observar, sin embargo, es la cantidad de agresiones que han estado sufriendo cascos azules, fuerzas e instalaciones de la ONU no solo en ese país, sino en muchos otros. Eso es lo delicado.
5. Además de esas disputas, hay que observar otros espacios como, por ejemplo: la disputa fronteriza del Sahara Occidental sobre el estatus de esa región que es reclamada por Marruecos como propia, pero también por la República Árabe Saharaui Democrática. La ONU ha intentado mediar una solución a la disputa, pero no se ha alcanzado ningún acuerdo y las tensiones han crecido entre Marruecos y la vecina Argelia que reconoce y respalda a los saharauis.
6. O bien, la disputa fronteriza sobre el pueblo de Ghajar, que está ubicado en la frontera entre Líbano e Israel. Actualmente, el pueblo está bajo control de Israel, pero Líbano lo reclama como suyo. En los últimos años, ha habido una serie de incidentes en Ghajar que han aumentado las tensiones entre Israel y Líbano. En 2019, las tropas israelíes dispararon y mataron a un hombre libanés que se aproximaba a la cerca de seguridad. En 2022, se vio a combatientes de la milicia libanesa chiíta de Hezbollah estableciendo posiciones en Ghajar. En junio de este año, Hezbollah instaló dos tiendas militares en la zona afirmando que el área donde se encontraban las tiendas es territorio libanés. Después de una intervención diplomática, una de las tiendas fue retirada, pero la otra permanece ahí. La lectura en Israel es que Hezbollah, una milicia patrocinada por Irán, es cada vez más asertiva y más difícil de disuadir, lo que podría hacer al conflicto estallar.
Estas son solo algunas de las muchas disputas fronterizas que existen en el mundo. Si bien cada una de ellas es distinta y debe entenderse desde perspectivas propias, es importante considerar el entorno global en el que esto está ocurriendo, un entorno en el que las instituciones multilaterales, el derecho internacional y los arreglos para el control de armas se encuentran en crisis. Este panorama no solo produce alertas, sino que debe llamar a la acción de aquellos muchos actores políticos, económicos y sociales en el planeta interesados en la paz y la estabilidad, no solo de los países mencionados, sino del altamente interconectado sistema global.
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